"3-2" dijo Marat Safin cuando, un día antes del comienzo de la final de la edición 2006 de la Copa Davis entre Rusia y Argentina, le preguntaron como terminaría la serie. Ante su respuesta, la prensa le consultó quién sería el ganador y, con algunas dudas, el alto tenista deslizó: "Espero que Rusia". Sería un vaticinio más que exacto de lo que sucedería luego.
25 años después de aquella final perdida ante los Estados Unidos, Argentina volvía a una instancia decisiva de Copa Davis. Esta vez, con menos figuras, pero con más equipo, iba a Moscú en busca de la gloria.
El capitán, Alberto "Luli" Mancini, apostó a David Nalbandian como referente y completó el póker de elegidos con Agustín Calleri, Juan Ignacio Chela y José Acasuso, quienes le daban variantes tanto en singles como en dobles. En la convocatoria también estuvo Guillermo Cañas, quien acompañó al grupo tras una extensa suspensión por doping.
Pero, de la misma manera que había pasado en 1981, con la rivalidad que existía entre Guillermo Vilas y José Luis Clerc, el 2006 trajo nuevos chispazos. En uno de los primeros entrenamientos en suelo ruso, el capitán Mancini tuvo un duro cruce con Nalbandian. Mientras que algunas crónicas de aquellos días hablaban de una molestia del cordobés por haber sido superado en la práctica por Chela, otras hacían referencia a un enojo del tenista debido a que su coterráneo cordobés, Calleri, no había sido designado como segundo singlista. Horas más tarde, ambos debieron salir aclarar la situación y pusieron paños fríos al asegurar que no existía ningún conflicto entre ellos. Sin embargo, la duda ya estaba planteada.
El primer single de la serie tuvo un resultado previsible: Nikolai Davydenko, por aquel entonces número tres del ranking, se impuso ante Chela por 6-1, 6-2, 5-7 y 6-4. Fue Nalbandian el encargado de mantener la viva la esperanza argentina al derrotar por un contundente triple 6-4 a Marat Safin. En el dobles, Argentina poco pudo hacer ante la fenomenal pareja de Dimitri Tursunov y Safin, quienes doblegaron a Calleri y Nalbandian por 6-2, 6-3 y 6-4.
En las tribunas había un clima particular. La sobriedad de los simpatizantes locales contrastaba con el calor de los argentinos, cuya hinchada estaba liderada, nada más ni nada menos, que por un exultante Diego Maradona. Incluso, una vez finalizada la serie, el árbitro francés Pascal Maria contó: "Teníamos contacto visual (con Maradona) durante los partidos y, cuando yo le hacía señas de que se sentara y calmara a su gente, siempre respondió"".
El domingo, día clave, comenzaría con gran adrenalina para la Argentina, pero terminaría con una nueva desazón. En el primer turno, Nalbandian dio el gran golpe y sacó a relucir su mejor tenis para vencer a Davydenko por 6-2, 6-2, 4-6 y 6-4. El de Unquillo demostró, una vez más, que eso de jugador "copero" era mucho más que un simple mote. Con su triunfo, dejó a la Argentina a un paso del título y descargó toda la responsabilidad en Acasuso, quien en el último duelo enfrentaría a un Safin que, aunque ya no era número uno, aún conservaba el talento que años atrás lo había llevado a lo más alto del escalafón.
Aunque tuvo una buena actuación, el misionero no pudo ante el ruso que, con una victoria por 6-3, 3-6, 6-3 y 7-6, le dio la Ensaladera de Plata a su país y cumplió con su pronóstico previo al comienzo de la serie.
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