Con realidades opuestas el Real Madrid y el Osasuna se vieron las caras en El Sadar de Pamplona. Mientras los Merengues se presentaron con la misión de recuperar la cima de la Liga (tiene dos partidos menos que el Barcelona), el dueño de casa se ilusionó con dar el golpe para soñar con la permanencia.
La impactante lesión que sufrió Cayetano Bonnín durante el primer cuarto de hora del espectáculo impuso una carga emotiva mezclada con factores de terror. La escalofriante escena generó un manto de preocupación en compañeros y rivales, dado que el choque con Isco motivó la exclusión del jugador.
En ese contexto, donde muchos se preguntaban sobre la integridad del volante, Cristiano Ronaldo capitalizó una milimétrica asistencia de Karim Benzema y batió a Salvatore Sirigu. Con el 1 a 0, la victoria de la Casa Blanca parecía inmodificable.
Sin embargo, la falta de concentración de los defensores capitalinos le permitió al elenco de Vasiljević emparejar las acciones. La pasiva actitud de Varane y Sergio Ramos le dio la posibilidad a Sergio León de igualar el duelo con una exquisita definición por encima de Keylor Navas.
En el complemento, cuando el panorama parecía complejo para el elenco de Zidane, Benzema volvió a intervenir en un ataque que culminó en la red. El delantero francés desarmó a la última línea local y cuando perdió el control de la pelota, Isco surgió a toda velocidad para terminar la escena con una definición cruzada. El triunfo le devolvía la sonrisa a Zizou.
El cierre de la noche llegó con una notable definición de Lucas Vázquez. A pesar de la injusticia en el marcador, porque el Real Madrid sufrió más de lo pensado, el Merengue volvió al lugar del privilegio con el detalle de tener la posibilidad de extender la diferencia sobre el escolta si suma los 6 puntos que tiene por jugar. La Liga de las Estrellas se viste de blanco.
Por Fernando Taveira – ftaveira@infobae.com
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