Darío Benedetto fue la gran figura del encuentro entre Boca y Quilmes en la Bombonera. Justo en una semana que lo tuvo como eje de los comentarios por la falta de goles en el Campeonato (sólo había marcado uno por Copa Argentina ante Santamarina de Tandil), el delantero se despachó con tres goles -dos de ellos golazos- y una estupenda asistencia de taco.
Venía de errar dos goles insólitos en Mendoza ante Godoy Cruz y encendió el debate. Para peor, el Tomba lo empató en el final y al ser reemplazado una parte del público xeneize lo silbó.
El delantero, sin embargo, se mostraba tranquilo pese a su falta de gol. En declaraciones a la prensa en la semana previa al encuentro con Quilmes, lamentaba las ocasiones perdidas pero confiaba en su capacidad: "Ya va a llegar", decía en referencia al gol.
La semana de entrenamiento de Boca se desarrolló normalmente pero Benedetto vivió una situación particular luego de la conferencia de prensa que brindó el miércoles pasado.
En su camino rumbo al vestuario del Complejo Pedro Pompilio, el Pelado recibió la visita de dos señoras que habían presenciado la práctica y se mostraron preocupadas por la falta de gol del futbolista. Se acercaron, le dieron aliento al asegurarle que pronto convertiría y le entregaron un elemento que, dijeron, le ayudaría a cortar el maleficio: un trébol de cuatro hojas.
Cuenta el periodista que presenció la charla, Luis Fregossi, que Darío Benedetto agradeció el gesto de las damas y prometió llevarlo al encuentro ante Quilmes en la Bombonera. "El domingo me lo guardo en el botín", les dijo.
¿Resultado? Marcó tres goles: el primero de taco, el segundo con un bombazo de más de 30 metros y el restante de cabeza; además, habilitó con otro taco a Ricardo Centurión, quien marcó el cuarto tanto del equipo. Todo en menos de media hora de juego. ¿Habrá surtido efecto dicho obsequio? Creer o reventar.