La estadística oficial de la ATP dice que Juan Martín del Potro y Marin Cilic se enfrentaron 10 veces a lo largo de sus carreras como tenistas profesionales. La de noviembre próximo, en la final de la Copa Davis 2016, sería la 11° si ambos llegan en condiciones de disputarla… Pero la historia se ha encargado de que las vidas de dos de los gigantes del circuito se cruzaran, en realidad, muchas más veces de lo que indican los manuales de consulta, casi desde el día en que nacieron.
Juan Martín vio por primera vez el mundo exterior el 23 de septiembre de 1988 en la ciudad bonaerense de Tandil. Apenas cinco días después, el 28 de septiembre de 1988, también nació Marin pero en la localidad croata de Medjugorje. A Tandil y a Medjugorje las separan cerca de 12 mil kilómetros pero la fuerza centrífuga del destino, o vaya a saber qué, los hizo coincidir muchas veces desde poco tiempo después.
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Marin Cilic, cinco días más chico, comenzó sin embargo antes que Del Potro a desarrollar su carrera en el camino del profesionalismo. Los primeros puntos registrados por el croata en el circuito de la ITF datan de septiembre de 2001 tras disputar dos partidos en el Mostar Open, un torneo de tenis organizado en el Teniski Klub Mostar de Bosnia/Herzegovina.
Juan Martín del Potro, por su parte, jugó su primer partido ITF en agosto de 2003 en el marco de un torneo Future disputado en Buenos Aires. El rival del tandilense fue Diego Cristin, un tenista nacido en Buenos Aires que supo registrar el saque más rápido de nuestro país, tras un servicio que viajó a 214 kilómetros por hora. La Torre de Tandil ya acumulaba, de todas formas, varios partidos en busca de rodaje.
En ese marco, en el de la preparación para el profesionalismo, Del Potro y Cilic se encontraron frente a frente y en la disputa de lo que entonces era la gran oportunidad de ambos en sus 14 años de vida: la semifinal del Orange Bowl, el único torneo para juniors valorado por la ITF. Fue en 2002 y el argentino se impuso por 6-1 y 6-3 (las imágenes de este partido dan inicio a este texto). Juan Martín ganaría luego ese torneo al derrotar en la final al ruso Pavel Tchekhov por 6-2 y 7-6 (5).
La historia, que parece melliza, continuó con sus coincidencias. Ambos debutaron en el circuito máximo de la ATP en 2005: Cilic lo hizo en julio, en el torneo de Umag, Croacia, y allí perdió ante el belga Kristof Vliegen. Del Potro había saltado a escena en febrero de ese año pero en Viña del Mar, Chile, y el argentino corrió mejor suerte porque jugó dos partidos. Ganó el primero ante el español Albert Portas y perdió el segundo ante el entonces juvenil Fernando Feña González.
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Desde allí desarrollaron carreras muy destacadas. Del Potro ganó 18 títulos, con el US Open 2009 como el más resonante. ¿Cilic? Casi idéntico: 15 títulos, entre los cuales brilla el del US Open 2014.
En cuanto a ranking, ambos también fueron Top Ten: Delpo fue N°4 el 11 de enero de 2010 y Cilic alcanzó el 8° lugar el 13 de octubre de 2014.
Las casualidades suelen emparentarse más con la búsqueda de coincidencias que con situaciones divinas. En este caso, en las historias de Juan Martín del Potro y Marin Cilic, las características que los igualan son llamativas. Además de lo ya mencionado, cierto es que los dos miden 1,98 m, que por obvias razones tienen 27 años, que son derechos y pegan el revés a dos manos, que el argentino acumula ganancias por 16 millones y el croata por 15.
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La primera vez que se enfrentaron como tenistas profesionales fue en Australia 2009 y ganó Del Potro por 5-7; 6-4; 6-4 y 6-2. La última fue en el Masters 1000 de París 2013 y también ganó el argentino (6-4 y 7-6), quien domina el historial de cruces entre ambos por 8-2. Cilic sólo pudo vencerlo en el Abierto de Australia 2010 y en el Masters 1000 de Canadá 2011.
La próxima, si todo se da según lo esperado, será en Zagreb, Croacia, cuando las vidas de dos tenistas que nacieron con cinco días de diferencia y a 12 mil kilómetros de distancia vuelvan a cruzarse, nada menos que en la final de la Copa Davis (25 al 27 de noviembre) y siendo ambos las máximas figuras de sus equipos.
Capricho, coincidencia, destino… la definición quedará a gusto del aficionado. Ellos hicieron sus caminos, cada uno por su lado, pese al imán imaginario que insiste, con llamativa habitualidad, en atraer sus vidas.