"Amistoso le dicen en la tele", lanzó Fernando Tobio en la semana previa al Superclásico de Mar del Plata, el único del verano, y tenía razón. River venció a Boca por 2 a 0 en un partido cambiante en el dominio del juego pero no en la tensión, que terminó con seis expulsados.
Boca tomó el control del partido desde el comienzo y a los ocho minutos tuvo la jugada más clara tras un buen ataque manejado por Pablo Pérez y Frank Fabra que terminó con un remate de Cristian Pavón que tenía destino de gol pero que tuvo en un toque de Augusto Batalla una salvada providencial para River.
Los de Guillermo mostraron en esa parte mejores conexiones futbolísticas. Centurión desequilibraba con su talento y velocidad, Gago y Pérez manejaba el medio y Fabra y Peruzzi hacían la suya por los laterales. A esa altura River apelaba a cortar el juego con faltas y se cargaba de amarillas.
Boca, que tuvo otra clara a los 29, no pudo concretar y el primer tiempo comenzó a equilibrarse en la tenencia de la pelota. Entonces llegó una vehemente protesta de Guillermo Barros Schelotto al árbitro Néstor Pitana y el DT fue el primer expulsado del encuentro.
El primero tiempo terminó en cero para ambos pero Boca había dejado una imagen más consistente. Al regreso de los equipos al campo, Pitana echó a Marcelo Gallardo y a Gustavo Barros Schelotto por la salida tardía del vestuario.
Comenzó el segundo tiempo tras algunas discusiones y River se decidió a presionar a Boca. Comenzó a afirmarse en el mediocampo, obligó al error de los Xeneizes presionando en la salida y en un ataque de Gonzalo Pity Martínez llegó la apertura del marcador porque el árbitro cobró penal para el Millonario luego de una mano de Juan Insaurralde en el área. Sebastián Driussi lo cambió por gol y River se puso 1 a 0.
Allí Boca se repitió en errores, lo que antes sólo eran toques se transformó en roces, en nerviosismo. Y llegó el 2 a 0 por un cabezazo de Arturo Mina, un jugador que era resistido por el público (venía de jugar un muy mal Superclásico por el torneo, en el 4-2 de Boca en el Monumental), y que debió haber sido disputado en el primer tiempo por un planchazo sobre Benedetto.
Así el Millonario pasó a dominar un partido áspero, con mucha pierna fuerte, que se crispaba cada vez más. El Millonario empezó a tocar la pelota, sus hinchas hacían bajar el ooole, oooole, y el desenlace fue una gresca que terminó con trompadas entre jugadores y otros tres expulsados: Juan Insaurralde y Darío Benedetto en Boca y Sebastián Driussi en River.
Para River fue un respiro luego de la dura derrota que había sufrido por el campeonato, con los recordados goles de Carlos Tevez. Para Boca, el sabor amargo de la derrota en un clásico que nadie quiere perder.
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