La cita olímpica organizada por Amberes fue considerada la séptima edición, dado que el Comité Olímpico Internacional considera a Berlín como sede de 1916, a pesar de la suspensión que provocó la Primera Guerra Mundial.
En Bélgica no estuvieron presentes las delegaciones de Alemania, Austria, Hungría, Bulgaria, Turquía y Rusia por considerarse responsables del conflicto bélico suscitado por aquella época. En ese contexto, el COI decidió crear un símbolo que resultara un sinónimo de paz internacional: la bandera olímpica que cuenta con cinco anillos entrelazados que representan los colores de todos los pabellones del mundo.
También se incorporó el Juramento Olímpico, que es leído en cada edición por un atleta representante de todos los participantes. Sin embargo lo llamativo del evento deportivo radicó en la hazaña que protagonizó Magda Julin.
La sueca se lució en el Palais de Glace d´Anvers y se adjudicó la medalla de oro en el campeonato de patinaje artístico. La ganadora fue la única mujer en la historia en subirse a lo más alto del podio estando embarazada (4 meses).
Fue un hecho que no volvió a repetirse, aunque también hubo otras deportistas que consiguieron una presea, mientras esperaban aumentar su familia. La alemana Cornelia Pfohl (medallista de plata en Atlanta 1996), se adjudicó un bronce en la edición de Sydney 2000, cuando esperaba a su primera hija. Cuatro años más tarde volvió a intervenir con un embarazo de 30 semanas, pero en Atenas no logró subirse al podio. Como la disciplina era el concurso de arquería, la oriunda de Erlabrunn destacó que se animó a participar de las pruebas porque "tenía garantizado que no habría problemas". "Decidí competir porque me sentía muy bien. Jamás hubiera aceptado si me decían que tendría algún riesgo", agregó la germana para la prensa de su país.
Otro caso similar fue el que vivió la estadounidense Juno Stover Irwin, quien en los Juegos Olímpicos de Helsinki, en 1952, sumó una medalla de bronce en saltos ornamentales, con un embarazo de casi cuatro meses. La californiana volvió a protagonizar de la competencia en Melbourne 1956 y allí consiguió la presea plateada.
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