River buscaba un goleador y lo tenía en casa: cómo Driussi pasó de descarte a figura

El Gordo resistió ante las críticas por su tibio desempeño en una posición que no lo favorecía y logró convencer a Gallardo de que su puesto era en el área. Hoy paga con goles importantes

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En diciembre de 2015 estaba todo dado para que Sebastián Driussi, entonces de 19 años, pasara a Gimnasia como parte de pago de River al equipo de La Plata por la transferencia de Ignacio Fernández. Fue Marcelo Gallardo quien alzó la voz para pedir por la permanencia del Gordo en el plantel. Confiaba en él pese a las críticas de los hinchas y a su propia equivocación inicial.

Driussi ya portaba con el apodo de La Joya adquirido por su desempeño en las inferiores de River y en las divisiones juveniles de la Selección, donde dejó uno de los goles más recordados del año 2013 jugando para el Sub 17 ante Uruguay.

El futbolista nacido en San Justo en febrero de 1996 debutó en River cuando tenía 17 años, de la mano de Ramón Díaz, en un partido ante Argentinos Juniors. Su caso recordó al de Javier Saviola, quien también se transformó en profesional a esa edad y de la mano del Pelado. El Conejo no tuvo mayores problemas en mostrar su talento pero a Driussi le costó la adaptación. Había un problema, claro, y ese era la posición en que lo hacían jugar.

Tuvo oportunidades de sobra para asentarse como enganche, donde lo ponían primero Díaz y luego Marcelo Gallardo, sucesor del riojano en el banco. Su juego se quedaba a medio camino, ni terminaba de armar jugadas ni hacía goles. Tanto era el murmullo que generaba que a comienzo de 2016 El Muñeco se molestó con una pregunta que le hicieron al respecto.

Periodista: ¿No crees que la mejor posición de Driussi es como delantero más que como enganche?

Gallardo: Driussi por momentos cumple una posición y lo hace bien por más que él se sienta delantero y haya jugado como delantero un partido en el verano… puede sentirse delantero sí, pero ocupa una posición ofensiva dentro de un esquema en el cual estamos intentado jugar, habría que preguntarle a Driussi si prefiere estar en el banco o quedar fuera de los concentrados…

Aquel primer semestre de River estuvo lejos de las expectativas pero Driussi comenzaría a demostrar que lo suyo estaba en el área. Jugó un amistoso de verano ante San Lorenzo e hizo dos goles. Aquello quedaría grabado en la retina del entrenador. El equipo, sin embargo, fue eliminado en cuartos de final de la Copa Libertadores y terminó 11° en la Zona 1 del Campeonato.

Se imponía una reorganización, una especia de empezar de cero dejando atrás la gloria de las conquistas que habían servido para resurgir, pero que ya había terminado.

Entonces Gallardo emprendió el rearmado del plantel. Del club se fueron 18 jugadores, cinco de los cuales eran delanteros (Juan Kaprof, Federico Andrada, Gio Simeone, Tabaré Viudez y Nicolás Bertolo). Así, la zona del gol quedó resentida y el Muñeco tuvo como respuesta la llegada de Marcelo Larrondo. Sin embargo, el 9 de los goles importantes estaba adentro y pedía pista.

Larrondo llegó a River sobre el final de julio pero para el primer partido importante de la nueva temporada, la ida de la Recopa Sudamericana ante Independiente Santa Fe, en agosto, Gallardo le dio la confianza al nuevo viejo Driussi: el delantero que siempre había sido pero que estaba rezagado.

El encuentro terminó sin goles y todo se definiría en la vuelta. El Gordo volvió a ser titular junto a Lucas Alario y abrió el marcador de la revancha cuando apenas se jugaban tres minutos de partido. Luego el ex Colón estiró la ventaja y River volvió a consagrarse campeón.

Aquello fue suficiente. Driussi tiene el ADN del delantero, el olfato del gol. Desde entonces hizo otros tres goles y revirtió la imagen frente al público, que supo entender que antes no jugaba en el lugar donde mejor podía hacerlo. En la máxima categoría acumula 72 partidos y marcó nueve goles.

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Ahora que juega en su posición natural, se ilusionan los hinchas, la apuesta es que lleguen muchos más. Él se tiene toda la confianza.

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