No bajar los brazos, no rendirse y resistir. Todas estas frases, o cualquiera similar que se les cruce en este momento por su cabeza, grafica a la perfección lo que vivió y afrontó Fabio Pisacane para cumplir su sueño: jugar en la Serie A de Italia. Lo hizo este fin de semana, a los 30 años y con la camiseta del Cagliari.
Este último dato no tendría nada de saliente, si no hubiese sido porque el defensor padeció el Síndrome de Guillain-Barré y llegó a estar en coma. Cuando era pequeño, antes de ir a un entrenamiento, se quedó paralizado desde la cabeza hasta los pies.
"Me dijeron que la situación era grave cuando ingresé al hospital. Pensé que lo del fútbol se iba a acabar por siempre. Empecé a luchar para ganar contra los problemas y salvar mi vida. Además entré en coma, pero por fin salí y recuperé mi salud", recordó por estas horas el oriundo de Nápoles.
El Síndrome de Guillain-Barré es un trastorno neurológico en el que el sistema inmunitario del cuerpo ataca a una parte del sistema nervioso periférico y la mielina. El resultado es la incapacidad de sentir calor, dolor y otras sensaciones, además de paralizar progresivamente varios músculos del cuerpo y causar problemas en la respiración.
Su andanza con la pelota como profesional inició en 2004, deambulando por la B, C y D de Italia. Tras ascender el año pasado con el elenco de la Emilia-Romaña, el fin de semana pasado consiguió su meta, de llegar a lo máximo. "Lo siento, no puedo", fue lo poco que pudo decir Pisacane antes de romper en llanto, luego de decir presente en la goleada por 3 a 0 ante Atalanta.
"Fueron cuatro meses que pensé noche y día en este momento y los problemas que pasé para llegar hasta acá. Nunca me he rendido, ni siquiera un solo segundo. Sería incapaz de hacerlo, de verdad. En la última semana he intentado no pensar, pero por la noche mi cabeza me devolvió los recuerdos de lo que viví hace 10 u 11 años", cerró el emocionado futbolista.