El futbolista de Boca Ricardo Centurión sumó un capítulo más a su complejo historial de conducta, ahora tras ser apuntado como protagonista de un confuso episodio en el que un importante auto registrado a su nombre colisionó contra otro en Avellaneda.
El volante de 23 años ha mostrado su notable talento con la pelota desde su debut en Racing, en mayo de 2012, cuando tenía 19 años. Desde entonces fue protagonista en el terreno deportivo pero también supo hacer trascender su nombre a partir de conductas objetables para un profesional.
Cuando comenzó a destacarse en la Academia, allá por la temporada 2012-13, se conoció una foto suya de cuando tenía 16 años en la que se mostraba portando un arma y con mirada desafiante hacia la cámara. "Fue una broma en San Nicolás, tenía 16 años, nada importante… cosas que pasan en la vida, eso es tema de mi pasado", respondió entonces.
Poco después de aquello, en septiembre de 2012, fue mencionado por Brian Risso Patrón, uno de los jugadores de Racing de su camada que llegó a jugar en Primera pero cuya carrera se vio truncada por la acusación de un homicidio por el cual fue condenado a prisión. Desde el penal de Florencio Varela, el ex jugador contaba en una entrevista publicada en el diario Olé en septiembre de 2012:
–En vez de dejar que me manejaran mis viejos, me quise manejar solo con 15 años. Cobraba lo mismo o más que mi papá. De tanta gente que tenía alrededor golpeándome la espalda, me la empecé a creer.
–¿Por eso le mandaste una carta a Centurión?
–Sí. Yo hablo mucho con la psicóloga del club. Le pregunto cómo están los pibes que salieron desde el mismo lugar que yo, que la vienen peleando desde barrios humildes. Ella me había contado que Centurión estaba jugando bien. Yo lo conozco de chico y sé dónde vive. Conozco lo que es como persona. Lo primero que le pregunté a la psicóloga fue si Centurión había sacado a su familia del barrio ( NdeR: hace unos días se mudó al centro de Avellaneda). Ella me había dicho que no. Entonces, le mandé una carta.
–¿Y qué le escribiste?
–Lo felicité por lo que estaba haciendo, por cómo se estaba esforzando. Antes de que me pasara esto, él me decía: "¿Sabés las ganas que tengo de jugar en Primera?". Yo le aseguraba que iba a llegar. El pibe es un crack. Pero hay muchas cosas que no ayudan en la vida de un jugador. Lo digo en general.
–¿Qué cosas?
–Le aconsejé que sacara a su familia de esa zona, que le dé una mejor vida, que abra bien los ojos y piense sólo en ellos. Si sigue por este camino, él va a durar muy poco en el fútbol argentino porque está claro que tiene muchas virtudes. A mí me perjudicó bastante el entorno. Seguramente habrá mucha gente que se acercará a Centurión por interés, sin importarle cómo y cuánto luchó, de dónde salió, cómo es su familia… Se le van a acercar para sacar provecho de él, para pellizcar algo.
En enero de 2013, en tanto, Centurión dio la nota al convertirse en el pase más caro de la historia de Racing. El Anzhi de Rusia pagó 7,5 millones de euros por su pase y, cuando parecía que el crecimiento como futbolista le permitiría tomar mejores decisiones en su vida, una lesión inesperada volvió a ponerlo en el centro de la escena de la discusión. Es que el club europeo descubrió durante la revisión médica que el jugador tenía un quiste en el tobillo derecho por el cual decidió operarlo, el jugador no quiso someterse al tratamiento y la transferencia, finalmente, nunca se concretó.
Poco después, sin embargo, se fue a Europa pero ahora para jugar en el Genoa, donde no tuvo buenos desempeños y, así, el club italiano nunca terminó de pagar el préstamo ni hizo uso de la opción para la compra del pase. Al regresar del Viejo Continente, sin embargo, dijo: "Volví de otra manera de Europa. Ahora no vivo a mil".
Racing volvió a cruzarse en su camino y el jugador nacido en Villa Corina logró explotar como jugador en su segunda etapa en el club de Avellaneda, tanto que fue el autor del gol que le dio al club el título local de 2014, después de 13 años de sequía.
En enero de 2015 se concretó su pase al San Pablo de Brasil. Unos días antes, el jugador sufrió un violento asalto mientras estaba con su mujer y su suegra en Avellaneda. Cinco ladrones los atacaron y les robaron todo, desde las billeteras y carteras hasta el rodado del jugador.
Centurión emigró a Brasil luego de un pase que alcanzó los cuatro millones de dólares. Allí tampoco logró afianzarse y vivió momentos conflictivos, como aquel de abril de 2015 en el que, tras una derrota con San Lorenzo por la Copa Libertadores, los dirigentes del San Pablo le dieron al futbolista un permiso para quedarse un día más en la Argentina. Ricky, que por la noche salió a bailar, se quedó dormido y perdió el vuelo programado, lo que se tradujo en una fuerte multa económica.
Con la camiseta del equipo paulista también fue noticia por una desagradable acción contra un rival. Fue en un choque jugado en mayo pasado contra Toluca, por la Copa Libertadores, cuando Ricardo Centurión escupió a un rival y vio la roja por su conducta.
El volante nunca logró establecerse en el San Pablo y comenzó a trabajar en su cabeza la idea de regresar a la Argentina. En abril de 2015 había declarado de manera pública su disconformidad con el fútbol brasileño: "Vivir acá es complicado. Vivo en una burbuja, paso de mi casa al entrenamiento. Es una ciudad muy grande, con mucho tránsito a cualquier hora", dijo y agregó sobre las cuestiones deportivas: "El fútbol brasileño no lo seguía mucho, pero hay muy buenos jugadores acá. Igual lo estoy padeciendo y sufriendo al campeonato. Con mis compañeros no tengo sintonía todavía. En Racing había encontrado una idea, y acá es todo nuevo, muy difícil".
Así las cosas, cuando parecía que regresaba a Racing, finalmente desembarcó en Boca (club del que se confesó hincha) en julio pasado y luego de lograr la mejor forma física y futbolística, el sábado por la noche jugó por primera vez como titular en el amistoso del Xeneize contra Libertad de Paraguay. Logró un buen desempeño y todo parecía de parabienes hasta que, tras el regreso desde el Chaco a Buenos Aires, ocurrió el accidente que lo involucra y lo vuelve a tener en el centro de un escándalo.