Hace apenas un mes atrás, la AFA llevó a cabo la última Asamblea. La última gran batalla de la dirigencia dividida del fútbol argentino. El calor, la desprolijidad, la ausencia de condiciones propicias para los presentes y la falta de certezas expusieron una fotografía precisa del momento que vivía la Asociación tras la muerte de Julio Humberto Grondona.
En el mismo lugar, un mes más tarde, la AFA eligió democráticamente un presidente diferente tras 41 años desde que Julio Humberto Grondona irrumpió en escena. Ningún dirigente de la actualidad conoce, a ciencia cierta, lo que es el fútbol sin Grondona. Nadie estuvo antes de que él llegue a imprimir a fuego su impronta. Cómo se maneja, cómo se vive, cómo se debe responder a un presidente elegido por los votos que no sea Grondona. No hay rastros, ni pistas del camino.
Entre el luto con Luis Segura al frente, el fallido 38-38 y la vulnerable Junta Interventora, el fantasma de Don Julio siguió sobrevolando. La refundación comenzó este 29 de marzo de 2017 en el Predio que la AFA posee en Ezeiza con el nombramiento de Claudio Fabián Chiqui Tapia como flamante conductor por 40 votos positivos contra 3 en blanco. La primera advertencia de escisión antes de empezar.
La muestra cabal del cambio estuvo en los detalles. De aquel febrero caluroso con apenas un dispenser con agua natural y camisas transpiradas de los dirigentes, a esta celebración lujosa. El estadio de Futsal se preparó para el evento: secretarias veinteañeras sonrientes recibieron a los dirigentes, hubo aires acondicionados colocados especialmente para la ocasión, catering de alto nivel, máquina de humo, luces de fiesta, un living como si fuese un casamiento y hasta un stand con cerveza.
Los protagonistas, acordes al suceso, se pusieron lo mejor de su vestidor para no desentonar. Tapia subió fotos cortándose el pelo el día previo y Daniel Angelici abandonó su barba tupida. La pinta no pareció ser lo de menos.
Entre invitados de la farandula del fútbol –Guillermo Coppola, el árbitro Federico Beligoy, el ex arquero Pablo Cavallero y el líder de Agremiados Sergio Marchi, entre otros–, hubo dos dirigentes que se llevaron todos los elogios de sus pares: el propio Tapia y Pablo Toviggino, el directivo del interior que fue fundamental en el ascenso al poder de Chiqui. El hombre que es señalado como uno de los cerebros junto con Daniel Ferreiro, de Nueva Chicago. Ambos tendrán los cargos ejecutivos en el nuevo gabinete de director ejecutivo y director financiero, respectivamente.
El ingreso al recinto de Toviggino fue como el de un youtuber a un patio escolar. "Vamos Toviggino, vamos el interior", le gritaron algunos dirigentes en la puerta cuando el integrante de la Junta Interventora intentaba cumplir con todos los saludos antes de meterse en la Asamblea. Una enorme sonrisa cubría su rostro, mientras los más osados intentaban sacarse una selfie.
Instantes más tarde arribó Tapia, secundado por su suegro Hugo Moyano y una abultada comitiva. Ellos dos y Angelici formaron el tridente que se sentó en primera fila para seguir de cerca la histórica elección.
Del otro lado, Marcelo Tinelli estuvo inmutable durante toda la ceremonia acompañado por los integrantes de su frente –que bien podría ser considerado la incipiente oposición– Eduardo Spinosa (presidente de Banfield), Mario Leito (presidente de Atlético Tucumán) y Hernán Lewin (ex mandatario de Temperley). El conductor televisivo, a pesar de que terminó sentado en la mesa de la conferencia de prensa, siguió todo desde afuera. Sin emitir apenas un gesto que pueda ser malinterpretado. Sabía que las cámaras se iban a ir con él.
Cuando se mencionó el 28° voto a favor de Tapia, el tibio "olé, olé, olé, Tapia" y el "se siente, se siente, Chiqui Presidente" bajaron de las gradas donde fueron ubicados los periodistas. No eran cronista, eran directivos de menor rango que no habían podido ingresar al centro de la Asamblea y debieron permanecer en el corralito, aunque al finalizar la ceremonia se codearon al ver una puerta desprotegida y apuraron el paso para colarse en pos de conseguir la foto con el hombre del momento.
En el recuento, síntomas de un papelón que todavía cala hondo, los encargados de abrir los votos pidieron correr todos los papeles de la mesa, como así también las botellas y los pies de micrófonos que obstruían la vista. Los recuerdos del 38-38 todavía permanecían frescos.
"Empezamos a refundar entre todos la AFA", fueron las primeras palabras que pronunció el dirigente de Barracas Central como flamante mandatario del fútbol argentino. Lanzó un mensaje conciliador y pidió colaboración, de los que no están de acuerdo con su proyecto, pero también de la prensa. El mismo mensaje que lo llevó a generar una mayoría abrumadora que le permitió liderar la única lista. Tras los incesantes abrazos de los integrantes de su círculo, llegó la correcta felicitación de Tinelli, Spinosa y compañía.
Minutos más tarde, Tapia abandonó el Estadio de Futsal para subirse a la combi que unió los 400 metros de distancia que había con la sala de conferencia. Adentro del vehículo estaban los integrantes de su Comisión Directiva, pero también Tinelli y Juan Sebastián Verón.
El Chiqui se sentó ante los cientos de medios presentes para responder unas pocas preguntas. Previamente, instó ante todos a Tinelli a sumarse al atril que convocó también a Verón, Daniel Angelici, Alejandro Nadur y Hugo Moyano como caras de peso. "Llamé a Marcelo a que nos acompañe para que se vea el esfuerzo que ha puesto cada uno para institucionalizar la casa", explicó ante todos.
Esa foto era la que buscaba Chiqui, la de la unidad. La de todas las partes juntas después de una elección sin sobresaltos. "Este era el compromiso, que entre todos aportáramos lo necesario para salir de esta situación. Me parece que es importante el camino que hemos empezado hoy", le dijo sobre esa foto final a Infobae en un breve mano a mano al abandonar el recinto.
"¿Qué es lo primero que voy a hacer? ¡Trabajar! Mañana ya empiezo", le aseguró a este medio antes de volver a meterse en la combi rumbo a lo que sería la celebración que horas antes había dado la primera impresión de cambio en el Día 1 de la refundación. Unidad ante las cámaras y lujos. Porque la pinta, al fin y al cabo, no es lo de menos.
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