El télefono casi que no llega a sonar y una inconfundible tonada cordobesa atiende del otro lado. La consulta sobre si es Juan Carlos Olave quien nos responde no es más que una pregunta de rigor, una formalidad. Como bien cantó su primo Rodrigo Bueno, el acento cordobés es su documento, uno de los tantos que tiene.
La particularidad que lleva a Infobae a tener contacto con el arquero de Belgrano radica precisamente en su DNI: es el jugador más viejo de Primera División. Olave tiene 40 años y hace 21 que forma parte de diversos planteles de Primera. "La edad está en el espíritu y no en el documento", advierte a lo largo de la extensa entrevista en la que se toma el tiempo para reflexionar, reír y aconsejar.
A medida que confiesa su intimidad, la conclusión que nos domina es que el secreto es que no hay secreto. El histórico portero del Pirata confiesa que se cuida de las comidas fritas y las grasas. Recita la prioridad del pollo y el pescado en su dieta. Ama los dulces, pero aprendió a conformarse con comer un pedacito para saciar el apetito. Nada fuera de lo normal en un deportista.
Lo más estricto en su vida se da con los horarios: cena a las 21 y a las 23 ya está en la cama para levantarse a las 6 del otro día. "Mi edad me obliga a estar mucho más preparado y tener mas cuidado en determinadas cosas. Y a seguirme exigiendo sobre todo", da pistas sobre la clave de su interminable carrera que comenzó a los 19 años cuando desde el club cordobés Las Palmas saltó directamente a la Primera de su amado Belgrano.
A lo largo de la entrevista Olave no cambiará sus formas. Hablará rápido y enérgicamente. Mostrará ganas de difundir sus principios. Mencionará el poder de Dios una y otra vez casi tanto como su fanatismo por Belgrano.
Sus reflexiones exceden al deporte: "Quiero demostrarme a mí mismo, sea en el fútbol o en otra profesión, que puedo seguir siendo útil. Esta sociedad le hace creer al tipo de 40 ó 50 años que no sirve más para trabajar". Y cita una mítica frase de la película 'En busca de la felicidad': "Yo lo que le digo a los chicos es que nunca permitas que nadie te diga que no lo podes hacer". El espíritu, nuevamente, es la respuesta ante el misterio de su fórmula.
ESTA SOCIEDAD LE HACE CREER AL TIPO DE 50 AÑOS QUE NO SIRVE MÁS
"Cuando te sentís útil, te sentís vivo. Cuando no, empezás a morirte". Juan Carlos está más vivo que nunca. Haber mandado al descenso a River clausuró el dolor de su propio descenso: "Me saqué la espina del descenso en la cancha de River al atajar un penal". Ese fue el paso clave para el ininterrumpido regreso a Primera de su Pirata.
Sin embargo, él volverá una y otra vez al mal trago: su debut en 2001 en la cancha de Boca es el hecho más importante de su carrera, pero la inmediata caída a la B Nacional lo marcó a fuego. "El club estaba casi desapareciendo. Fue doloroso para mí porque soñaba con jugar. Eso me dejó una espina", rememora y no olvida su escala previa por el Bolivar boliviano, una pintura de su vida durante los siete años de espera hasta el ansiado debut en el elenco cordobés con 25 años.
Olave nos cita en el hotel donde concentra el equipo para hacer las fotos. Cordial, sólo se negará a algunas propuestas en la calle porque "me van a putear mucho". Entre risas, reconoce ser uno de los más insultados del fútbol argentino: "Los arqueros somos el punto más fácil. No te digo que me gusta, pero no me afecta".
La paradójica contracara de esa mirada se refleja con su pensamiento sobre el qué dirán fuera del campo, que casi lo hace claudicar. "El año pasado pensé en dejar. La familia consume mucho (de las críticas). Sumale las redes sociales, donde a veces se dicen barbaridades y cosas injustas", justifica sobre la piedra que lo hizo tambalear.
Su piel está curtida, pero las mil incógnitas que dispara el rendimiento de un futbolista lo atraviesan como una certera aguja. "Un domingo sos el rey y el otro el villano. Me cuestionan por el tema de la edad y no analizan nada. A veces la maduréz te ayuda a resolver cosas mucho más con la cabeza que con el físico", explica casi como una queja.
A VECES LA MADURÉZ TE AYUDA A RESOLVER MÁS COSAS CON LA CABEZA QUE CON EL FÍSICO
– ¿Qué cambió desde tu debut en Primera hasta ahora?
– Antes se compartía el mate, ahora te comunicás por Whatsapp. Está bueno porque los que tenían vergüenza de decir las cosas cara a cara se pueden liberar. Había gente que se guardaba lo que sentía. También hay acceso a comprarse más cosas. Querés unos botines y los tenes: antes a nosotros nos duraba un año y pico; se le salía la lengua para afuera y lo seguías usando.
Los históricos Luifa Artime o Chiche Sosa lo acuñaron cuando llegó al club en 1995, en un vestuario repleto de experiencia. "Me enseñaron que era un momento difícil. Siempre los escuchaba. De ellos aprendí la solidaridad que se vive en Belgrano: no se cobraban los sueldos y algunos dejaban de cobrar para que le paguen a los empleados", relata sobre esos docentes.
"En Belgrano se sigue viviendo como en esa época", aclara. Ya la plata no es un problema, pero los valores siguen vigentes y él es uno de los pocos encargados de transmitirlos en un vestuario joven. "Los pibes de ahora son más dispersos pero te contagian frescura. Te sacan un poco de la preocupación. Parece que no te escuchan, que no te dan bola, pero te aseguro que sí lo hacen", sentencia el apuntado para las bromas: "Obvio, están las cargadas. Al viejito lo agarran de punto".
La producción fotográfica continúa. Ríe ante otros comentarios por mandar a River a la B–"Se nos tenía que dar", expresa– y masculla por lo bajo la bronca por la eliminación ante el Coritiba en la Sudamericana –habían ganado en Brasil, en el primer partido de la historia del club en el exterior–. Desafachatado, no le teme a las cámaras y canta algún tango al pasar cuando se viste como los antiguos arqueros.
Olave vive con naturalidad su rol. Se saca selfies con los hinchas apostados en la puerta y cruza algún chiste. Aprieta la mano con la seguridad de quien siente con certeza que su presencia es amena. Al fin y al cabo, sabe que su pócima de la eterna juventud no tiene más secretos que éste: todo radica en el espíritu.
LOS 15 MÁS VIEJOS DE PRIMERA DIVISIÓN EN LA ACTUALIDAD
1- Juan Carlos Olave: 40 años (21/02/1976) / Belgrano de Córdoba
2- Sebastián Bértoli: 38 años (16/10/1977) / Patronato de Paraná
3- Pablo Campodónico: 38 años (17/10/1977) / Aldosivi de Mar del Plata
4- Sebastián Chirola Romero: 38 años (27/04/1978) / Gimnasia de La Plata
5- Cristian Lucchetti: 38 años (26/06/1978) / Atlético de Tucumán
6- Mauricio Caranta: 38 años (31/07/1978) / Talleres de Córdoba
7- Diego Mateo: 38 años (07/08/1978) / Newell's
8- Pablo Guiñazú: 38 años (26/08/1978) / Talleres de Córdoba
9- Víctor López: 37 años (19/12/1978) / Olimpo de Bahía Blanca
10- Adrián Bastía: 37 años (20/12/1978) / Colón de Santa Fe
11- Fabián Cubero: 37 años (21/12/1978) / Vélez
12- Leandro Desábato: 37 años (24/01/1979) / Estudiantes de La Plata
13- Rodrigo Braña: 37 años (07/03/1979) / Estudiantes de La Plata
14- Daniel Montenegro: 37 años (28/03/1979) / Huracán
15- Iván Alonso: 37 años (10/04/1979) / River Plate