El reloj del partido ya corría en rojo. El clásico parecía terminar en un aburrido empate, como en cinco de los últimos diez enfrentamientos. Pero Maximiliano Rodríguez, el símbolo de Newell's, decidió cambiar de una vez por todas el destino ante Rosario Central.
Él tiró el córner desde la izquierda que corrigió, a medias, Mauro Formica en el segundo palo. La pelota quedó sin dueño, rumbo a la línea del área. Allí irrumpió nuevamente en escena Maxi, para tomar con el empeine derecho la pelota y vencer a Sebastián Sosa en uno de los pocos disparos al arco que tuvo su equipo.
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No fue un gol más. Fue el tanto que le dio a la Lepra el primer triunfo en el clásico después de ocho años sin alegrías por torneo local. Luego de atravesar diez partidos –5 empates y 5 caídas– de convivir con la cargada ajena.
La última alegría para Newell's había sido en el Apertura 2008, cuando se impuso en el Estadio Marcelo Bielsa por 1-0 con gol de Rolando Schiavi de penal. En el Gigante de Arroyito el último festejo había sido, justamente, en el torneo anterior: 1-0 en el Clausura de ese año con un bombazo de Santiago Salcedo.
Maxi, por entonces, vestía la camiseta del Atlético Madrid y su regreso a Rosario se demoraría cuatro años más.