Faltaban solo diez segundos para el final del clásico entre el Real Madrid y el Barcelona. El empate parecía inamovible y significaba una nueva decepción para el conjunto catalán que venía del duro golpe de ser eliminado de la Champions League a manos de la Juventus. Sin embargo, como de costumbre, Lionel Messi apareció con todo su esplendor para enmudecer al Santiago Bernabéu y sellar una agónica victoria para los dirigidos por Luis Enrique.
En los primeros minutos del encuentro, los ojos de todo el mundo volvieron a posarse sobre Messi y Cristiano Ronaldo, esos dos jugadores que hace años protagonizan una silenciosa y caballerosa rivalidad. El portugués parecía más fino en sus intentos, mientras que "La Pulga" no lograba convertirse en el eje de su equipo.
A los 19 minutos del primer tiempo iba a producirse una jugada trascendental. El rosarino encaró hacia el arco rival y Marcelo lo derribó con un codazo en el rostro, pero el árbitro Hernández Hernández no cobró la falta. "La Pulga" quedó tendido en el suelo, sangrando, y debió ser atendido por los médicos. Con un apósito en la boca, volvió al campo de juego y, a partir de ese momento, cambió su rol y su incidencia en el encuentro.
Cada vez que se puso en contacto con la pelota, Messi fue determinante y llevó peligro al arco defendido por Keylor Navas. Cuando el Real Madrid se puso en ventaja a través de Casemiro, el argentino apareció cinco minutos más tarde y, con un gol de sello propio, dispuso el empate.
En el segundo tiempo se acrecentó su figura. A falta de 13 minutos para el final, con su equipo ganando por 2-1, forzó la expulsión de Sergio Ramos, el baluarte de la defensa "Merengue". El zaguero le entró fuerte abajo y debió dejar la cancha de manera prematura.
Si algo distingue a Messi es su capacidad para sorprender, para torcer el rumbo de la historia cuando los demás ya se dan por vencidos. Eso sucedió en el minuto 91'50" del partido. Todo indicaba que el clásico terminaba 2-2, pero "La Pulga" frotó la lámpara: conectó un centro atrás que provino desde la izquierda y, con un disparo esquinado, desató el delirio catalán.
Ese no fue un gol más en la carrera de Lionel: no solo significó una victoria dramática -y necesitada- ante el clásico rival, sino que fue su conquista número 500 con la camiseta del Barcelona.
👑 #Messi500#ElClásico #ForçaBarça pic.twitter.com/I1qwfwBwUw
— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) April 23, 2017
LEA MÁS:
Con un gol agónico de Messi, Barcelona le ganó a Real Madrid en el Santiago Bernabéu