Casi dos meses después de la tragedia del Chapecoense, el arquero Jackson Follmann, uno de los tres sobrevivientes del plantel, rompió el silencio. Desde la clínica donde continúa su recuperación -es el único que sigue internado- habló sobre el momento de la caída del avión y de sus planes para el futuro, tras haber sufrido la amputación de parte de su pierna derecha.
"Recuerdo que las luces se apagaron y se prendieron las de emergencia. Luego, el avión comenzó a fluctuar", relató Follmann en la entrevista concedida a la cadena Globo. También dijo no recordar el momento exacto en que el avión de la empresa boliviana LaMia se estrelló en el Cerro Gordo de la región de Antioquia, en Colombia. "Fue muy rápido", aseguró.
Sobre los instantes posteriores al accidente, contó: "Estaba muy oscuro y hacía un frío tremendo, llovía. Yo gritaba 'Socorro, no quiero morir'. Algunos amigos también gritaban. Después escuché a los rescatistas llegando y gritando 'Policía Nacional'".
El arquero se despertó recién cuatro días después, internado en un hospital de Colombia. Su familia ya había llegado desde Brasil para acompañarlo. "Recuerdo que entró mi madre y hablamos. Fue difícil. También estaba mi padre. Abrí los ojos y lloraba mucho", comentó.
Además de la amputación parcial de su pierna derecha, Follmann también fue intervenido en el pie izquierdo y fue sometido a una delicada cirugía cervical. En unos días, será trasladado a la ciudad de San Pablo para comenzar el proceso de utilización de la prótesis.
A pesar del duro momento que le tocó vivir, el joven se mostró sonriente y esperanzado en poder volver a tener "una vida normal". Entre sus planes más importantes está el de casarse con su novia. Además, retomará su hobbie de tocar la guitarra y cantar.
El sábado pasado, Follmann dejó transitoriamente su internación para participar del homenaje que se realizó a las víctimas de la tragedia en la previa del amistoso entre Chapecoense y Palmeiras. Allí, junto a Helio Neto y Alan Ruschel, los otros sobrevivientes, levantó el trofeo de la Copa Sudamericana, campeonato que fue cedido por Atlético Nacional de Medellín tras la final que quedó trunca por el accidente.
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