La escena es la siguiente: un grupo de amigas de la universidad, entre los 25 y 35 años. Verano en Claromecó, 1995. El invierno anterior habían leído El cuento de la criada, de Margaret Atwood, como parte de las clases magistrales de literatura del Norte de América de la profesora Ana Monner Sans. Esa misma mujer les acercó luego una segunda novela de la escritora canadiense, una fotocopia de su versión traída de Canadá, La mujer comestible (The Edible Woman). Mate y sol, pleno enero, leen en voz alta una novela que les cambiará la manera que tienen de ver sus cuerpos, el mercado de los cuerpos, la mirada del cuerpo femenino. Están en bikini, sus cuerpos moldeados, morenos y deseables recostados en una arena que las abraza y las abrasa. Pero es tarde para esos cuerpos, ya no serán los mismos, no dejarán que se los coma el estereotipo que sobre ellos se dibuja, han leído a Atwood. Ya nada será lo mismo. Una de esas alumnas incluso se fue a Otawa a hacer su maestría en estudios feministas, todo por la puerta que abrió Atwood.
Margaret Atwood nació en Otawa, Canadá en 1939. En la actualidad vive en Toronto con su marido, el escritor Graeme Simpson. Mucho puede decirse de esta mujer cuya obra habla a las claras de una disposición frente a las ideas, de una forma de concebir la literatura que la destaca entre los escritores más importantes de su época. Así que vayamos de a poco para intentar dibujar un mapa que nos permita conocer en detalle la carrera de una escritora que vale la pena leer. Aquí recorremos algunos títulos.
No dejó tema por recorrer. Por ejemplo la re-escritura de un clásico en Penélope y las 12 criadas en el que asistimos a una versión femenina de la Odisea. Conocemos la voz de Penélope, la que espera y la vida de esas 12 criadas quienes, como en toda tragedia griega, agregan en forma coral otro punto de vista, el del oprimido, y juntas todas estas mujeres dan varias vueltas de tuerca al clásico griego. Podemos nombrar también El huevo de Barba Azul, otra escritura posmoderna del clásico en la que Atwood recorre con maestría, a partir de diferentes relatos, el origen de todas las relaciones humanas que luego pueden terminar muy mal. Considerada autobiográfica en varios de los relatos, aquí podemos apreciar la ironía y lúcida manera que tiene la autora de encarar temas referentes a los padres, los amantes, el matrimonio, la amistad. Atwood a pleno.
Una de sus novelas más celebradas, Ojo de gato, narra la historia de una artista plástica que, al volver al Toronto de su infancia para una muestra, comienza a recordar detalles de un período en su vida en el que la amistad, el acoso escolar y la importancia de pertenecer o ser rechazado marcan con firmeza los traumas y resentimientos que podemos llevar hasta la adultez. Una novela imponente, pequeña en su trama, íntima y contundente a la vez. En un tono similar, de mucha introspección y clara observación de la condición humana, reúne en una colección de cuentos sobre la más variada gama de personajes femeninos, historias mínimas en Chicas bailarinas.
En Alias Grace, Atwood viaja al pasado –al siglo XIX-, pero sus temas no cambian. En este caso asistimos a la injusta condena de una mujer acusada de haber cometido un asesinato a sus 17 años. A partir de la visita de un médico que intenta desentrañar el caso a partir de los recuerdos de Grace, vamos construyendo un panorama del siglo en toda su complejidad. La nueva buena es que, Netflix promete estrenar una serie basada en esta bella y triste novela hacia finales del 2018.
En Oryx y Crake la escritora canadiense comienza a transitar cada vez con mayor frecuencia la literatura de ciencia ficción ecologista en la que, a través de historias distópicas, plantea los peligros del calentamiento global, el abuso de la tecnología y la creciente desigualdad social. Vuelve al ruedo con las mismas temáticas, y muchos de los mismos personajes, en El año del diluvio.
Es imposible eludir una de las últimas novedades editoriales que llegaron a la Argentina. En agosto aterrizó una nueva edición de la afamada novela de Margaret Atwood El cuento de la criada, que hace unos meses se estrenó también como exitosa serie, protagonizada por Elisabeth Moss. Es una joya de la literatura distópica de la segunda parte del siglo XX. Escrita en 1985, esta historia se sitúa en una ciudad ficticia pero que sabemos que está ubicada dentro del territorio estadounidense, en un futuro no muy lejano aunque incierto. El país ha sido tomado por un grupo religioso fundamentalista frente a la inminente amenaza de grupos islámicos. El movimiento político que toma el poder basa sus fundamentos en el Antiguo Testamento y revierte todos los avances sociales que existían hasta ese momento. La historia nos llega a través de unos cassettes encontrados, grabaciones clandestinas que el personaje principal deja como registro del horror de una vida que ha girado rotundamente y transcurre entonces una especie de campo de concentración en la que los ojos del poder están constantemente vigilando.
La protagonista de El cuento de la criada se llama Of-Fred (en castellano es De Fred) y es una joven cuyo cuerpo ha resistido la radiación y la contaminación y sigue siendo fértil. Ella, junto con otras jóvenes, es utilizada por familias adineradas y poderosas que no pueden concebir. Rige una estricta teocracia y se reinstalan valores medievales que vuelven a la mujer a la condición de objeto pasivo de recibir órdenes, maltratos y abusos. El nombre Offred significa en efecto "de Fred", que le pertenece a Fred. Fred es su dueño y es el hombre que mantendrá ascéticas relaciones sexuales con ella cada mes, en presencia de su esposa. El clima de opresión y rigor que reina en la novela contrasta con los recuerdos que Offred tiene de su vida anterior, de su marido y de su niña, a los que se niega a renunciar pensando que los ha perdido.
El cuento de la criada es un tratado sobre la libertad, sobre cómo podemos obtener la libertad aun cuando estamos presos física o mentalmente. Es también una novela acerca de los peligros de los absolutismos y el abuso de poder, cuando el control del Estado se vuelve en contra de sus ciudadanos e interfiere en sus vidas privadas o dictamina una sola forma posible de vivir. Es, como todo buen libro, una alegoría acerca de la condición humana, de todo aquello a lo que estamos dispuestos –o no – a hacer para sobrevivir, para defender a los nuestros y para lograr la libertad.
Activista. Ganadora de premios nacionales e internacionales, comprometida con la ecología y desde siempre una defensora feminista con un estilo inigualable, la obra de Margaret Atwood es tan compleja y variada como su autora, dueña de un carisma especial y una cualidad única como escritora. Entre sus obras se destacan ensayos feministas, políticos, antropológicos. Ha escrito guiones para televisión, libros para niños, poesía y teatro. Contundente, variada a la vez que compuesta de una sola pieza esta autora canadiense es sin dudas una de las grandes plumas de la escritura universal del siglo XX y XXI.
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