El Alberto J Armando fue una fiesta en lo que significó una nueva edición del Superclásico. La impactante salida de los equipos representó un espectáculo extra en el encuentro que protagonizaron Boca y River.
La Bombonera se vistió de azul y oro cuando los protagonistas salieron al campo de juego. Bengalas, pirotecnia y un ensordecedor aliento fueron los factores más destacados de la parcialidad local.
El grito constante recordando la estadía del Millonario en la Primera B Nacional fue el tema principal que bajó de las tribunas, pero todo pasó al olvido cuando Patricio Loustau abrió el telón del derby más convocante del país.
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