En septiembre de 2014, Estefanía Banini saltó a la fama por una jugada en la que, a pura habilidad, dejó en ridículo a sus rivales de la selección brasileña, jugando la Copa América para la Argentina. Sus lujos le valieron el apodo de "la Messi" femenina. Dos años más tarde, la mendocina sigue dando muestras de su talento en la liga profesional de los Estados Unidos, una de las más poderosas del mundo.
Cumplir el sueño de jugar al fútbol no fue fácil para Banini. En su provincia natal no había equipos femeninos, por lo que tuvo que comenzar practicando futsal en un conjunto de varones de un club de barrio. "Era complicado entrar, fue difícil por el machismo de aquel entonces", recordó. Recién a los 15 años conoció a "Las Pumas", un combinado de mujeres, y comenzó a competir en cancha grande.
"Al principio, los varones no me iban fuerte y algunos padres decían que 'cómo iba a jugar una mujer'. Ya después, había chicos que me iban a pegar por el simple hecho de ser mujer o por impotencia, tal vez. La realidad es que siempre me trataron distinto", contó sobre sus inicios en el deporte, los cuales no estuvieron exentos de prejuicios y estereotipos respecto de los que las chicas pueden o no hacer. "Había padres que, por ser mujer, me querían sacar de la liga o del torneo, y empezaban a poner excusas, como que me podía lastimar. Todo era por machismo, no por algo real. Hasta hicieron firmar a mis papás una carta diciendo que ellos se hacían cargo de cualquier cosa que me pasara. Yo estaba muy nerviosa porque no sabía si me iban a dejar jugar o no y agradecí que por esa nota me autorizaron, aún cuando sé que fue un hecho de discriminación", planteó.
Carlos Borrello fue el primer entrenador que se fijó en ella para la Selección. Comenzó en la Sub 20 y luego pasó a la mayor, con la que fue a disputar un torneo amistoso a La Serena, en Chile. Allí la vieron enviados de Colo Colo y la convocaron para jugar en el club. Aunque tenía ofertas de equipos de Buenos Aires, la jugadora valoró la oportunidad que le brindaban en el país trasandino de seguir estudiando, por lo que armó las valijas y se mudó al país vecino. Con la disputa de la liga local y de la Copa Libertadores, Banini adquirió su primer roce internacional por fuera del conjunto nacional y, además, confirmó que también podía ser 'crack' en cancha grande.
Tras brillar en un torneo Sudamericano con el elenco "Albiceleste", el director técnico Luis Nicosia la ayudó a dar el salto hacia su gran ilusión: jugar en la liga profesional de los Estados Unidos. En enero de 2015, el equipo de Washington Spirit anunció la contratación de la mediocampista argentina. "Siempre tuve el sueño de llegar a la Selección y jugar en Estados Unidos. Siempre me entrené para eso, desde los cinco años. Cada paso que daba lo hacía con la convicción de perseguir lo que quería, hasta que se dio y no lo podía creer", reconoció Banini, en diálogo con Infobae.
En el país del Norte, la mendocina se codea con las grandes estrellas del fútbol femenino. Allí, las jugadoras tienen el mismo trato profesional que los varones y son reconocidas figuras en los medios de comunicación. Hacen publicidades, tienen sponsors y cobran abultados contratos. A pesar de eso (y de ser mucho más exitosas), las integrantes de la selección de Estados Unidos cobran menos premios que sus pares del conjunto masculino. Eso motivó un reclamo y una lucha que Banini apoyó: "Deberían tratar de igualar (los montos de dinero) porque es real que las mujeres han ganado mucho más que los hombres y, a nivel de selección, llevan más gente a los estadios. Incluso, los hombres de la selección masculina estaban de acuerdo con las mujeres".
Jugar en una liga híper profesional como la estadounidense le permite a la argentina vivir por y para el fútbol. Va todos los días al club y entrena en uno o dos turnos, según lo requiera la competencia que esté disputando su equipo. "Hoy por hoy puedo vivir del fútbol, pero mañana voy a tener que tener otro trabajo", admite la hincha de River, quien sabe que, si se hubiera quedado en la Argentina, nunca podría haberse ganado la vida practicando el deporte que ama.
La crisis institucional que vive la AFA afecta aún con más fuerza a la selección femenina. Luego de que Julio "Vasco" Olarticoechea dejara la dirección técnica del equipo para pasar a los combinados masculinos, no se nombró a ningún nuevo entrenador. "Estamos en un país machista y ya tienen bastantes problemas con la selección de hombres, menos se están fijando en la de mujeres. Esa es la realidad: estamos en el aire, no sabemos si va a seguir Olarticoechea como técnico, si va a asumir otro…No se sabe mucho", lamentó la mediocampista ofensiva, quien se perdió los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, el último torneo que disputó el elenco nacional, por una lesión en una de sus rodillas que la marginó durante seis meses de las canchas.
Banini, que tiene como referentes a la brasileña Marta y a Lionel Messi, es la única futbolista del país que hoy juega en la Women's Professional Soccer (WPS). Aunque asegura estar feliz con su presente, se ilusiona con probar suerte en otros lugares. "Quiero disfrutar el fútbol, ir a otro país a vivir otra experiencia y ver cómo se juega en otro lugar. El estilo de acá no me conviene mucho y quiero ver qué es lo que puedo dar en otro lado. Estoy muy contenta de haber logrado este sueño, pero, sin embargo, quiero experimentar ir a otro lado y ver hasta dónde puedo llegar", señaló "la Messi", de 26 años, quien imagina las ligas de Francia o España como posibles próximos destinos.
Finalmente, la mendocina alentó a las jóvenes a jugar al fútbol, aún a pesar de los tabúes que existen alrededor de las mujeres que quieren practicarlo. "Hagas lo que hagas, siempre va a haber gente que va a estar criticando. Vivimos en un país muy machista y estamos acostumbrados a ver fútbol de hombres nada más. Antes, cuando veían a una mujer jugando al fútbol, la asociaban con un hombre. No les cuadraba en la cabeza que solo es un deporte. La gente no entendía pero, a medida que pasó el tiempo, las cosas han cambiado mucho. Hoy voy a Argentina y veo un progreso muy grande respecto de cuando yo empecé. Me gusta, pero no alcanza. La mentalidad está cambiando de a poco, pero ojalá se le dé importancia de verdad", concluyó.