River se quedó con la victoria por 3-1 ante Boca en el Superclásico del fútbol argentino y el plantel lo celebró a lo grande. El triunfo significó mucho más que tres puntos: no fue solo vencer a su máximo rival, sino que implicó quedar a cuatro puntos de la cima -que está en manos del "Xeneize"-, cuando aún tiene un partido postergado y seis fechas por jugar.
Es por eso que el vestuario del "Millonario" fue una fiesta una vez finalizado el encuentro. Marcelo Gallardo vivió el partido a pura intensidad y, finalmente, ganó su primer Superclásico como entrenador en cancha de Boca. Una vez que dejó el campo de juego, apretó los puños y se fundió en un abrazo entrañable con el presidente del club, Rodolfo D'Onofrio. Luego, hizo lo mismo con los encargados de la utilería y demás colaboradores del cuerpo técnico.
Augusto Batalla fue otro de los que se sacó un gran peso de encima con el pitazo final. Tras una actuación que fue de menor a mayor -falló en el gol de Gago y en una salida ante Benedetto, pero tuvo una doble tapada crucial en el cierre-, el arquero transitó el pasillo hacia el vestuario con una ancha sonrisa y a pura carcajada.
Aplausos, gritos de aliento, sonrisas por doquier. Así recibieron los colaboradores a los jugadores en los camarines tras el triunfo. Uno de los más eufóricos fue Gonzalo "Pity" Martínez, quien con su gol ratificó su gran momento y su definitiva consolidación en el once titular "Millonario".
La fiesta del plantel continuó en el micro, durante el trayecto que unió La Boca con el estadio Monumental. En Núñez, los esperaban cientos de hinchas para festejar el triunfo. Los futbolistas y el cuerpo técnico fueron recibidos como héroes.
Pero la celebración no pudo extenderse demasiado. Este lunes por la mañana River volvió a los entrenamientos en el predio que el club tiene en Ezeiza, con vistas al duelo ante Melgar de Perú por la Copa Libertadores. El equipo del "Muñeco" ya está clasificado a la próxima instancia pero buscará un buen resultado para consolidarse en la cima de su grupo.
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