Pilar Geijo, la nadadora que no necesita de los Juegos Olímpicos para demostrar que es una campeona

Es tetracampeona mundial, estudia periodismo, realiza ayudas sociales con diversas entidades y fue reconocida como personalidad destacada del deporte por la Legislatura porteña. Recientemente ganó la tradicional carrera Capri-Nápoles. No participó en Río 2016 porque dicha modalidad no le divierte. Su historia

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Pilar Geijo con el trofeo
Pilar Geijo con el trofeo después de ganar la tradicional carrera Capri – Nápoles

La vida de Pilar Geijo se mantiene a un ritmo vertiginoso. A lo largo de su trayectoria recorrió más de 40 países y en cada uno de ellos representó al país de la mejor manera. El último ejemplo lo dio en Italia, con un triunfo en la tradicional carrera Capri-Nápoles, que es considerada la cuna de las aguas abiertas, y ya había conquistado en 2011.

"Yo me dediqué a las aguas abiertas por Alfredo Camarero (el rosarino bicampeón mundial y protagonista del histórico cruce del Canal de la Mancha). Cuando iba a nadar a GEBA, él siempre decía que la Capri-Nápoles era increíble y desde chiquita quise ganar esa carrera", confiesa la porteña en diálogo con Infobae.

Sus ambiciones se formaron desde su infancia. A diferencia de los nadadores porteños, Pilar siempre tuvo en claro que elegiría una disciplina que no es tan popular en la City. "Es raro que siendo de Buenos Aires me haya dedicado a esto. Es más común en los deportistas de Santa Fe o Rosario que tienen un río ahí", analiza la porteña y aclara: "Yo empecé en piletas con distancias largas, pero cuando intenté hacer las dos cosas me di cuenta de que necesitaba dedicarme 100% a una especialidad. Elegí la que más me gustaba, porque además de la exigencia de los entrenamientos, se necesita de una estrategia muy divertida que nunca se va a emplear en una pileta. Hay variantes como nadar en pelotón, el drafting, las olas o el clima que modifican considerablemente una carrera de otra".

La argentina en lo más
La argentina en lo más alto del podio recibe la felicitación de una de sus rivales

Sin dudas, una de las discrepancias más notorias es el tiempo que dura la competición. En aguas abiertas se trata de carreras kilométricas que pueden durar varias horas y la resistencia es la principal herramienta para el éxito. "A mí el tiempo se me pasa muy rápido. No me doy cuenta de que pasan 7 u 8 horas mientras estoy nadando, a diferencia de lo que me podría pasar si voy caminando. Cuando tomo consciencia de eso me sorprendo, pero se ve que estoy tan concentrada que es un factor que ignoro. Además, es una competición que te obliga a estar atenta a todo lo que pasa. Muchas veces vamos nadando en pelotón y alguna hace un movimiento para superarte y vos tenés que reaccionar de inmediato. Es muy intenso", le dice Pilar a Infobae.

Otro recurso determinante es el psicológico. La desdicha del clima, la temperatura del agua, las corrientes y las olas complican a los participantes. Una de las presentaciones más recordadas por Geijo es la que protagonizó en Canadá en 2011: "En las adversidades a veces uno recurre a elementos que están alejados de la realidad. Me acuerdo que esa vez el agua estaba súper fría y provocó muchísimos abandonos. Yo estaba liderando la prueba, pero la estaba pasando muy mal. Tenía el riesgo de que me de hipotermia y me asusté porque no controlaba mi cuerpo, entonces me imaginé a un barco hundido. Fue natural, no es que lo haya planeado. No sé cómo se me puso en la cabeza que yo era la única que tenía la capacidad de los que estábamos en ese barco de llegar a la costa y dar aviso de la ayuda que necesitaba el resto de la gente. Estaba convencida de que eso estaba pasando y fue una motivación que me sirvió para ganar la carrera, aunque recuerdo que apenas llegué a la meta me desmayé. Fue mi cierre de función".

Las secuelas que deja cada producción son notorias, porque cada carrera tiene su particularidad. "En Canadá es el frío, en Italia es el agua salada que una traga, en Capri siempre termino vomitando… pero en todas me queda el cuello a la miseria por el bretel de la malla y parece que me hayan dado una paliza. Me queda la piel en carne viva", explica la tetracampeona mundial que optó por dejar de hacer el ciclo olímpico hace varios años.

Pilar sonríe luego del triunfo
Pilar sonríe luego del triunfo en Italia

"Hasta el 2008 lo hice con gusto, pero a partir del 2009 me incliné por el Gran Prix, porque opté por hacer lo que realmente me gustaba y no lo que debía hacer. Yo quiero nadar en distancias largas en un nivel competitivo importante. Los 10 kilómetros se transformaron en una especie de pileta, porque cada vez son más vueltas en lugares donde no hay olas, ni agua fría, ni corriente. Lo modificaron para promocionar la especialidad, pero perdieron el formato original del deporte. No está bueno que se hagan en lugares destinados al remo, que es como una piscina plana. No es algo que me divierte. Comprendo a la gente que no lo entiende, pero es mi filosofía de vida. Es como que a un maratonista lo pongan a correr en una distancia de 100 metros", cuenta Pilar.

Más allá de su vida deportiva, la argentina también vive experiencias irrisorias, como la que le tocó hace unas semanas cuando se encontró con un futbolista que lleva su mismo apellido. "Es mi primo trucho (risas). Hace muchos años busqué en Google mi apellido y salió un Geijo que también era deportista. En un momento me enteré que estaba jugando en el Granada de España y después de buscarlo por las redes sociales me dijo que a él le había pasado lo mismo, pero que no había tenido el coraje de escribirme. Empezamos a tener contacto por Instagram y ahora que estaba en el Venecia fui dos días con mi papá hasta allá y nos conocimos. Él me regaló su camiseta y yo le di mi gorrita. Los dos nos fuimos con un recuerdo que dice Geijo. Fue un encuentro muy simpático", dice Pilar con la encantadora sonrisa que la caracteriza.

Otro hecho poco habitual fue que la Legislatura porteña la haya reconocido como Personalidad Destacada del Deporte: "Fue un acto muy emotivo, yo estaba acostumbrada a los premios Clarín o a los Olimpia que ahí estás rodeada de otros deportistas, pero en este caso se armó todo para mí y me puse muy nerviosa. En esos momentos te das cuenta quiénes son los más allegados en la vida deportiva y por suerte pude juntar a la gente que más quiero. Fue un reconocimiento muy importante, porque en ningún lado de los que estuve me sentí tan bien como en mi casa, ya sea Boedo o Núñez", afirma.

Además, en su tiempo libre también se dedica a la ayuda social. A través de una empresa realiza donaciones a lugares carenciados y la última vez optó por una escuela especial para chicos con autismo en Paraná. "Elegí esa ciudad porque ahí hay una competencia en que gané muchas veces y significa mucho para mí. Entregamos material para arreglar las paredes y los pisos, ahora voy a ir a visitarlos para ver cómo quedó", relata la nadadora.

Por si fuera poco, también estudia periodismo deportivo en las instalaciones de River. En el segundo año del terciario, Pilar dice que le "gusta mucho escribir y transmitir las experiencias" que vivió por todo el mundo. "Las materias de radio y TV me divierten mucho, pero con el fútbol estoy tratando de amigarme. Tengo reglamento I, reglamento II, reglamento III… es como que no termina nunca. Cuando me toca practicar las previas de los partidos me resulta un poco dificultoso, casi que me embola un poco, pero en general es una linda carrera", confiesa.

Para cuando se retire de la práctica profesional en aguas abiertas, Pilar tiene en claro que un posible futuro sea en la rama del periodismo. Sin embargo, en las aulas atraviesa la particularidad de convivir con jóvenes más chicos que ella. "Me siento un poco sapo de otro pozo, porque yo voy a cumplir 32 años y tengo compañeritos de 19. Hay una diferencia generacional bastante grande, pero como somos pocos nos llevamos muy bien", explica entre risas y aclara cuál sería el rubro que elegiría afuera del agua: "Me gustaría dedicarme como prensa en algún club. Estaría bueno transmitir lo que sucede en un equipo del que también sería parte".

Los logros deportivos, la ayuda social, el constante sacrificio y la idea de seguir creciendo en el ámbito profesional y personal convierten a Pilar Geijo en un ejemplo a seguir. La sirena argentina que brilla en aguas abiertas es una de las deportistas más destacadas de nuestro país. Cada una de sus brazadas recuerdan que el esfuerzo vale la pena.

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