Bienal de Venecia: impacto y potencia en "El problema del caballo", la obra que representa a la Argentina

La creación es de Claudia Fontes. Seleccionada por concurso, la artista vive en Inglaterra desde hace diez años y proyectó las magníficas esculturas especialmente para el lugar en donde se exhiben.

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Diferentes íconos de la identidad
Diferentes íconos de la identidad argentina pueden verse en la obra de Fontes.

Colonialismo, fordismo, arsenales de guerra, naturaleza, ajedrez, virilidad, una línea de tiempo que va del siglo XII al XXI; capitalismo, dominación y sublevación, todo fundido en una obra maestra: El problema del Caballo, la magnífica creación de la artista Claudia Fontes, elegida por concurso para representar a la Argentina en la Bienal de Venecia 2017, recientemente inaugurada.

La instalación escultórica curada por Andrés Duprat –director del Museo Nacional de Bellas Artes-, que le ha quitado el aliento a todos los visitantes, manifiesta las diversas reacciones ante una situación de crisis de los personajes que componen la pieza: una mujer cautiva, un joven en cuclillas observando la silueta del equino en las sombras que proyectan las rocas y un caballo blanco, imponente, que se roba el protagonismo. No obstante la ponderación del equino, el punto de partida de la obra fue el espacio en el que se sitúa el pabellón argentino Sale d'Armi (alquilado por Argentina por 22 años desde 2012) y, por tal motivo, la instalación se encuadra como un site-specific: una obra creada para un lugar determinado.

La figura del joven que
La figura del joven que integra la obra de Fontes, “El problema del caballo”.

Originariamente, aquel lugar funcionaba como taller de fundición de balas y cañones, como depósito de armas para la guerra, y como astillero naval donde se reparaban los barcos mercantes y los buques de guerra, que se construyó en el Arsenale de Venecia entre los siglos XII Y XIII. Es por ello que Fontes decidió utilizar la sala de Arsenales como "objet trouvé" –objeto encontrado-, un hallazgo perfectamente alineado con la intención de su escultura. Al mismo tiempo, la artista logró un uso magistral de los materiales con los que se ha construido el edificio -ladrillo, hierro y madera-, que en aquel entonces eran transportados a tracción a sangre por caballos. Al respecto, sentencia Duprat: "Cautivo en un laberinto sin salida que, paradójicamente, ha sido construido a partir de su propio trabajo, el caballo señala el problema de una naturaleza acosada, conformada por poderes cuyo enigma es preciso desentrañar".

Fontes, autora de la obra,
Fontes, autora de la obra, vive hace diez años en Inglaterra.

Por otro lado, una gran fuente de inspiración para El Problema del Caballo, fue la pintura La Vuelta del Malón, de Ángel Della Valle (1982), que fue la primera obra de arte encargada con el propósito específico de representar culturalmente en el exterior a la Argentina como nación. Este cuadro representa "la conquista del desierto", la apropiación violenta por parte del Estado de las tierras de los pueblos originarios.

Fontes, radicada desde hace diez años en Inglaterra, es una fiel exponente de los asuntos más sensibles de la historia y la sociedad argentina y de las problemáticas en torno a la identidad del país. Es la autora de la famosa escultura Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez, representación de un niño desaparecido sobre el Río de la Plata, que puede verse -no sin sentir emocionalmente el impacto de esa imagen- en el Parque de la Memoria.

 
Claudia Fontes, la artista seleccionada
Claudia Fontes, la artista seleccionada para representar al país en la famosa Bienal

Con El Problema del Caballo, obra creada especialmente para la edición 57ma de la Bienal, la artista se consagró como potencia del arte figurativo argentino. La escena, en la cual se entrelazan pasado, presente y futuro, está basada en los íconos culturales del siglo XIX, en torno a los cuales se construyó artificialmente la identidad argentina. La estética goza de un realismo que logra dar sensación de movimiento pese a la quietud propia de las esculturas. Un caballo -símbolo de protección y lealtad- que corcovea, despeina su crin, y se libera de las ataduras de la dominación; una mujer cautiva que tapa sus ojos con una mano, por temor a todo lo que ha visto, pero que toma valor y extiende su otro brazo para posar su mano sobre el animal, que responde con agradecimiento en sus vibrantes ojos celestes. En ese diálogo gestual, entre animalidad humana y no humana, donde el juego de escalas expresa las emociones que estos dos personajes intercambian, ambos encuentran su refugio, en un lugar de transición y aprendizaje entre las distintas especies.

Otra perspectiva de la obra
Otra perspectiva de la obra expuesta en Venecia.

Más alejado del epicentro de la obra, se lo puede ver al joven en cuclillas tomando coraje para despojarse de todo grillete de la psiquis y decidir qué hacer con la piedra que ha encontrado, una de las 400 rocas que forman parte de la instalación.

Quién le hubiera dicho a Platón que El problema del caballo presentaría la solución a su mito de "El carro alado": el caballo blanco representativo del lado noble del alma que logra despojarse de toda dominación, de la concupiscencia de los deseos desordenados, y de la explotación que implica la tracción a sangre, dejando de ser el animal que tira de un carro para pasar a ser el encargado de brindar resguardo y, con valentía, de guiar a la humanidad hacia un futuro más próspero y esperanzador.

La obra de Fontes es una alegoría de la teoría de la reminiscencia, donde el alma logra traspasar el mundo sensible y terrenal hacia el mundo de los dioses, en el cual lo maravilloso surge a partir del cultivo de las ideas, y en donde el arte habla por los que no tienen voz, y falla a favor de los desprotegidos a través de la belleza. En palabras del célebre escritor checo Milan Kundera: "La belleza es más que la justicia".

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