El delantero del San José Earthquakes, Quincy Amarikwa, se subió al primer taxi que encontró en su afán de llegar al aeropuerto de Los Ángeles. El típico diálogo con el conductor del vehículo comenzó a extenderse y generó una empatía. Su circunstancial chofer le confesó que tenía una dura deuda que podría hacerlo perder su casa. Amarikwa no dudó en ayudarlo.
Al bajarse del vehículo, no sólo le entregó el dinero correspondiente al viaje, sino que también le dejó un cheque firmado de 2200 dólares, cifra que necesitaba Pedro Hahamian para saldar los dos meses de atraso en la hipoteca de su casa.
"Si hay una forma de ayudar a alguien, es necesario encontrar una manera de hacer eso", justificó su acto el futbolista de 29 años que había asistido a una conferencia de marketing.
"Yo no lo podía creer. Pensé que era una broma", le confesó el taxista al medio norteamericano NBC Bay Area, que se hizo eco del suceso ocurrido hace unas pocas semanas atrás.
Hahamian le había contado que la industria de los taxis había cambiado profundamente durante los 18 años que había estado en la profesión y también se sinceró al confesar que sentía una tensión por la proliferación de servicios de viajes surgidos en los últimos años. "Hay demasiados taxis ahora. Es difícil hacer una vida", le explicó.
Suficientes palabras como para convencer al delantero que comparte equipo con el argentino Andrés Imperiale. "Simplemente me di cuenta que era una persona realmente agradable. Era de buen corazón y un trabajador duro", advirtió.
Su historia sólo se había conocido por Snapchat, hasta que finalmente decidió sentarse con un medio para viralizarla con la esperanza de que de ese modo podrá convencer a otros de ayudar. "Soy un firme creyente que lo que proyectas al mundo es lo que recibirás. Las cosas no se dicen, se hacen", señaló.
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