Madrid. Enviada especial. A metros de la Plaza Colón y de su famosa estatua, una clásica postal madrileña, se levanta el domo argentino, una carpa inflable con los colores nacionales en donde se desarrollarán algunas de las actividades pensadas en el marco de la llamada Plataforma ARCO, el programa paralelo que el Ministerio de Cultura ideó para acompañar la presencia del arte argentino en la feria ARCO, que tendrá lugar a partir de mañana. Fue en el domo donde el ministro Pablo Avelluto y el secretario de Patrimonio, Marcelo Panozzo, dieron a conocer entre empanadas y vino la programación con la que los más de cien artistas argentinos buscarán "tomar" Madrid en estos días y en donde además de hablar de los diversos modos que existen de pensar la cultura, el ministro señaló que España y Argentina "se necesitan mutuamente" y confirmó -tal como publicó Infobae– que la inversión estatal fue de 1.150.000 euros, de los cuales solo 150 mil euros fueron destinados propiamente a la feria, mientras el resto se utilizó para montar la programación paralela.
El lugar es un espacio sencillo, en el que se destaca la carpeta de piso, de césped verdadero. Hay mesas y sillas blancas y altas, también almohadones desperdigados. Sentados en unos sillones claros, en un escenario bajo, los funcionarios hablaron y respondieron preguntas sobre el envío argentino, en cuya campaña publicitaria domina el lema "Mira a la Argentina con otros ojos". Con un discurso similar al que utilizó durante la entrevista con Infobae del domingo, en la que habló de la necesidad de privilegiar el arte y la cultura del presente por sobre la natural inclinación argentina a celebrar el pasado ("No queremos volver a ningún período, elegimos el presente"), el ministro Avelluto volvió a decir que no le gusta pensar en este momento como en un "desembarco" porque la palabra tiene "una idea bélica de invasión y vinimos a mostrar lo que hacen los artistas argentinos y para celebrarnos juntos: España y Argentina se necesitan mutuamente. Aquí nos sentimos en casa, somos anfitriones. Nosotros no creemos en una cultura nacional, pensamos que la nuestra es una cultura de mezcla, hibridaciones, cruces".
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"Creemos que esta es una gran oportunidad para lograr un mayor impacto en la visión sobre el arte y la cultura contemporánea y también sobre la Argentina, que tiene un presente tan rico como el de cualquiera de las visiones del pasado", dijo Avelluto, quien señaló que se está trabajando fuerte en lograr una reforma administrativa que permita facilitar que los artistas puedan llevar y mostrar su obra fuera de la Argentina, así como aceitar los mecanismos para que compradores extranjeros puedan comprar arte argentino. Avelluto también destacó que están trabajando en la idea de "desplazar la centralidad metropolitana", ante lo cual una periodista argentina señaló la contradicción de que por un lado se asegure eso y por otro, las galerías que representan al país en ARCO son todas de Buenos Aires. Sin poder contradecir esta información, Avelluto buscó responder por una vía paralela, al señalar que en la delegación hay una gran cantidad de artistas nacidos en provincias y que se consiguieron varios convenios de residencias para algunos de ellos.
España y Argentina "se necesitan mutuamente. Tienen un camino para transitar juntas, un camino que se va a prolongar", aseguró Avelluto. Por su parte, Panozzo –quien fue uno de los organizadores de la muestra paralela– eligió utilizar la imagen de un título del gran escritor Edgardo Kozarinsky (El pase del testigo) para explicar el modo que se trabajó a partir de que terminó su tarea la curadora Inés Katzenstein, elegida por ARCO para seleccionar las 12 galerías participantes. "Sonia Becce –curadora independiente– tomó el testigo donde lo dejó Inés en busca de ampliar las posibilidades de la feria" y se organizaron las múltiples actividades que además de artes visuales contemplan unas veinte actividades de música, arquitectura, teatro, cine y literatura, que tienen lugar por toda la ciudad.
Avelluto volvió a decir que no cree que la cultura pueda ser dirigida desde el Gobierno o "llevada para un lado o para otro, como cuando se confunde cultura con propaganda o difusión partidaria o cuando se beneficia a tal o cual artista por simpatías políticas. Eso es un fracaso. Y el uso de recursos públicos para ese fin es una inmoralidad".
Siguió Avelluto: "La cultura la hacen los artistas, los creadores, los ciudadanos. El Estado debe generar las condiciones para la creación y el consumo de los bienes culturales. No creo que haya una cultura que represente a un gobierno. Creo en este sentido que debe haber una irrestricta libertad, piensen como piensen y crean lo que crean".