"Siempre que haya Torá, habrá sinagoga", dice el rabino Simón Moguilevsky, director del Museo Judío que ocupa algunas salas del edificio de la calle Libertad 785.
Egresado del Instituto Superior de Estudios Judaicos de la Argentina, docente y doctor en Filosofía, el rabino Moguilevsky es un guía de lujo para la visita organizada el viernes 21 de julio, en el marco de la Diplomatura en Cultura Argentina que dicta el Cudes.
"Para que una sinagoga sea considerada tal debe tener el Arca que guarda lo más sagrado para nuestra fe: la Torá, los cinco primeros libros de la Biblia, también llamados Pentateuco. En la Torá, que en hebreo quiere decir enseñanza, están los preceptos según los cuales vivimos", explica.
El templo de la calle Libertad, como se lo suele llamar, es elegante y sobrio. En sus paredes laterales, varias placas de mármol contienen los nombres de miembros de la congregación fallecidos. Las fechas corresponden al calendario hebreo.
También los bancos exhiben placas con nombres de integrantes de la colectividad.
Sobre el arca, cuelga la lámpara de la luz eterna, que, explica el Rabino, representa el candelabro que todos los días encendía el sacerdote en el templo de Jerusalén. Queda encendida cuando se apagan las demás luces.
Sobre la lámpara, la inscripción "Has de saber delante de quien estás", a modo de recordatorio de que se está en un lugar que merece respeto y conducta.
En la cúpula, la estrella de David en cuyo centro cuatro letras representan el nombre del Señor (Adonay).
Con ese versículo en los labios murieron nuestros mártires
Allí también está escrito un versículo del capítulo 6 del libro de Deuteronomio. "El más importante de nuestra fe y que repetimos tres veces al día, con ese versículo en los labios murieron nuestros mártires", explica Moliguevsky. Dice así: "Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es".
Es la frase que define el monoteísmo y que nos recuerda que el judaísmo es la más antigua religión monoteísta. Por algo Juan Pablo II los llamó "nuestros hermanos mayores".
A diferencia del catolicismo, en el que quien oficia la misa es un sacerdote consagrado, en el judaísmo cualquier persona mayor de 13 años puede dirigir las oraciones, aclara el Rabino.
El kipá se usa en el interior del templo como signo de respeto por estar frente a Dios. "Hay otras interpretaciones. Por ejemplo, me enseña que soy un ser humano y hasta acá puedo llegar", dice Moguilevsky señalando la parte superior de su cabeza.
Esta sinagoga pertenece a la Congregación Israelita de la República Argentina, fundada en 1862 y que, luego de tener varias sedes, adquirió el predio de Libertad 785 y comenzó a construir este templo en 1897. La construcción tomó 35 largos años. Se completó recién en 1932.
En 1987 falleció en Europa uno de los hombres más ricos de la época, Mauricio de Hirsch, relata Moguilevsky. Su único hijo había fallecido, entonces dividió su fortuna entre sus hermanos perseguidos en Rusia y el resto del mundo. Compró tierras en varios países para llevar a colonos de Ucrania.
En Argentina sus adquisiciones fueron en Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, La Pampa y Buenos Aires. La primera colonia que aún existe es Moisesville en Entre Ríos, fundada en 1889 cuando llegan los primeros inmigrantes. Es el origen de los llamados "gauchos judíos". De estos tiempos, están exhibidos en el Museo Judío de la calle Libertad utensilios y herramientas usados por aquellos primeros colonos en Entre Ríos.
Rollos de Ester -es decir, de los libros sagrados que continúan cronológicamente a la Torá- y otros pergaminos -algunos milenarios-, libros de oraciones, candelabros y otros instrumentos del ceremonial judío, ajuares para la circuncisión y una "nano-Biblia" que sólo puede ser leída con lupa, entre otros, son algunos de los objetos de la colección de este pequeño pero abigarrado museo.
Se destacan también unos cuadros del pintor Maurycy Minkowski, nacido en Varsovia en 1881 y fallecido en Buenos Aires en 1930, que retrató la vida cotidiana y el sufrimiento de su pueblo.
En el templo, hay ceremonias todos los días, a la mañana y a la noche.
El Museo Judío puede ser visitado de martes a viernes, de 11 a 17 horas.
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