Poner un pie en la primera casa de Diego Armando Maradona genera tanta curiosidad como incógnitas. Aquella vivienda típica del barrio de La Paternal, a tres cuadras del estadio que hoy lleva su nombre, abre la puerta a los recuerdos del primer Diez, una de las partes más desconocidas del tipo más conocido.
Ese sitio, ubicado en Lascano 2.257, donde convirtió la bronca de quedarse afuera del Mundial 1978 en combustible para dominar el torneo juvenil del 79. Allí, donde celebró el segundo puesto de Argentinos de 1980 como un título del mundo desde el balcón de su terraza alentando con el público de aquel equipo al que transformó. Ese lugar, que le regaló el Bicho un 7 de noviembre de 1978 como parte de su primer contrato, hoy es un museo y abrió sus puertas en exclusiva para Infobae.
Desde el humilde hogar en Villa Fiorito cumplió su sueño de trasladar a su familia y se convirtió en el hombre de la casa: trasladó a 5 de sus 7 hermanos y a sus padres a la primera gran ganancia que le brindó la pelota. Allí todavía sobrevuela el aura de los Maradona, esa que la familia Pérez Dursi se encargó de suspender en el tiempo. Hace 7 años, tras más de 20 persiguiendo el objetivo, compraron la antigua casa de Diego para convertirla en un auténtico templo.
La mística del sitio confluye toda en una pieza: la que habitó Diego Armando Maradona en el tiempo que vivió allí. La carga energética que sobrevuela está acompañada por los muebles idénticos que permanecen inmutables, acertadamente custodiados por las fotografías del Diez en el pasado dentro de su habitación que generan un simple reconocimiento de aquella escena. Un lugar detenido en el tiempo.
Lo más impactante dentro de esas paredes que fueron testigo del cambio de promesa a estrella de la leyenda se da con los objetos de época que se reflejan en las fotos antiguas y todavía permanecen allí. Desde la Zanella modelo 79 que usaba para moverse como uno más por La Paternal hasta un piano. Desde el tocadiscos, hasta la vieja heladera Siam de la familia. Todo evoca lo que fue el hogar de Diego en los ochenta.
"Si se perdía o se derrumbaba, me hubiese dolido en el alma. A Diego hay que recordarlo como artista que es. A nosotros nos hizo crecer como al Napoli", contó Alberto Pérez, el calificado abogado dueño del lugar y fanático de Argentinos, que además tiene la particularidad de haber sido el dirigente que se encargó de firmar el primer contrato de Diego y también fue quien lo asesoró en sus incipientes relaciones publicitarias con diferentes marcas.
Fotos, camisetas, recuerdos. Todo habla de Diego, en todas sus etapas. Desde la estatua especialmente construida para este flamante museo, hasta el cuadro que pintó un napolitano en medio de un partido ante Juventus con el ídolo en cancha que paseó por todo el mundo hasta ser rescatado por los Pérez Dursi.
La añeja habitación de Diego está ubicada en una especie de sobrepiso, que es la antesala a la terraza donde filmaron a Lalo y el Turco –hermanos menores del Diez– jugando a la pelota hace ya más de 35 años. Ahora allí descansa un imponente mural que reza la frase "D10s".
En medio de un barrio silencioso, esa casa con dos baños, un coqueto patio interno y varias habitaciones, que le dio las comodidades que no tenían en Fiorito a la abultada familia, esperó durante mucho tiempo que alguien retome la mística. Fue fábrica de carteras durante varios años y eso generó que algunos aspectos edilicios hayan sido modificados con los años. La esencia, aún así, persiste.
Algunos de esos cuartos son, en la actualidad, una especie de depósito del templo. Descansan allí objetos relacionados al futbolista de 56 años de diferente índole que por el momento no están en exposición por falta de espacio. Desde jabones y perfumes marca Maradona, hasta miles –o quizás más– de revistas El Gráfico donde aparece en la tapa o en el interior.
Diferentes medios de prensa de Argentina, Chile, Brasil, Japón y Medio Oriente, entre otros sitios del planeta, se acercaron a conocer esta nueva joya que cuenta uno de los aspectos menos explorados de Diego.
La apertura al público deberá esperar para los primeros meses del 2017, aunque unos fanáticos curiosos tuvieron el privilegio gracias a la generosidad de Alberto, que cerró nuestra visita privada con una anécdota: "Vinieron un grupo de motoqueros de Ciudad Oculta y me pidieron por favor de conocer la casa. No podían estar más emocionados, abrazaban la estatua". Eso genera Maradona. Eso genera esta nueva pieza de la faceta más desconocida de su vida.