Cuando en 1852 Juan Bautista Alberdi escribió su famoso Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina dejó algo bien en claro: "Gobernar es poblar". Su referencia subrayaba la importancia de que muchas de las vastas tierras que yacían solitarias en el territorio nacional debían ser ocupadas. Así, su convicción estaba en abrir las puertas a los inmigrantes que necesitaban un lugar donde vivir, trabajar, cultivar. De esa forma, forjar un país y una cultura que albergara muchas identidades.
"La Argentina se hizo grande como país de inmigración. Hubo una política de Estado de recibir a la gente con los brazos abiertos", dice Carmen María Ramos, directora ejecutiva de la Cátedra UNESCO de Turismo Cultural (hay tres en el mundo), iniciativa conjunta entre la UNTREF (Universidad Nacional de Tres de Febrero) y la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes. Ella es la organizadora de una serie de conferencias que tendrán lugar en el Museo de la Inmigración (Sede Hotel de Inmigrantes), en Puerto Madero, en la Avenida Antártida Argentina entre Dirección Nacional de Migraciones y Buquebus, del 6 al 10 de abril.
La Argentina se hizo grande como país de inmigración
La herencia de las migraciones, huellas materiales y simbólicas del flujo transatlántico es el nombre del evento que contará con la presencia de más de 200 expositores de 40 países, donde se expondrán una serie de estudios de lo más interesantes. El Comité académico recibió 400 papers, procedentes de 71 países, de los que fueron preseleccionados 205 en inglés y 100 en español.
"Lo que toma es el legado: qué es lo que han dejado esas corrientes migratorias. En nuestra cultura tenemos desde la cocina, hasta bailes y música. Se presentarán estudios variados como la influencia francesa en la vinicultura mendocina o las sinagogas en Moisesville, un pueblo pequeño de Entre Ríos, que tiene arquitecturas destacadas por otros países", cuenta Ramos y asegura que "trabajamos sobre el paisaje cultural y su preservación porque el turismo cultural es una forma de mantener la memoria… un turismo responsable, no depredador, ayuda a la valorizar la memoria".
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Cuando alguien habla de inmigración en Argentina, hace referencia de las grandes, como los que llegaron en la posguerra, pero hubo muchos flujos y muchas comunidades. "Siempre pensamos en los judíos, los italianos y los españoles pero hay pequeñas comunidades de vascos, holandeses, escoceses, muchas, incluso antes de la organización nacional", comenta y destaca la convivencia interreligiosa: "Somos una sociedad que nos peleamos mucho, pero convivimos. Los judíos, los musulmanes y los católicos convivimos bien".
Mientras mayor comunicación hay, y formas de saber lo que pasa en el mundo, más nos sensibilizamos
Pero no sólo está la inmigración, también existe la emigración: argentinos que se fueron hacia otros lugares que "van dejando muchas de nuestras costumbres en esos sitios adonde van; nuestra forma de hablar, por ejemplo. Hace algunas décadas Argentina se convirtió en un país expulsor de su propia gente. Además hay muchas comunidades que vinieron y se volvieron porque no se adaptaron y se llevaron costumbres nuestras".
Este ciclo de conferencias se da gracias a la UNTREF, la Cátedra UNESCO de Turismo Cultural, la Universidad de Birmingham (Reino Unido) y la Universidad de Illinois (Estados Unidos). Entre los participantes estarán los expertos y académicos Aníbal Jozami, Mike Robinson, Helaine Silverman y Lelio Mármora, pero también Charles Forsdick de la Universidad de Liverpool y Alison Phipps de la Universidad de Glasgow. Claro, Argentina es un país muy rico en este terreno.
Mientras mayor comunicación hay, y formas de saber lo que pasa en el mundo, más nos sensibilizamos
Hace ya un tiempo que, como dice Carmen María Ramos, la inmigración es "un tema que ha salido de debajo del tapete". Muchos países se han puesto más duros en su control migratorio, como es el caso de EEUU, con Donald Trump y la construcción del muro con México a la cabeza, y la crisis humanitaria que, según la ONU, es la mayor desde 1945. Por eso, insiste, las migraciones aportan mucha riqueza cultural a la humanidad: "¡Cuántas cosas buenas aportaron las idas y venidas de estos famosos flujos! Sería una lástima que recrudeciera la intolerancia a raíz de los problemas del mundo conflictivo en el que vivimos".
"Frente a los problemas que hay en el mundo, el miedo te cierra. Mientras mayor comunicación hay, y formas de saber lo que pasa en el mundo, más nos sensibilizamos. No vivimos a espaldas de lo que pasa. Ahora está el tema en cada uno, en cada país. O podés asustarte y cerrarte o podés sensibilizarte y abrirte", concluye.
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