Tras empatar 0-0 en los 90 minutos reglamentarios, la final de la Copa América Centenario entre Argentina y Chile derivó en el tiempo suplementario. Fue en esa instancia en la que los arqueros se volvieron claves para mantener la paridad en el marcador.
El primero en lucirse fue Sergio Romero. El arquero argentino estuvo atento para quedarse con un cabezazo que, aunque no llevaba demasiada potencia, estaba bien direccionado al segundo palo.
En la jugada posterior, fue el turno de Claudio Bravo. Argentina contó con un tiro libre frontar, Lionel Messi lo ejecutó y Sergio Agüero conectó el cabezazo en el área. Cuando parecía que la pelota se metía en el ángulo superior derecho, apareció la mano salvadora del guardametas del Barcelona para conservar su valla invicta.
Finalmente, esas intervenciones fueron claves para conservar el cero y llevar el duelo a una definición por penales.