Marcar un gol es sinónimo de alegría, pero también puede ser un desahogo. Los delanteros viven de marcar y liberan la ira contenida cada vez que inflan la red; pero este no fue el caso de Fabio Quagliarella el pasado fin de semana en la igualdad entre Sampdoria y Cagliari.
Luego del encuentro, el punta rompió en llanto en una nota. Es que hacía pocos días había terminado una enorme pesadilla, la cual lo atormentó durante varios años de su carrera. Un tribunal de la localidad de Torre Annunziata, al sur de Nápoles, condenó por difamación a cuatro años y ocho meses de cárcel a un ex agente de Policía que acusó al futbolista de participar en fiestas de la Camorra, de consumir drogas y practicar la pedofilia.
"He pasado cuatro o cinco años en los que mi familia y yo hemos sufrido mucho, pero por suerte la Justicia nos ha dado la razón", declaró, entre lágrimas, el jugador en el campo de juego ante una consulta de un periodista de Sky Sports.
El acosador le mandaba cartas chantajeándolo, en las que amenazaba con revelar supuestos casos de pedofilia, consumo de drogas y relaciones con la camorra napolitana mediante falsos mails y fotos trucadas.
En 2009, Napoli le compró al Udinese (18 millones de euros) la ficha del futbolista que supo vestir la camiseta de la Nazionale en una Eurocopa, un Mundial y una Copa Confederaciones. Al principio, su felicidad era inmensa, debido a que por fin podía defender la camiseta de su lugar de origen; sin embargo, la aparición de Raffaele Piccolo cambió todo por completo. Al principio le pedía sólo camisetas y autógrafos, pero con el correr del tiempo la situación se agravó.
Ante esto, emigró a Juventus: primero en forma de cesión y luego como traspasado. Él y su familia recibieron amenazas de muerte, como consecuencia de la traición futbolística. "No podíamos salir de casa, pero teníamos que estar callados porque había una investigación abierta", reveló.
"No decidí irme del Napoli de un día al otro. No había ningún motivo, la causa era únicamente esta. De Laurentiis me echó solo por estar cartas. Tras las calumnias, enviadas a la sede del Napoli en 2010, el presidente me dijo que dejara de vivir en Castellammare. Al principio me llamaba cada día. Luego, no me volvió a hablar más", profundizó.
Los abogados aconsejaron al futbolista que no hiciera declaraciones para no interferir en el proceso judicial. "No me hubiera ido nunca de la que he considerado mi casa si no fuera por este motivo", cerró.
A sus 34, tras cinco años de sufrimiento y casi siete años más de espera, la justicia ha puesto fin a la pesadilla que tuvo que soportar Fabio Quagliarella.
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