El Real Madrid atravesó una prueba de fuego para saber dónde estaba parado, tras las últimas dos caídas por liga y Copa del Rey ante Sevilla y Celta, respectivamente. Pudo sacar adelante un encuentro complicadísimo ante Málaga, aunque no terminó de convencer. El doblete de Sergio Ramos (hace rato en el podio de los mejores defensores del mundo) fueron demasiado para la visita.
Los dirigidos por Zinedine Zidane sacaron ventaja en la primera etapa, en la que la diferencia en el tanteador fue exagerada. Recién en el complemento pudo descontar el cuadro andaluz, a través de Juan Pablo Añor, uno de los cuatro venezolanos que presentó en cancha como titulares el uruguayo Romero (los otros fueron Adalberto Peñaranda, Roberto Rosales y Mikel Villanueva).
Pudo haberlo liquidado antes de tiempo el cuadro merengue, pero también haber igualado el Málaga, por eso la victoria sin brillo servirá simplemente para mantenerse en lo más alto de la tabla y adoptar el mote de campeón de invierno, tal como le llaman en Europa a los equipos que finalizan en la primera posición, transcurrida la primera ronda del certamen.
Cristiano Ronaldo estuvo errático y antes de estrellar un remate en el poste, desperdició un mano a mano que pudo haber quebrado el cero en el Santiago Bernabéu. Su sequía le impidió acercarse a los dos goleadores del campeonato: Luis Suárez y Lionel Messi, que le llevan dos (14 contra 12).
La novedad en la visita fue la inclusión en la última etapa de Martín Demichelis, en el que fue su retorno oficial al cuadro malagueño, tras su infructuoso paso por el Espanyol de Barcelona. La derrota de su elenco impidió que se acercara a la zona de clasificación a las copas internacionales, pero la sensación que dejó en el campo fue muy buena.
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