Hace poco más de un mes, un coche deambuló solitario por las calles de Arlington, Virginia, ante la mirada incrédula de los vecinos que no lograban entender cómo era posible la proeza. Un Ford Transit plateado sin conductor frenaba en cada semáforo rojo, aceleraba en cada verde, disminuía la velocidad con el tránsito. No había nadie en ninguno de los asientos. Era un conductor fantasma.
Un artículo periodístico fue contundente: "Hay coches sin conductor en las carreteras de Virginia". Al margen de las teorías disparatadas, de conspiraciones inverosímiles, se instaló la hipótesis del vehículo autónomo. Una prueba urbana de la tecnología que se proyecta. A lo que cabía preguntarse: ¿sería legal una prueba en el medio de la ciudad, que pusiera en peligro a peatones y conductores?
Las distintas tomas de video muestran al auto desplazarse sin nadie al mando. No fue hasta que Adam Tuss, periodista de la NBC, se acercó al coche que se develó la verdad: en realidad, era tan solo un hombre disfrazado de asiento. "¿Quién sos? ¿Qué estás haciendo? ¿Podrías parar y hablamos un segundo?", le espetó el reportero. El señor oculto, por su parte, no se dio por aludido. Con la misma parsimonia, retomó su camino.
Here's me trying to talk to a man in a car seat costume @nbcwashington pic.twitter.com/e5humOM7uS
— Adam Tuss (@AdamTuss) August 7, 2017
Ford puso punto final a la incertidumbre. La compañía informó que detrás de esa escena de película había un propósito. O dos, en realidad. En conjunto con el Instituto de Transporte Virginia Tech, buscaban, por un lado, conocer cómo reacciona la ciudadanía al ver pasar un auto sin conductor; un suceso inimaginado hace pocos años. Por otro lado, pretenden desarrollar un sistema de alertas para introducir sin inconvenientes un vehículo autónomo en la circulación diaria.
En el experimento, plantaron una barra iluminada por encima del parabrisas de la camioneta que anunciaba lo que el vehículo haría a continuación. Parpadeo lento significaba "estoy parando". Parpadeo rápido significaba "estoy arrancando". Y una luz blanca estática significaba "estoy manejando en forma autónoma".
Tales señales luminosas buscan entablar un diálogo entre la máquina y el hombre. A diferencia de un texto en una pantalla, funciona como un lenguaje universal capaz de ser comprendido por cualquier persona sin importar su procedencia. Otro sistema que se desestimó fue el de los símbolos, ya que, aseguran, tienen poco apego en la población.
La prueba se extendió a lo largo de un mes. Grabaron 150 horas de cerca de 2.890 kilómetros recorridos en un contexto urbano. Los datos se utilizarán para evaluar la reacción del entorno ante un vehículo vacío que, presuntamente, se mueve solo. Del conductor oculto que saltó a la fama, por su parte, poco se sabe. Permanece tras el disfraz del desconocimiento.
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