Fue en el velatorio de Julio Grondona donde nació la segunda oportunidad para Marcelo Tinelli -luego de su frustrada negociación con Jorge Capitanich para ponerse al frente de Fútbol para Todos- para poder involucrarse con la AFA desde adentro. De la mano de Torneos, con la aprobación de River y Boca, el "establishment" del fútbol acordó reunirse el lunes 4 de agosto en la AFA en lo que en adelante se llamaría "Mesa Chica" y a la que se irían agregando otros dirigentes como Juan Sebastián "La Brujita" Verón, Claudio "El Chiqui" Tapia, Matías Lammens, Eduardo Spinosa, Alfredo Dagna.
La primera decisión de Luis Segura fue ocupar la oficina de Grondona, vaciar los cajones e intentar un tránsito consensuado hasta finalizar su mandato en octubre de 2015.
El nuevo intento de Tinelli por llegar a la AFA comenzó con su designación como secretario de Prensa y Comunicación. La impulsaron Torneos, Boca y River. La aceptaron como un gran aporte Luis Segura y la mayoría de quienes por entonces integraban el Comité Ejecutivo. Su presencia física en Viamonte fue un acontecimiento. Para dirigentes, funcionarios y empleados verlo por los pasillos u oficinas significaba un gran revulsivo. Marcelo se hizo presente alrededor del 20 de agosto, a menos de un mes de la muerte de Grondona. Designó un equipo de jóvenes periodistas que se harían cargo del sitio web, la revista mensual y las redes sociales, herramientas que ya funcionaban. Junto a ello, su impronta habría de generar nuevas expectativas, diseños, estilos e idioma. Se pasaría de una información institucional a otra más mediática y "divertida". O sea, los soportes de AFA, de alguna manera, intentarían competir con los medios a quienes, antes que nada, debía asistir.
Tinelli manifestó en febrero de 2015 su decisión para ser presidente de la AFA. Y como todo en su vida, lo hizo con vocación y énfasis
Pero todo es tan dinámico, especialmente en la AFA, que impulsado por muchas fuerzas de varios poderes de la vida del país, Tinelli manifestó en febrero de 2015 su firme vocación para ser presidente. Y como cuanto emprende en su vida, lo hizo con avasallante vocación y énfasis. Ya Segura estaba instalado como tal. Por 50 votos a favor y ninguno en contra habría de finalizar el mandato de Don Julio que vencía en la última semana de octubre de 2015, e inequívocamente comenzaría a transitar el camino de la política interna para ser candidato en las elecciones programadas al finalizar la transición que se diera por cumplido el mandato de Grondona. Luego, vendrían las elecciones para ser el presidente tal como lo determina el estatuto, desde el 23 de octubre de 2015 hasta octubre de 2019.
Segura, impulsado fuertemente por su hijo Luis Fernando, enorme parte del Ascenso liderada por Claudio "Chiqui" Tapia y una considerable porción del Consejo Federal gobernando fiel a su personalidad -consensuar, trabajar mucho, ir a todos los lugares que le pidieran, no enojarse jamás, no levantar la voz, no imponer, no presionar-, navegaba sobre un mar encrespado y cambiante. Tinelli no reunía los requisitos estatutarios. No llegaba a los cuatro años de gestión como vicepresidente de San Lorenzo. Un impecable dictamen del abogado, catedrático, autor de libros sobre Derecho, el doctor Mario Schmoisman, así se lo señalaba al Comité Ejecutivo a requerimiento de Segura. Leyéndola, se advertirá la claridad de su contenido.
Para Tinelli un dictamen del Departamento de Legales de la AFA, no resultaba nada más que la multiplicación de su énfasis. Para oponerse a Schmoisman, contrató a tres juristas del mayor prestigio y trayectoria, tres ex ministros de Justicia de la Nación: Barra, Vanossi y Gil Lavedra. Ellos tenían que encontrar la veta por donde poderle entrar al Art. 50 y advirtieron que una coma dejaba lugar a interpretaciones. Fue cuando se pasó a hablar de la famosa "interpretación del Art. 50". Una maravilla de la dialéctica sofista de la escuela de Eneas, discípulo de Sócrates. Vale la pena leer, aunque sea una parte, para entender el valor de la coma como término sintáctico de interpretación.
Este fragmento, del 11 de agosto de 2015, que consta de muchísimas páginas, respondía al impecable dictamen del abogado de la AFA, Mario Adolfo Schmoisman. Leamos:
"Por todo lo expuesto, se concluye que la exigencia temporal en cuestión -"por períodos no inferiores a cuatro años, como mínimo"- debe ser aplicable al conjunto de los sujetos mencionados en el texto, esto es, tanto respecto de quienes reúnan el carácter de "directivo de club directamente afiliado a esta Asociación, o de Liga afiliada, o de clubs indirectamente afiliados a ésta", como también respecto de quienes reúnan la condición de "haber pertenecido a algunos de los distintos Cuerpos, Comisiones y Asesorías que integran los organismos que conforman la Asociación del Fútbol Argentino".
Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete, unido a Segura por la compartida pasión por Argentinos Juniors, ofició tres veces como asesor y hasta intentó mediar desinteresadamente. Y, en tal sentido, trató de convencer a Tinelli de que a la AFA, ya bajo investigación por las denuncias de Graciela Ocaña, le caía bien una transición.
En tal sentido, Alberto Fernández, le explicó a Marcelo: "Dejá que Segura sea el Adolfo Suárez de España, que la AFA tenga gobernabilidad, que se logre el consenso, que salga de la amenaza jurídica, que aclare toda su situación administrativa, institucional y financiera". Luego, concluía con tino y sabiduría: "Una vez que se den estas condiciones, sin enfrentamientos, quien resulte elegido, tendrá el éxito asegurado, podrá proyectar, ordenar y gobernar". Su diagnóstico preveía en marzo-abril de 2015: "Si van a la confrontación, el futuro de la AFA está comprometido".
“Dejá que la AFA tenga gobernabilidad con Segura, y después tendrás el éxito deseado”, le dijo Fernández a Tinelli
Tinelli, de a poco, comenzó a sumar adherentes. Logró para el Ascenso a un verdadero baluarte, Javier "Pipo" Marín. Era su mejor representante dentro de la AFA. Y cuando su categoría, la B, debió votar para la interpretación del Art. 50 la votación con Tapia, quien estaba por el NO, fue 10 a 10.
Desempató, contra su voluntad, el propio Segura. Y así la Mesa de la B votó por el NO.
La lucha de Tinelli fue implacable. Reuniones en el Panamericano y en el Dashi de Figueroa Alcorta y San Martín de Tours. Su propia oficina y domicilio fueron destinos de interminables diálogos con todos los dirigentes que quisieran debatir su proyecto. En realidad, intentaba convencerlos en dos tiempos: primero que aceptaran la interpretación del Art. 50 para poder ser candidato. Ese era el primer objetivo. Si lo lograba, iría por los votos.
Sus respaldos eran cada vez más y de mayor peso: D'Onofrio, Verón, Spinosa, Gamez, Julito Grondona, Armando Pérez, la Primera C completa: Lewin, Blanco… Muchos más se fueron sumando. Pipo Marín le trabajó como eficaz puntero y hasta consiguió el apoyo entre otros "difíciles" de Merellas, presidente de El Porvenir e inolvidable amigo de Grondona. Logró los respaldos necesarios para que un dictamen jurídico se convirtiera en una decisión política. Tras una reunión en el Panamericano de las que ya participaba Gabriel Mariotto, símbolo de Banfield, delegado a su vez por el gobernador Scioli para apoyar a Marcelo, la situación se tornó incontrolable para el grupo de los ortodoxos integrado, entre otros, por Segura, Angelici, Tapia, Ferreyro, Lovato, Dagna, Milano, Camarero, Dupeillet, Larocca y muchos miembros del Consejo Federal.
Moyano negoció. Tinelli podía ser candidato, pero no era una medida de excepcionalidad: él también jugaría por la presidencia
Terminada una encendida reunión en el Panamericano, los "tinellistas", sin Tinelli, decidieron marchar hacia la AFA cual tropa triunfante de Julio César al conquistar un nuevo territorio, para aclamar en la reunión del Comité Ejecutivo de esa noche –septiembre 29- la aceptación de Marcelo como candidato a presidente de la AFA.
Fue entonces cuando los liderados por Tapia recurrieron a Hugo Moyano, presidente de Independiente. Moyano llamó a Lammens y le sugirió que no hagan eso, que no era correcto, ni político. Y lo invitó a una reunión en la oficina de Pascual Caiella, vice de Estudiantes, ubicada a pocos metros de la propia AFA. Simultáneamente unos micros y unos muchachos fornidos se paseaban por la manzana de la AFA… sin molestar a nadie.
El equipo de Tinelli pidió que se pospusieran las elecciones de AFA para diciembre. Creyeron que el tiempo electoral los ayudaría. Se equivocaron
Negociaron. Tinelli sería aceptado como candidato a presidente por el Comité Ejecutivo, pero sin manifestaciones aclamatorias ni fuera del Orden del Día. Al mismo tiempo no se trataría de una medida de excepcionalidad, sería para todos. Con lo cual el propio Moyano, sin la antigüedad requerida podría ser candidato. Cosa que quedó confirmada en la frustrada elección del 30 de junio de 2016, tras la correspondiente modificación estatutaria.
Ya candidato, Marcelo fue sumando votos. No se sabe si él se acercó a intendentes, gobernadores y legisladores o estos se acercaron a él. Pero, en esta etapa, le bajaban línea a presidentes de clubes, especialmente del conurbano bonaerense, que "había que apoyar a Tinelli".
Del otro lado, operaban verdaderas "fieras": Angelici, Moyano, Tapia, Segura, Dupeillet, los "mariscales" del Ascenso y otros que debieron luchar contra el más poderoso hombre del país. Por entonces 7 millones de seguidores de Twitter (hoy ya casi en 10 millones), más de 22 puntos de rating promedio en el "Bailando", exitosisímo empresario, generador de trabajo, influyente miembro del poder real del país, con alternancia del más elevado nivel internacional, admirado y querido por todos y con la prensa que lo apoyó en todo momento degradando y hasta burlándose de su contendiente.
Lo más difícil para los estrategas, realizadores y punteros, no era el punteo de los 75 votos a dirimir. Lo más fino y valioso sería la detección de los traidores. Hubo personas que iban a las dos convocatorias: Panamericano y Camioneros. Y que, sin decirlo, confundían a ambos bandos. Adviértase, por caso, que a la cena de cierre de Segura en Camioneros fueron 41 asambleístas. Y en el almuerzo pro Tinelli ("El Mangrullo" de Ezeiza), el mismo día de la votación -3 de diciembre de 2016- comieron 42 asambleístas y lo votaron 38. Peor y más inadmisible aún, después de la elección, en el mismo lugar, hubo 40 supuestos votantes de Tinelli, dos más que los sufragados.
Lo más fino y valioso sería la detección de los traidores. Hubo personas que iban a las dos convocatorias: Panamericano y Camioneros.
A esta altura, con los hechos ya consumados, se puede afirmar que hubo un movimiento táctico del equipo de Tinelli que resultó equivocado: pedir que las elecciones de AFA, previstas para el 22 de octubre se pospusieran para diciembre del mismo año. Creyeron que el tiempo los ayudaría y, acaso, no faltó algún asesor que apostó al devenir de la elecciones nacionales. Ese día se llevó a cabo la Asamblea en Ezeiza, se mocionó para postergar la elección a presidente para el 3 de diciembre. Se aceptó. Y cada uno se fue a seguir trabajando en su club.
Sin embargo esa noche, en su programa, Tinelli recibió a Scioli para cerrar su campaña. No estuvieron ni Massa, ni Macri, tal como lo habían hecho en el debut del "Bailando".
Macri sabe que Tinelli haría una buena gestión en la AFA. Y que desde allí podría convertirse en un potencial adversario político
Scioli, esa noche "consagró" a Tinelli futuro presidente de la AFA junto a su anticipado "triunfo del próximo domingo en todo el país". No fue así. Macri obtuvo mayor cantidad de votos. Fueron al ballotage. Ganó Macri. Y a partir de ese momento, Angelici, dentro y fuera de AFA, redobló la apuesta contra Tinelli. Su participación a favor de Segura se multiplicó. Y sus declaraciones públicas tomaron el tono del interés político directo. Es simple: Macri no quiere a Tinelli en la AFA. Sabe o intuye que lo hará bien, que la transformará, que le dará identidad y prestigio. Si él pudo llegar a jefe de Gobierno de la Ciudad desde el éxito de su gestión en Boca , ¿cómo Tinelli no habría de convertirse en un potencial adversario político para la Ciudad, la provincia o el país en cuatro años?
LA AFA sigue siendo la más valiosa plataforma de lanzamiento por su valor político social, económico, empresarial y deportivo.
Pero Macri, al parecer, tampoco quiere a los Tapia o a los Moyano. Como verbalizó en un fallido un presidente de club grande en un plenario en Ezeiza: "Lo único que nos falta, es que le demos la AFA a estos negros…".
Y entonces, ¿a quién quiere Macri en la AFA? A la Junta Regularizadora consentida por la FIFA y la Conmebol, pues hará todo cuanto requiera su Gobierno.