La historia puede ser muy, pero muy aburrida. Con genealogías monárquicas, crónicas tediosas, relatos de miles de batallas y poca gracia. Hasta ahora.
Joaquín Barañao logra contar datos asombrosos de la historia de la humanidad. Entre algunas curiosidades que muestra en su libro: Colón hundió nueve barcos, Napoleón nació con todos los dientes, los egipcios usaban la grasa humana como perfume, Hitler no tenía aptitudes de liderazgo o Kennedy compró todos los habanos cubanos.
Con 35 años, Barañao se recibió de ingeniero civil hidráulico, trabajó como asesor parlamentario en el Senado, en la Presidencia de la Nación y en el Ministerio del Interior de Chile, país del que es originario. Desde hace 14 años que viene recolectando datos en datosfreak.org, los que decidió recopilar y volcarlos en Historia Universal Freak donde contabiliza más de 700 curiosidades.
De esa forma, el investigador chileno logró innovar en la escritura histórica y llegar a conclusiones asombrosas con detalles generalmente desconocidos.
-¿Cuánto tiempo te llevó compilar todos los datos del libro?
-Llevo 14 años recopilando datos. Cuando llegué a 3.200 datos pensé en escribir un libro.
-¿En qué te basabas a la hora de elegir los datos?
-Yo creo que los criterios fundamentales son: primero que sea sorprendente, segundo que sea verificablemente cierto, y en tercer lugar que sea inesperado. Sorprendente e inesperado puede parecer lo mismo pero son diferentes. Este es un libro que se diferencia, por ejemplo, del Récord Guinness porque son cosas que si bien asombran, no te hubieras imaginado que podría ocurrir algo así.
-¿Creés que se recuerdan estos datos porque llaman la atención?
-Creo que son anclas en la memoria. Los datos curiosos al ser memorables te permiten recordar aquello que es esencial.
– ¿Como que Napoleón nació con todos los dientes?
-Sí. La vida completa de Napoleón es súper curiosa. Nació con todos los dientes. Era más alto que la altura media de la época. Además diseñó la bandera de Italia. Es una vida que vivió rápido y lo de la dentadura completa al nacer parece ser un reflejo de eso.
-También contás que nadie creía en Hitler y comentaban que no tenía aptitudes de liderazgo.
-En la Primera Guerra le dicen: "A tí no te vamos a ascender a Sargento porque no tienes aptitudes de liderazgo". Después lidera el golpe de Estado fallido en una cervecería, lo meten preso, sale y The New York Times publica: "Hitler ha avanzado por la prisión". Varias veces se equivocaron sobre la persona de Hitler. Nadie previó ni aproximadamente lo que iba a ocurrir en ese momento. Después, muy cerca de que estalle la hecatombe, en el año 38 lo postulan al premio Parlamentario Sueco, lo nominan al Premio Nobel de la Paz y la revista Time lo elige el hombre del año.
– ¿Colón hundió nueve barcos?
-Sí. Colón era un gran farsante, una persona bastante inepta y eso está demostrado. En su primer viaje a República Dominicana dijo: he visto tres sirenas pero no son tan lindas como las pintan. Después del tercer viaje, a él ya lo habían nombrado gobernador de las Nuevas Tierras, y le escribe una carta a los Reyes diciendo que necesita ayuda y refuerzos para gobernar porque está complicado. No solamente no le mandan ayuda sino que lo mandan a apresar y lo llevan de vuelta a España encadenado. Hizo cuatro viajes y murió sin saber que había descubierto un continente nuevo. Lo más increíble de todo es que, en su primer viaje, convence a los Reyes de que la distancia que él quería cubrir desde España hasta lo que él llamaba Cipango, Japón, era muchísimo menor de lo que de verdad es. Todos los cálculos los hizo mal, multiplicó las millas arábigas por las genovesas que eran más cortas y sumó todos los errores posibles para llegar a una distancia que fuera posible para la tecnología de la época.
-¿Es verdad que dejó 32 hombres la primera vez que viajó?
-Dejó a esos hombres y cuando volvió estaban todos muertos. Todos los que quedaron en América del primer viaje fueron finalmente ultimados por los indígenas. La primera expedición fue una cosa exploratoria en tres naves muy pequeñas, pero la segunda ya no era exploratoria sino que era una expedición de colonización, una cosa enorme con muchos barcos y ahí la historia sigue.
-¿Los egipcios pensaban que la grasa humana era un buen perfume?
-La gente aristocrática se ponía un cono de grasa perfumada en la cabeza y a medida que iba pasando el día, ese cono se iba derritiendo e iba goteando estas partículas de grasa sobre el cuerpo y te iba gradualmente perfumando. Tenían costumbres muy curiosas, también en otro período del Antiguo Egipto, en el que se sacaban cada uno de los vellos del cuerpo, hasta las cejas.
-¿Por qué Kennedy decidió comprar todos los habanos cubanos?
-Una noche fría de invierno le pidió a su secretario personal que vaya a la calle y le consiga todos los habanos Petit Cuban que pudiera encontrar. Pensó que tenía un ataque de ansiedad. Después de un rato llega con varias cajas, Kennedy las mira y comprueba que es una buena cantidad, abre un cajón de su escritorio y saca un papel para firmar el bloqueo a Cuba. Se aseguró bien antes de firmar eso.
-¿Cuánto leíste para poder hacer todo este análisis?
-No tengo el cómputo, pero son decenas de libros. Son 11 años de estar con el radar prendido, siempre alerta buscando cosas y verificando. Amigos que me mandan datos, la comunidad a través de la web que envía cosas también. Es una mezcla de decenas de libros leídos y centenas de referencias consultadas.
-La web es un poco traicionera porque a veces hay mucha información pero no toda es verídica. ¿Cómo hacés para no caer en esa trampa?
-Hay que operar con un agudo espíritu de escepticismo permanente. Estar siempre partiendo de la base de que hay una gran probabilidad de que estas grandes anécdotas hayan sido embellecidas posteriormente o que sean directamente falsas. Lo principal es fijarse quién está detrás de todo esto, o sea, cuál es el prestigio y la autoridad de la fuente. Aunque eso no significa que sea infalible.
-Al final del libro afirmás que la humanidad está en su mejor momento. ¿Por qué lo decís?
-Nunca hemos estado mejor. Es una verdad difícilmente rebatible. Te pongo un ejemplo: iluminación. En la Babilonia del siglo XVII, una obra de iluminación se hacía con una lámpara de sésamo que costaba algo así como 40 horas de trabajo y era una iluminación sucia, poco confiable y que dejaba negro el techo de tu casa. Esto fue cambiando, después se usaba grasa animal. En el siglo XIX, grasa de ballena y por eso casi acabamos con los cachalotes. Había gente que dejaba dos años a su familia para conseguir grasa de ballena e iluminar su casa o la casa de otros. Hoy hice el cálculo, no en Buenos Aires sino en Santiago de Chile, con el sueldo mínimo para conseguir una hora de iluminación hay que trabajar 1,1 segundo. De las 40 horas de Babilonia a 1,1 segundo.
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