Habla rápido Matías, como si un efecto sólo posible desde una consola se lo permitiera pero no. La sensación es que está dominado por el impulso: de contar, de decir, de compartir, de hacer… constantemente. Que se enfoca en lo que falta, que se obsesiona por perfeccionar lo que está a su alcance. Se deja llevar por el pensamiento y quiere ponerlo en palabras, las mejores. Las piensa, las busca, las dice y arma un concepto en fracciones de segundo. Matías es un hombre de apenas 36 años que llegó a la presidencia de San Lorenzo a sus 32, propuesta mediante de Marcelo Tinelli. Matías es Lammens y todo lo que hizo en un club que encontró al borde de la quiebra lo establece, hoy, en un lugar desde el cual se avizora en él un futuro forjado por la política entendida como "una herramienta de cambio", como él mismo considera, en un club o en donde sea. Matías es un librepensador, un dirigente inclusivo, un nacionalista. Un hombre decidido a hacer. Por eso, Matías siente pasión.
En el lugar indicado y apenas minutos después de lo pactado Matías Lammens sube corriendo las escaleras que conducen a su oficina ubicada en el barrio de Boedo y esa parece ser la foto de su vida: rápida, intensa, creativa. El encuentro ocurrió un viernes feriado para casi todos pero que a él, sin embargo, lo encontró trabajando porque "tengo que sostener el funcionamiento de lo que en definitiva es la tarea de la que vivo, que está acá", dice en referencia a su distribuidora de bebidas.
¿Y San Lorenzo? El Ciclón es su pasión, su segunda casa: "El lugar donde me refugié cuando murió mi papá", dice. Su padre, Néstor Daniel, falleció a los 49 años, cuando Matías tenía 7, tras sufrir un infarto mientras jugaba un partido de tenis. También fue dirigente del club de Boedo, como vicepresidente, en 1983 y 1984. Papá es la palabra que Matías va a repetir acaso tantas veces como San Lorenzo, de su boca y en su alma esos términos parecen sinónimos.
"Cuando mi papá murió yo empecé a ir mucho al club. Yo con San Lorenzo tengo una deuda que no voy a poder pagar nunca pero de alguna manera pienso que puedo devolverle algo de todo lo que me dio", dice mientras fija la vista en un punto para concentrarse, tal vez, en la imagen de su padre que surge desde su mente.
Matías Lammens pertenece, sin dudar, a la nueva generación de dirigentes. Por condición etaria, sí, pero fundamentalmente por la idea de transformar aquello que gestione, sea fútbol, una empresa, un sueño o la mismísima vida. Viene a limpiar la palabra "política", piensa que junto a es mejor que yo solo y cuando hace un balance de lo que pasó en el club durante su gestión, siempre valora la tarea grupal más allá de lo propio, de las casi 12 horas diarias que le dedica al Ciclón.
"Yo soñaba con ser dirigente, con ser presidente. Ojalá haya muchos dirigentes que sean ídolos, creo que es algo que puede empezar a estar bueno, que haya dirigentes que trasciendan por lo que hicieron por el club desde lo futbolístico desde ya pero también patrimonialmente, habiéndolo cuidado…", dice mientras pasa de mano en mano una lapicera.
En su oficina de la actividad privada que desarrolla el termo está pintado de San Lorenzo, hay una réplica de la Copa Libertadores, la que bajo su gestión el club ganó en 2014 por primera vez en su historia. Hay varios números repetidos de la última revista del Ciclón, con Pipi Romagnoli en la tapa sobre la que se imprimió el título "Leyenda".
Matías se enorgullece de haber logrado tanto. Se formó en el Nacional Buenos Aires, donde forjó amistad con Leandro Vital, familiar de Marcelo Tinelli. A ambos les hablaba del otro y el verano de 2012 fue el promotor de una reunión. De allí Lammens se fue con la propuesta del conductor y empresario de medios: "Quiero que seas candidato a presidente de San Lorenzo", le dijo y él le respondió: "Dale, pero si vos venís conmigo como vice". El encantador pasó a ser el encantado, hubo elecciones y en septiembre de 2012 la lista San Lorenzo Siglo XXI arrasó en la urna. Allí comenzó a germinar la semilla que floreció en gloria.
Parece normal encontrar hoy a San Lorenzo como un club prestigioso y fortalecido pero para cuantificar lo hecho hace falta recordar en qué condiciones tomaron Lammens y Tinelli al club. "Cuando llegamos en el club teníamos 234 millones de pasivo y patrimonio neto negativo, que significa que ni vendiendo todo lo que tenía San Lorenzo pagaba sus deudas. Los empleados de paro, le debíamos 15 millones de pesos al plantel, no teníamos jugadores profesionales, los chicos de inferiores se bañaban con agua fría porque no andaba la caldera y las canchas eran de tierra porque no había plata para las semillas".
Poco más de tres años después, San Lorenzo es un lugar definitivamente mejor. Vaya que le hacen honor a los hombres más importantes de su vida: "Terminamos haciendo una fórmula que nos satisface mucho, a Marcelo, a mí, pero sobre todo le ha hecho muy bien a San Lorenzo. Nosotros tenemos una historia de vida muy similar porque los dos perdimos a nuestro papá de chicos, para los dos San Lorenzo significa algo mucho más que un equipo de fútbol, entonces hoy cuando hacemos algún repaso de la gestión o cuando conseguimos algo, ahí nos toca una fibra muy íntima", reconoce Lammens.
Y en esta primera etapa de gestión hubo un campeonato local, una Supercopa Argentina, la histórica Libertadores, una refundación económica y financiera, un orden estricto, una decisión de que San Lorenzo vuelva a cumplir un rol social que hoy tiene 5 veces más deportistas federados que hace un lustro, que le abrió las puertas a más de 500 chicos de la villa. Pero hay también un sueño que nació el 2 de diciembre de 1979, el mismo día que todo terminó. Entonces el equipo jugó su último partido en el Gasómetro antes de ser rematado por la crisis económica que acuciaba al club. Desde entonces, el pueblo azulgrana sólo quiso una cosa: volver a Boedo…
En el medio hubo alegrías y tristezas. Hubo gloria con la Copa pero también desesperación cuando el equipo puso un pie en la B cuando jugó la Promoción con Instituto de Córdoba en 2012. Y la historia atravesada siempre por el mismo sueño, el mismo anhelo del regreso a la tierra prometida. Pasaron 37 años y 12 días, pucha que se hizo larga la espera hasta hoy, 14 de diciembre de 2016, cuando San Lorenzo volverá a comprar los terrenos de Avenida La Plata. "Creo que ni nosotros nos damos cuenta de lo que va a pasar hoy, vamos a estar firmando la restitución de esos predios, esto para mí es uno de los momentos más importantes de la historia, no tengo ninguna duda, yo creo que San Lorenzo nos va a trascender a todos, todos vamos a dejar de estar en este mundo y San Lorenzo va a seguir, nuestros hijos van a seguir, nuestros nietos, y yo creo que del 14 de diciembre va a ser un momento que se va a hablar dentro de 100 años".
Matías Lammens habla de la gente de San Lorenzo como un bloque especial. Es joven con sus 36 pero lo apasiona la historia y la relata como si la hubiera vivido. "Yo siempre digo que si bien la historia de San Lorenzo está muy marcada en sus primeros 50 años por el éxito deportivo con los primeros títulos que tiene en el amateurismo, primero en el '33, '46 y '59, yo creo que termina de forjar su grandeza en el momento de debacle absoluto institucional cuando el único sostén que tenía era su gente. Muchos, cientos se hacían socios de un club que no tenía club porque había vendido avenida La Plata, la Ciudad Deportiva estaba pelada, no había nada, entonces había gente que se hacía socia de algo que era intangible, de una entelequia…"
El ejercicio de caminar por Boedo es contundente. Ahí todo es San Lorenzo. La gente, por supuesto, y a través de ella las paredes, las baldosas, las esquinas, los bares, las ventanas de las que cuelgan banderas.
(Nicolás Stulberg)
"San Lorenzo es un club muy porteño, mucha gente de la histórica clase media argentina desarrolló gran parte de su infancia y su adolescencia en el club, hizo acá una vida de club y eso fue muy importante porque aún cuando no había nada, en San Lorenzo crecían los socios, había gente y eso creo que es lo que hace que San Lorenzo por ahí sea diferente al resto", remarca con orgullo.
Volver…
"Es el gran desafío, el sueño de todos. Algunos nos critican por tener este sueño debido a lo que implica económicamente y en esta coyuntura pero además porque donde estamos nos ha ido bien pero cómo no vamos a querer volver a la tierra de nuestros orígenes, donde estuvieron nuestros abuelos, nuestros padres. Inevitablemente ese anhelo existe porque es parte de nuestra identidad. Nuestra composición como sujetos está ahí, desde antes de haber nacido, cómo no vamos a querer volver, cómo no vamos a querer estar en el lugar donde sucedió tanto…"
La historia sigue y los orfebres de la reconstrucción quieren terminar la obra. Cuenta Lammens que le insumió tiempo pero sobre todo análisis tomar la decisión de ir por la reelección y terminó por decir que sí. Había motivos… "Lo dudamos mucho pero creo que para consolidar este proceso era importante hacer tres años más, que esto no fuera un oasis en el desierto. Cuando yo era chico San Lorenzo salía campeón cada 13 años, cada 21, después cada 7 pero nunca había ganado la Libertadores. Ahora el equipo prácticamente gana un título por año, pelea todo y creo que hay que buscar la forma de que esto sea sustentable en el tiempo, que San Lorenzo siempre sea así y para eso creemos que hace falta un periodo más para consolidar todo lo logrado".
¿Cuándo, dónde, cómo votar?
Las elecciones se llevarán a cabo el 17 de diciembre en la Ciudad Deportiva, bajo la Platea Sur en el horario de 8 a 18. El socio deberá acudir con su carnet y su documento. Y como todo en la vida de Lammens, acá también hay un objetivo: "Esperamos una votación masiva, parte de la grandeza de un club también se ve en las urnas a partir de cuanta gente se compromete y vota, por eso queremos una elección grande. Cuando vemos que en Boca votaron 26 mil, en River 18 mil, nosotros creemos que San Lorenzo hoy está en ese podio, entre los tres más grandes de Argentina y hay que consolidar eso. Parte de consolidarlo es con la participación de la gente en el voto, por eso esperamos tener 20 mil socios votando, el sueño nuestro es ese".
Un agnóstico agradecido
"Yo no creo, soy agnóstico, pero la elección de Francisco como Papa a San Lorenzo le ha dado un salto a nivel imagen internacional tremendo, le ha hecho muy bien y siento admiración por su persona. Creo que es un antes y un después, que San Lorenzo hoy es una marca a nivel internacional en alguna medida por los logros deportivos pero hoy sobre todo por el Papa. Hoy vas a Italia o a cualquier lugar de Europa y cuando uno dice San Lorenzo le dicen 'el club del Papa'".
La charla se acerca al final. Matías tiene que seguir con su jornada laboral. Se ríe cuando escucha a esta periodista decir que le hará la última pregunta pero viene una más y después otra. Es un hombre capaz y con un rasgo que lo diferencia: es generoso. Le hace lugar a la gente que suma, que hace, que tiene ganas, como a la Subcomisión del Hincha, como a las glorias a las que llevó a trabajar en el club como el Héctor El Gringo Scotta, por mencionar sólo uno. Los incluye, no los tapa. Viene de cuna ese don. "Me hace feliz pensar que si mi viejo me estuviera viendo estaría muy orgulloso también".
Al comienzo y al final, su papá. En el medio, entre ellos, como unión, San Lorenzo.