Después del accidente y el dolor, las historias de vida van saliendo a la luz. La tragedia del plantel de Chapecoense golpeó fuerte al mundo del fútbol y una de las familias que sufrieron en carne propia esta pérdida fue la del preparador físico, que tiene una rica tradición futbolera.
Anderson Paixao, el preparador físico del conjunto de Chapecó, fue una de las víctimas fatales. Había seguido los pasos de su padre, quien fue campeón mundial con la Selección brasileña siendo colaborador de Mario Zagallo en Estados Unidos 1994 y de Felipe Scolari en Corea-Japón 2002.
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Pero existe una historia oculta tras la conquista en suelo asiático con la Verdeamarelha: en su regreso, Paulo Paixao había perdido a su otro hijo, por un paro cardíaco. "Anderson estaba hace cinco años en Chapecoense, era un momento mágico del club y específicamente de él. Estoy sin palabras, me cuesta creerlo", expresó ante semejante tragedia.
Las palabras que reflejan la paternidad del preparador de 65 años son desgarradoras: "Es un momento realmente muy difícil. Dios quiso que esta situación se repitiera, porque en 2002 también perdimos a Alessandro… Creo que es nuestro destino". Tocado en su fibra más íntima, añadió: "No tengo nada que reclamarle a Dios, por todo lo que me dio. Tengo que agradecerle por otro día de vida e infelizmente dar los pésames a las demás familias".
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Paixao padre se trasladó a Chapecó desde Porto Alegre para acompañar a su nuera y sus nietos, de 11 y 9 años. "Hay que saber agradecer por la vida, celebrar la vida y las personas es importante. Tal vez en este momento, las familias den valor a lo que Dios nos da día a día", concluyó
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