Madrid. Enviada especial. La mujer se acercó, sigilosa, y preguntó: "¿Cuánto cuesta esta pintura?". Con satisfacción cordial, el responsable del stand le respondió con la frase más deseada en cualquier feria de arte: "Está vendida". Como muchos de sus colegas, Ariel Authier, de la galería Nora Fisch –una de las galerías incluidas en el envío de la Argentina como país invitado a ARCO- solo tenía palabras de satisfacción en el final de la semana madrileña del arte contemporáneo. Sus artistas vendieron muy bien (grandes coleccionistas compraron obras de Elba Bairon y Juan Tessi y sus creaciones se exhibieron en ARCO y en instituciones como el Museo Thyssen) al tiempo que el interés y el movimiento de curadores, galeristas, críticos y prensa extranjera fue incesante. "ARCO es el comienzo de un año que va a ser muy bueno para el posicionamiento del arte argentino en el exterior", dijo Authier, en una expresión de deseo que pronunció con la convicción de una garantía.
Domingo de cierre: la feria arde de gente por todos lados. Los pabellones 7 y 9 del tradicional predio Ifema explotan de color, texturas, sonidos, formas y movimiento. Las pantallas de video parpadean sin cesar y hombres y mujeres disparan sus celulares ante cada objeto que los maravilla, los sorprende o los provoca. A cada paso, un cochecito de bebé plantea el dilema de si estamos ante un niño que vino con sus papás o ante una instalación más de las que colman los stands de esta gran exposición del arte de hoy.
"Excelente": concreto y contundente, ese fue el término que utilizó Carlos Urroz, director de la Feria, para referirse al resultado de la presencia argentina en ARCO. Luego explicó los motivos a Infobae: "La prensa extranjera ha destacado los contenidos, la calidad de la selección, el potencial del arte argentino tanto de artistas históricos como de artistas jóvenes. Yo estoy muy contento, las galerías están muy contentas. Se han realizado ventas, se han realizado contactos para museos. Las ventas institucionales no son ventas que pasen en el día, hay envío de ofertas, tienen que pasar por la evaluación de un comité que no se cierra con cuatro días de venta de feria. Y hay muchas conversaciones abiertas por parte de las galerías con instituciones europeas, norteamericanas pero esta no es una venta por impulso".
En Slyzmud, que durante estos días exhibió la obra de Sol Pipkin y Faivovich & Goldberg pero que además tuvieron stand tradicional en otra zona de la feria, también terminaron la semana sonrientes. Es el segundo año en ARCO para ellos. "Estamos conformes, contentos", cuenta Larisa Slyzmud. "Recuperamos gastos, vendimos un poco de todos y lo bueno es que hubo mucha aceptación de nuestros artistas por parte de coleccionistas europeos, no solo argentinos". Bárbara Scotto, de Barro, no solo está contenta por los resultados sino que además se divirtió. "La estoy pasando genial" –responde- "es increíble la empatía y el feedback de la gente con las obras, la gente entra y pregunta por la técnica de Marcelo Pombo y muchos dicen: 'me gustaría tenerlo en casa'". En el mismo stand expuso sus esculturas e instalaciones disruptivas de Diego Bianchi, quien además montó en El Matadero su espectáculo Under de sí, una oscura, cruel y también satírica mezcla de instalación, happening y performance protagonizada por decenas de artistas que circuló muy bien boca a boca y tuvo excelente respuesta por parte del público. El balance final, dicen los organizadores, es positivo en general para las puestas de tipo teatral: las muestras de teatro independiente que integraron la sección paralela a ARCO tuvieron sus funciones con salas llenas en un 90%, aseguran.
Para Orly Benzacar, cabeza de Ruth Benzacar y presidenta de la asociación de galerías, el resultado fue bueno en varias dimensiones. "Creo que fue colectivamente una buena feria", dice, "realizamos varias ventas sobre todo a argentinas, tengo una clienta española que también me compró (una obra de Fabio Kacero). En el stand de la sección argentina funcionó muy bien Valentina Liernur y en el stand tradicional vendimos Kuitca, Siquier y otros. Fueron todas ventas privadas, no tuve grandes contactos institucionales esta vuelta". Quien sí vendió y a una gran institución es el galerista Ignacio Liprandi. El Museo Reina Sofía compró una obra de Adriana Bustos, en la que el dibujo de las tapas de varios libros que integraban la lista de libros quemados por la última dictadura se interrumpe con las fotos de las oprobiosas fogatas.
Cuando se le pregunta a Benzacar si cree que esto es el comienzo de un gran año para la promoción del arte argentino responde: "Dios te oiga. Políticamente esta movida es un éxito, el hecho de que haya venido Macri desde el punto de vista político e institucional me parece genial y lo agradecemos todos porque no es lo mismo que un presidente de la Nación –y no me meto en cuestiones ideológicas- acompañe o no una movida de estas dimensiones. Me parece positivo de parte del gobierno que nos avalen a este nivel. Y para ellos es un logro extraordinario porque la tapa de Macri y los reyes les viene fenomenal. Pero nosotros tenemos que evaluar resultados y creo que los resultados son buenos. Aparentemente en lo económico a todo el mundo le fue bien. Lo otro para evaluar es a mediano y largo plazo: qué nos derrama esto, necesitamos que no sea un fuego de artificio que explotó, brilló y se apagó. Me parece que va a quedar porque desde lo institucional se abrió el juego, con galerías que vendieron a instituciones y con galerías jóvenes que se llevan grandes contactos, lo que significa que empieza a haber interés en los artistas. Mi caso es diferente, no vengo con ese nivel de expectativas porque tengo artistas que ya están muy establecidos. Pero las galerías más jóvenes se llevan contactos grossos y esto está muy bueno".
Ahora será la hora de chequear los números y de pensar en frío los resultados. También, de revisar cómo sigue este movimiento que genera tantas expectativas comerciales y de consagración y prestigio. Hacia fin de año será Buenos Aires el gran escenario de una cita clave, la de la primera edición del programa Art Basel Cities, iniciativa de la Art Basel, la feria de arte más importante del mundo que nació en Basilea, Suiza, y tiene extensiones en Miami y Hong Kong. Entre las condiciones de la sociedad entre la feria y la ciudad es la exclusividad por tres años en Sudamérica, es decir: no habrá otros países de la región exhibiendo ese sello durante ese período. Si en ARCO movió Macri, ahora llega el turno para Rodríguez Larreta. Los detalles del evento (aún se desconoce su formato) que comenzará a quitarle el sueño a más de uno se darán a conocer en la próxima edición de ArteBa. Falta poco.