¿Se portaron muy mal con Tabárez?, le preguntó el periodista de El Gráfico a Juan Simón en julio de 2013 sobre el recordado enfrentamiento conocido en Boca como el de Halcones y Palomas. "Sí, pésimo, se terminó yendo por esa interna. Aparte justo con el Maestro y el Profe Herrera, dos tipos geniales", reconoció el ex defensor.
Como aquel, tantos otros conflictos internos que obligan a pensar cuán grande puede ser la omnipotencia de uno o varios jugadores para imponer sus pretensiones (¿caprichos?) por encima del bien del grupo hasta volver imposible la continuidad de un ciclo. "El inodoro en el baño y la heladera en la cocina", es la frase más usada pero a la vez contundente respecto de acercarse al éxito cuando cada cosa está en su lugar o, cuanto menos, al orden.
En tiempos en que lo que menos parece importarles a los protagonistas de la Selección (los verdaderos, los que juegan) es el resultado y priorizan quién manda sin tener en cuenta entre los candidatos al técnico, vale recordar algunos de los casos de internas de planteles que terminaron mal por las peleas de poder.
Pintado de azul y oro es también la recordada frase de Diego Latorre, en abril de 1998 cuando ante la prensa reconoció sobre las internas del plantel que dirigía Héctor Bambino Veira: "Esto parece un cabaret y no un equipo de fútbol. Cada vez que perdemos hay declaraciones en contra de unos y otros. Esto está fuera de lugar, caímos bajo".
En River también hubo tensiones del más alto voltaje: durante el año 2005 el Millonario protagonizaba una buena campaña cuando estalló un escándalo que en los vestuarios no se perdona, cuando el defensor Eduardo Tuzzio supo que su mujer mantenía una relación paralela con Horacio Ameli, su compañero. El golpe fue tan duro que Tuzzio terminó yéndose del país para jugar en el Mallorca de España: "En ese momento sentía que me tenía que ir sí o sí, estaba muy mal, necesitaba salir, cambiar de aire. Mirá que dejaba a mis hijos y todo, porque me fui solo, pero era una decisión que debía tomar, no tenía alternativas", reconoció. ¿Y Ameli? Continuó jugando un tiempo más pero nadie más del plantel le dirigió la palabra y se tuvo que marchar del club.
Poco después, durante el torneo de verano 2006, Marcelo Gallardo fue sindicado como la persona que provocó el final de ciclo como DT de River de Reinaldo Merlo. Fue luego de una caída ante Independiente que el Muñeco, entonces jugador, planteó en el vestuario delante de todo el grupo: "Mostaza, el 90 por ciento no está de acuerdo con el modo en que nos hacés jugar. Si no hay un replanteo, yo pediré irme", dijo. Allí el entrenador habría pedido que levantaran la mano los que confiaban en él y no hubo respuestas. Al otro día anunció su renuncia.
Más acá en el tiempo, Sergio Batista reconoció días atrás en radio La Red que en su época como entrenador de la Selección (2010-2011) debió ceder ante un pedido del vestuario. "Los jugadores, en mi caso, nunca me dijeron poné a este, sacá a este, nunca me pidieron, salvo una vez pedí una opinión de un jugador que queríamos para los Olímpicos, le preguntamos al plantel si estaba conforme o no y bueno, no vino. Le pregunté a los jugadores si estaban conformes, si se sentían cómodos, fue un problema extra futbolístico que por ahí afectaba al plantel".
En la materia, un abonado. Ricardo Caruso Lombardi protagonizó uno de los escándalos de 2013 luego de que Diego Placente lo acusara de separarlo del plantel. "No voy a permitir que este mocoso insolente venga hablar de mí. Se pone a llorar por televisión para que le tengan lástima", dijo antes de llamarlo: "Cagón".
Historias como estas hay para escribir colecciones de libros. Son interminables, tantas como planteles hayan existido. Que sean confirmadas por los protagonistas, pocas, aunque si hay un síntoma de la confirmación ese es el de la desmentida pública. La de Riquelme con Falcioni, la del Real Madrid para que se vaya Rafa Benítez y llegue Zinedine Zidane, o la del final del ciclo de Alfio Basile en la Selección, allá por 2009 y que Alfito, el hijo del entrenador, contó.
"Esta es la historia que todos conocen y nadie cuenta", comenzó el primogénito allá por 2011, tiempo después de la abrupta salida de su padre tras perder con Chile en las Eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica 2010 en medio de rumores sobre que un grupo de jugadores, entre ellos Lionel Messi, no había dado todo de sí para provocar el final del ciclo de Coco y preparar todo para la llegada de Diego Maradona.
"El actual DT de la Selección agarró el teléfono y empezó la conspiración", continuó Alfito en plena etapa de Maradona como entrenador. "Llamó a cuanto jugador convocado y/o convocable insinuando que él sería el próximo DT de la Albiceleste y que los tendría muy en cuenta".
En tanto, detalló: "Esto ocurrió durante todas las Eliminatorias y no solo previo al famoso partido con Chile", y aclaró: "No tengo certeza si algún jugador cedió a semejante chantaje. Lo que si sé es que esta maniobra debilitó muchísimo la estructura de la Selección y mi padre debió renunciar".
Así las cosas, hacia afuera todos se brindan por el otro, se ayudan, se preocupan y aquí no ha pasado nada. Adentro, de repente, todo implosiona. ¿Estará a tiempo Bauza de frenar la ola?