Stéphane Charbonnier, dibujante y periodista asesinado en 2015, director por entonces del Charlie Hébdo, decía: "prefiero morir de pie que vivir de rodillas". De esta manera, Gérard Biard plantea los riesgos que trae aparejada esta profesión, el tener que decidir entre el miedo y el silencio. A lo que responde: "tengo ideas, soy profundamente demócrata, humanista, universalista y eso forma parte de mí. Si dejo de decirlo, si dejo de ser aquello en lo que creo, ¿entonces qué voy a hacer?".
Al ser consultado por Infobae, el jefe de redacción del semanario satírico francés reconoce que no eligió ser periodista, pero al mismo tiempo señala que las circunstancias lo acercaron al oficio, en este caso, con la particularidad de no pretender ser objetivo. Eso es Charlie Hébdo.
-Si tuviera que explicar el sentimiento después de los atentados de Charlie Hebdo hoy, ¿qué puede decirnos de la situación, de su situación?
-La situación es un poco diferente de hace dos años y medio. Hace dos años y medio estábamos en shock y tratábamos de "reconstruirnos", de seguir con el diario a toda costa. De seguirlo con la gente que estaba en el diario y que podían continuar, tratando de contar también con otros periodistas y otros dibujantes para poder volver a formar un equipo nuevo y para seguir con ese diario y seguir aportando el discurso que siempre llevamos, los valores que siempre tuvimos. Actualmente, dos años y medio después, todavía queda un sabor amargo porque tenemos la impresión de que la lección no fue aprendida. Tenemos la impresión de ya no se trata de "todos somos Charlie" o no. Obviamente, todo el mundo siente la necesidad de "todos somos Charlie" y obviamente el trauma de este atentado a un diario, en plena democracia en Francia, era algo que jamás había ocurrido, por lo tanto, claro que "todo el mundo era Charlie". De hecho la mayoría no sabía lo que significaba "Charlie".
-Fue muy impresionante, y recuerdo bien esta frase "Je suis Charlie" que resonó en todo el mundo.
-Sí, pero el problema era saber qué quería decir esa frase. Ahora bien, quería decir muchas cosas para distintas personas, pero en ese momento "Charlie" quería decir "Estoy a favor de la libertad de expresión".
-¿Y para usted, qué quiere decir "Je suis Charlie"?
-Yo hace veinticinco años que trabajo en Charlie, y para mí, es una parte de mi vida. Es una gran parte de mi vida. No creo que pueda escribir en otro diario a esta altura. Primero, porque son pocos los diarios en una democracia donde a uno puede que lo insulten, bueno, a pesar de que nos insultan constantemente, o donde a uno lo pueden atacar físicamente o incluso matar sólo por las ideas que tenemos. Al día siguiente al 7 de febrero se decía que éramos "héroes". No es cierto.
-¿No es cierto?
-No hay héroes. Nadie firmó para ser un "héroe". Sólo somos dibujantes y periodistas que expresamos nuestras ideas, que comentamos la actualidad, que damos una opinión. Resultó que esta opinión en un momento dado ya no fue más tolerable para esa gente que en realidad no tolera muchas cosas.
-Después de los ataques de hace dos años y medio ¿piensa que la libertad de expresión tiene límites diferentes?
-Creo que el miedo, con respecto a lo que se dice o incluso a veces respecto de lo que podemos pensar, ha aumentado. Un chantaje terrorista, porque no es sino una extorsión, un chantaje, funciona desgraciadamente. Pienso que es un error, porque todos los que sufren una extorsión saben muy bien que cediendo no es la forma para poder liberarse, al contrario, no hace más que alentarla. Si a la gente que utiliza la violencia para imponer sus ideas se le dijera: "de acuerdo, vamos a adaptarnos un poco a sus ideas, no vamos a decirles más lo que les molesta que digamos", sería como decirles: "están acertados al utilizar la violencia, sigan así".
-Claro, sí. Usted habló de algo muy importante, el miedo. Porque así, con este sistema, logra triunfar.
– Sí, y hay algo muy cruel porque hay gente que llama a este miedo, "respeto". Y no lo digo yo, sino Salman Rushdie. Dijo algo muy importante en una entrevista al diario francés L'Express hace aproximadamente un año, que es algo que yo pienso, desde que estamos en el ojo de esta tormenta, es decir, desde el asunto de las caricaturas de Mahoma en 2006. Salman Rushdie dijo: "Si hoy escribiera Los versos satánicos pienso que todos los que me apoyaron en aquella época hoy no me apoyarían, me tratarían de islamófobo, de irrespetuoso, provocador. Por lo tanto, esto quiere decir que de alguna manera ganó el Ayatollah Khomeini y su Fatwa. Logró imponer esta ley del terror, esta ley del más fuerte que actualmente triunfa completamente. Ya ni hace falta buscar razones para explicar: ¿Por qué? ¿Por qué Dáesh? ¿Por qué Dáesh mata gente por todo el mundo? ¿Por qué hay terroristas que toman como propia esta ideología para difundir el odio? Hay miles de razones y no hay ninguna.
-Porque no existen las razones.
-Existen todas las razones. Es el principio del totalitarismo. Es arbitrario. Al principio es: "Te mato porque no quieres a mi Dios", después será: "te mato porque no te gusta la forma en que yo lo quiero" y después: "mi Dios dijo tal cosa y no estás haciendo realmente eso que dijo". Hay algo que olvidamos, y es que en el mundo, los que más mueren bajo las acciones de Dáesh y los atentados, son musulmanes.
-Sí, así es.
-Son los musulmanes. Claro que nosotros lo sufrimos en occidente, pero es un combate que es mundial.
-Estaba pensando, usted, ¿convive con el miedo?
-No porque soy muy fatalista.
-¿Cree en Dios?
-En absoluto. Soy completamente ateo.
-Bienvenido. Porque, pensaba, si usted creía en Dios, que es importante intentar explicar este fundamentalismo, es imposible.
-No se lo puedo explicar desde el lugar de una persona que cree en Dios. Se lo puedo explicar políticamente. No es ni más ni menos. La religión es una idea. Punto final. No es más que eso. Y es una idea que puede servir individualmente para su propio bienestar personal y también puede servir para controlar una sociedad. Desde el momento en que la religión mete un pie en la política, lleva en ella el totalitarismo. El discurso religioso lleva consigo el totalitarismo. Porque existe una sola ley, que es eterna, inalterable, intocable, que no se la puede contradecir, es lo opuesto a la democracia. La democracia es la ley de todas las leyes, pero podemos discutir acerca de cualquier ley.
-¿La tolerancia?
– No es tolerancia. La tolerancia es otra cosa. Simplemente el principio mismo de la democracia. Como que hay una ley, la votamos hoy, primero la votamos, luego de haberla debatido, y luego sabemos muy bien que vamos a cambiarla. La democracia es trabajo para hacer evolucionar la sociedad. Las religiones en general trabajan para mantenerlas bajo su yugo, o para hacerlas retroceder cuando han evolucionado. A la iglesia católica le tomó unos cuantos siglos rehabilitar a Galileo. Le tomó unos ocho o diez siglos para reconocer que la Tierra era redonda.
-Con el Papa Wojtyla.
-Así es. Cambiar la palabra de Dios es difícil, muy complicado.
-Yo no soy optimista como usted. Para mí la democracia no generó la evolución del ser humano.
-La democracia no la genera por definición, sino que permite hacerlo.
-Comprendo. Una pregunta, tal vez estúpida, pero pensaba en su familia, cuando usted decidió seguir trabajando en "Charlie", aunque le aconsejaron que abandonara la idea, en realidad usted dijo: "No".
-Fue "No". Pero porque mi familia sabe que yo hago lo que se me antoja. Soy cabeza dura.
-¿Pero sus seres queridos debieron decirle qué?
-No, porque mis amigos me conocen. Por supuesto que debieron tener miedo pero me conocen, y a veces se preocupan, pero al contrario, pienso que saben muy bien por qué uno sigue. Y me gusta pensar que porque ellos son mis amigos, harían lo mismo en la misma situación.
-¿Usted eligió esta profesión de ser periodista?
-No, no la elegí. Me fui acercando poco a poco. Siempre escribí. Siempre me gustó escribir, así que fui llegando por lo que llamamos "una combinación de circunstancias". Fui conociendo gente que me fue acercando a la profesión y así llegué a Charlie Hébdo. Es periodismo, pero una forma muy particular de periodismo. Nadie en Charlie Hébdo va a pretender decir que es objetivo.
-Es fantástico. Es una tranquilidad, si no quiero ser objetivo…
-Pero ningún periodista es objetivo. No es verdad. Siempre tenemos una opinión. Siempre se tiene una impresión de las cosas, incluso con un comunicado, si queremos escribirlo lo más neutro posible.
-Es imposible.
– Hay algo en la neutralidad que muestra que tenemos una opinión al respecto.
A continuación la entrevista completa: