Rio Ferdinand tuvo una laureada carrera como futbolista, al convertirse en un emblema del Manchester United y la Selección de Inglaterra (fue capitán en ambos equipos). Sin embargo, su presente dista demasiado de esa época dorada de su vida.
El punto de inflexión, que dio comienzo a este calvario, sucedió en 2015, cuando su mujer Rebecca falleció a los 34 años a causa de un cáncer. El ex defensor quedó viudo y con tres hijos pequeños. Pese a que han pasado algunos años, en una entrevista a The Times Magazine reconoció no haberse levantado de ese duro golpe.
"Nadie está preparado para una pérdida como esta. Ella me dijo antes de irse que sería un papá y una mamá magnífico para los niños. Yo nunca pensé que fuera a pasar. Ella se marchó diez semanas después de que le diagnosticaron cáncer", comenzó su relato el hombre que inició su carrera como profesional en Bournemouth.
Algo que le permitió descubrir el paso del tiempo fue su necesidad de ser ayudado: "Al principio bebía mucho por las noches después de acostar a los niños. Hasta que un día me desperté y no era capaz de llevarlos al colegio. Hasta tuve un accidente de coche. Me di cuenta de que no podía seguir así. Sufrí ataques de pánico", detalló Ferdinand.
El jugador, que supo consagrarse campeón a nivel clubes con los Diablos Rojos, abandonó la actividad con la camiseta del Queens Park Rangers sólo cinco semanas después de la muerte de su pareja. "Ahora entiendo la importancia que tenía como madre. Nosotros los hombres somos ignorantes. Las mujeres cuidan de la familia y del hogar y creemos que eso no es un trabajo. Es un trabajo muy duro. Son las cosas básicas. Siempre solía levantarme y llevar a los niños a la escuela todos los días, pero me desperté diez minutos antes de que tuviéramos que ir. Los duché, les di el desayuno y los metí en el coche para llevarlos a la escuela", relató.
Aunque reconoció que no ha pensado nunca en el suicidio, expresó que ahora entiende las razones que pueden llevar a eso: "Solía leer historias y pensar, ¿cómo puedes ser tan egoísta y suicidarte o intentar suicidarte? Ahora puedo hasta empatizar".
"Mis hijos no han aceptado aún que su madre no volverá. Ha sido una tarea difícil, pero algún día entenderán", culminó con dolor.
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