El sueño de Roger Federer en Wimbledon llegó a su fin en las semifinales, instancia en la que perdió ante Milos Raonic por 6-3, 6-7, 4-6, 7-5 y 6-3. Luego de la temprana caída de Novak Djokovic, el número uno del mundo, crecieron las ilusiones del suizo de lograr su octava consagración en Londres, pero el gran sacador canadiense se quedó con esa esperanza.
Más allá de la derrota, lo que preocupó una vez finalizado el duelo de semis fue el estado físico del número tres del ranking, que sufrió una dura caída durante la disputa del quinto set ante Raonic.
Federer venía de un exigente partido en cuartos de final, que también se definió en el quinto set, ante el croata Marin Cilic y, en el duelo ante el canadiense, el físico le jugó una mala pasada.
Raonic estaba 2-1 arriba en el quinto parcial y el juego estaba 40-40. Tras un largo peloteo, el suizo se fue a la red, trastabilló y cayó. Tras el incidente, debió solicitar asistencia médica. Aunque pudo volver a la cancha, ya nunca recuperó la forma y perdió el duelo.
"Únicamente espero no estar lesionado", dijo Federer una vez finalizado el encuentro. El suizo expresó su preocupación a sabiendas de que su temporada 2016, que incluyó una artroscopía en una de sus rodillas, ha tenido altibajos por las lesiones
El ex número uno del mundo deseó que la dolencia tras la caída "no sea muy grave" y que "las cosas vayan bien". "Sabré más mañana cuando me levante", agregó.
Finalmente, Federer negó que la caída haya causado su derrota en el partido. "Estuviera fresco o lesionado, no hubiera cambiado gran cosa porque (Raoinic) servía a 230 kilómetros por hora de todas las maneras", argumentó.