Un viaje en auto resulta una buena excusa para contarle a su esposa el sueño que tuvo la noche anterior. Ella lo escucha y se da cuenta de que ese relato, que luego se convertirá en una novela, tiene relación con distintas vivencias de ambos: desde una noticia que leyeron en el diario hasta el nombre del pueblo al que se están aproximando, todo aparece en la narración. Es que, según definió con simpleza Pierre Lemaitre, "escribir no es más que reordenar historias ya conocidas" o confeccionar una suerte de "bricolage que consiste en atrapar trozos de memoria". En su segunda presentación pública durante su paso por Buenos Aires, el autor de Vestido de novia y la saga de libros que tienen como protagonista al curioso detective Camille Verhoeven, entre otros, brindó una conferencia en el auditorio de la Alianza Francesa de Buenos Aires acompañado por la periodista y escritora Silvia Hopenhayn, quien describió al escritor como "un autor que ha inquietado mucho" a los lectores.
Hopenhayn aseguró que el trabajo de Lemaitre "refleja un mundo de actualidad y oscuridad" con una sorprendente "vivacidad de la lengua".
El primer tramo del encuentro estuvo destinado a conversar sobre el arte de la traducción en la literatura y a llevar adelante un duelo de lecturas en francés y en castellano.
La periodista aseguró que, pese a lo que se suele suponer, "no siempre la traducción resulta una decepción" y que muchas veces ésta puede llegar a implicar cierto asombro para los lectores. Lemaitre, por su parte, agradeció la tarea de los traductores, a la que definió como "un trabajo ingrato que requiere de una gran abnegación". Para sorpresa del público, contó que solamente conoce el idioma francés, por lo que muchas veces las dificultades a la hora de las traducciones lo exceden.
Como estaba previsto, de inmediato el escritor leyó un fragmento de Recursos inhumanos (Alfaguara) con gran elocuencia. A continuación, Hopenhayn hizo lo propio en español.
Luego continuaron con un fragmento de la última novela del autor, Tres días y una vida (Salamandra), para la que ambos hicieron una introducción. Hopenhayn la describió como una historia que comienza con la maldición que tiene un niño de matar a otro niño. Por su parte, el autor señaló que para este libro utilizó la técnica que había utilizado su anterior obra, Nos vemos allá arriba.
"Allí conté la guerra a partir de la posguerra. De alguna manera miré por el retrovisor.
En Tres días y una vida es la misma técnica, cuento lo que va a pasar después porque el después también es un enigma", sintetizó.
Tras las lecturas Hopenhayn trazó una diferenciación entre las obras de Lemaitre. La periodista remarcó que por un lado están los libros pertenecientes al policial, como la saga que tiene como protagonista al detective Verhoeven, y por el otro se encuentran las novelas negras más recientes, como Recursos inhumanos, que bucea en el inquietante mundo de las relaciones laborales y el desempleo. Sobre sobre la supuesta frontera que divide ambos géneros, Lemaitre señaló: "De algún modo es formal porque necesitamos clasificar. Para poder referenciar, para los editores, para los lectores, para la prensa. Pero esa clasificación no tiene tanta importancia para la literatura. No está en el plano de la creación literaria. Por otra parte, ya no hay novela policial químicamente pura. Las últimas quizás sean las de Agatha Christie."
En una de las más interesantes definiciones del encuentro, el autor sostuvo que el límite que divide a la novela policial más clásica de la novela negra "es el mismo que existe entre la medicina y el psicoanálisis".
"En la medicina se espera curar al paciente para que vuelva a un estado anterior. Así es el policial: hay un crimen, una anomalía social, se investiga, se detiene al criminal y de alguna manera se pacifica", enumeró y agregó: "Con el psicoanálisis y la novela negra es al revés: no se intenta volver a un estado anterior. Se trata de un proceso prospectivo, de sacar a la luz algo.
Por eso muchas veces al hablar de la novela negra se habla de novelas de malestar".
"No es muy audaz hablar de psicoanálisis en Argentina", comentó y provocó una carcajada general entre los presentes.
Al ser consultado sobre la construcción de su inusual detective Verhoeven, el escritor remarcó que el arte del novelista "es fabricar emociones" y que muchas veces en los policiales esa tarea resulta muy difícil.
"La historia muchas veces viene a tapar a los personajes. ¿A quién emocionan los detectives Sherlock Holmes o Poirot?", apuntó y agregó que en el caso del investigador Verhoeven esto es distinto porque él mismo encarna una especie de personaje trágico porque mide apenas mide un metro y cuarenta y cinco centímetros y vive enojado.
"Yo vivo enojado, pero después del (Premio) Goncourt me calmé un poco", señaló y el auditorio volvió a reír.
Consultado sobre si juzga sus libros una vez publicados, el autor concluyó: "Yo soy un contador de historias. De manera general me gustan todos. Contar historias es algo que no hago mal. Esto no es muy sofisticado como pensamiento pero es así. Mi trabajo como escritor es contar historias y dejar que el lector arme su propia moraleja".
La última presentación pública de Pierre Lemaitre en Buenos Aires tendrá lugar hoy a las 20 en la Feria del Libro. El autor dialogará con la escritora argentina Claudia Piñeiro en la sala Alfonsina Storni.