Al conocerse la noticia oficial que la FIFA enviará por tercera vez a Primo Corvaro y la Conmebol por segunda vez a Montserrat Giménez, un numeroso grupo de dirigentes de la AFA, con creciente tendencia numérica, en representación de todas las categorías, procurará una inmediata Asamblea.
Se sabe, que la Asamblea y el Tribunal de Disciplina, son estamentos independientes de la intervención de la FIFA. Y, por lo tanto, cualquier decisión de los cuerpos, deberá ser considerada.
Para el caso del Tribunal, ya le quedó claro a los miembros de la Comisión Regularizadora que tiene derecho a actuar, pedir explicaciones, recomendar, sancionar, hacer respetar la transparencia de todas las acciones administrativas o institucionales.
De tal manera la FIFA ha avalado las limitaciones de la Comisión Regularizadora impuesta por el Tribunal de Disciplina, que preside el Escribano Fernando Mitjans, al encuadrar sus gestiones presentes y futuras a los tres ítems que constituyen el objeto de la intervención: administrar los bienes económicos y físicos vigentes, reformular los estatutos en concordancia con los de la FIFA y llamar a elecciones.
No poder contratar, ni asociarse, ni disponer de bienes y ser prudentes con el destino de las personas que allí trabajan, son algunas de las premisas palmariamente señaladas por la FIFA hacia quienes hoy conducen por un plazo perentorio a la AFA.
Pues bien, la interpretación de tal principio implica, claramente, que cualquier gestión realizada o a realizarse en el país o en el exterior, en función de la generación de ingresos o la procuración de nuevos contratos, carecerá del reconocimiento legal al momento de su legitimidad institucional, cuando la AFA vuelva a manos de sus autoridades estaturiamente elegidas.
En estas horas, "el espanto ha unido" a los contrincantes de otrora. De tal manera, no resultaría extraño que Claudio Tapia y Hugo Moyano se reconcilien políticamente con Marcelo Tinelli, y que Nicolas Russo adhiera a tal convergencia al sólo efecto de enfrentar inminentes propósitos de la Conmebol y por ende de la FIFA.
Los dirigentes de la AFA podrían lograr, en ésta "maratón de tres días por la recuperación del respeto a la AFA", que una Asamblea se reúna, fije Orden del Día para elegir o designar a nuevo presidente y declare "personas non gratas" a Primo Corvaro y a la señora Montserrat Giménez.
En la calle Viamonte presumen que el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez no es amigo de la AFA. Todo lo contrario. Y, peor aún, ha aprovechado la lamentable circunstancia de la intervención para conseguir un lugar de privilegio en la FIFA, auyentando a cualquier postulante argentino bajo la excusa del caos y la corrupción. Esto explica por qué no hay dirigentes argentinos ni en la Conmebol, ni en la FIFA. Y que Domínguez, imprevistamente, se conviertiera, sin condiciones demostradas, en el líder de la región que por muchos años fuera Grondona en el pasado.
Es Presidente de una Confederación que no usa ni biromes, ni estilográficas. Todo se escribe con lápiz para el caso en que haya que borrar.
Puesto que para muchos presidentes de clubes, miembros del Consejo Federal y asambleístas, Alejandro Domínguez es un claro enemigo de la institucionalidad argentina, no descartan que es él quien influye sobre la actuación y los informes de Primo Corvaro a la FIFA. Y, algunos más osados, están convencidos que tal subordinación de Corvaro hacia Domínguez no sería gratuita. El caso de la señora Giménez, no requiere ninguna investigación: su puesto en la Conmebol tiene una retribución en honorarios de 50.000 dólares mensuales, tal como corresponde a quienes son nombrados directores, cargo tentador y aspirado por cualquier funcionario vinculado con el fútbol y específicamente con éste "affaire".
Corvaro aceptó a la doctora Carolina Crisitinziano para integrar la Comisión Regularizadora de la AFA porque se la impuso Alejandro Domínguez, a pedido de su "mano derecha", el ex jugador de Rosario Central, Gonzalo Belloso, a la sazón esposo de la Sra. Cristinziano.
A cada persona entrevistada para ir completando la formación de la Comisión Regiularizadora, allá por junio pasado, la Sra. Giménez -delante de Primo Corvaro- le aclaraba como condición "sine qua non" lo siguiente: "Para integrar ésta Comisión Regularizadora hay que disponer o conseguir por lo menos 50 millones de dólares, no ser ni abogado, ni contador, ni escribano". Será por ello que ninguno de los grandes ex jugadores mencionados aceptó formar parte del cuerpo. Sin embargo, no pareciera que quienes efectivamente hoy lo realizan hubiesen pagado para ello.
Si Corvaro trabaja para Domínguez, porque éste es el referente vertical al que escucha la FIFA en su condición de presidente de una confederación que integran diez países del continente, muchos dirigentes argentinos han advertido una "asociación conspirativa". Y la respuesta será oponerse a que Corvaro y Giménez desembarquen en la AFA nuevamente.
Más aún, se recuerda el momento en que la Jueza Maria Servini se alteró con la abogada Giménez cuando ésta hizo declaraciones respecto de la futura administración del dinero que el Estado le paga a la AFA por el programa Fútbol para todos. Literalmente, la Dra. Servini fue contundente al aclararle que ese tema no admite injerencias, pues lo lleva su juzgado.
Armando Pérez ha decepcionado a Fernando Marín, quien se lo recomendó al presidente de la Nación. La suya resulta una gestión intrincada, lenta, indefinida, insegura, confusa… Avanza sobre temas que no le corresponden y abandona aquellos otros para los que fuera designado. Es dirigente de fútbol, pero reniega de ellos, de quienes lo conocen desde hace años. Ha permitido ciertos destratos contraculturales a la AFA y, especialmente, para quien es el responsable visible frente a la opinión pública, los dirigentes y los integrantes de la familia del fútbol.
El último eslabón de ésta larga cadena de desprolijidades fue la designación de Claudio Ubeda como Director Técnico de la Selección Sub 20. Sobre 44 proyectos evaluados, la AFA -que él preside- eligió el de alguien que no presentó ninguno. Eso es irrespeto, un destrato hacia los directores técnicos y preparadores físicos. No comenzó con la reformulación del Estatuto, con la excusa de las vacaciones en Europa de julio, agosto y parte de septiembre. Impresentable. Y se apresta ahora a que Corvaro, Giménez y quienes le acompañen vengan con la "mágica" solución de un estatuto cerrado para aplicar a la AFA.
Nada de esto será permitido por la mayoría de los dirigentes y asambleístas del fútbol argentino. Mucho menos una reducción de representantes. Los 75 de hoy, seguirán siendo 75, a juzgar por el resultado de las deliberaciones surgidas de un consenso unánime que está deliberando en la AFA en sesión permanente hasta el próximo jueves.
Bajar los asambleístas va en el sentido contrario de lo que hizo la FIFA de Gianni Infantino. Veamos. Durante las administraciones de Joseph Blatter, los miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA eran 28. Desde que está Infantino son 36. Y a ellos hay que agregarles otros 12 conocidos como Gobernanza. O sea que Infantino en menos de un año transformó un Comité Ejecutivo de 28 miembros en un Consejo de 48 dirigentes. Sí, 20 más. Y con la AFA pretende la ecuación inversa, bajar de 75 hasta un número en que no resulte arriesgado decir "voto calificado" .
O sea, darle el gobierno de la AFA a un grupúsculo para que decida sobre el total del fútbol argentino.
Puesto que el Gobierno ya no sustenta a Pérez, que el nivel convivencial entre los miembros de la Comisión Regularizadora no pasa por su mejor momento, que la Asamblea se expresará antes del fin de semana sobre la indeseada presencia de los enviados especiales de la FIFA –Corvaro y Giménez-, y que ya están trabajando en un proyecto propio de Estatuto, que no es el que vendrá impuesto, la dirigencia ortodoxa de la AFA avanza hacia la restitución institucional. Quienes lo han estudiado afirman que el actual Estatuto de la AFA requeriría de muy poco retoques, respecto del que pretende la FIFA.
Más allá de eso, a los dirigentes de la AFA les faltará dar un paso histórico, gigantesco y altruista: encontrar un candidato de consenso. Deberán impedir nuevas elecciones.
Para ello podrán aplicar la metodología eclesiástica para elegir a un Papa. O sea, así como los cardenales hacen un retiro para invocar, mientras piensan y reflexionan, el fútbol argentino se debe reconciliar.
Hoy, el mejor candidato, es un candidato posible. Alguien que no haya dejado ni contrincantes, ni heridas, ni rencores, ni ofensas. Deberán entender los señores dirigentes que es momento de darse la mano, pensar en sus clubes, en la AFA y buscar a alguien "sin camiseta". Alguien respetado, conciliador, con profundo conocimiento sobre el fútbol, la AFA, la FIFA. Alguien que habrá de llevar a cabo la más formidable gestión, la histórica gestión de una transición armoniosa sin ventajas para nadie.
El Gobierno apoyará a ese hombre. Y seguramente ese hombre ya esté en la AFA desde hace muchos años.