Bridget Driscoll se dirigía junto a su hija adolescente May y su amiga Elizabeth Murphy al Crystal Palace de Londres. Iban a ver un espectáculo de baile. Llevaba un paraguas, tenía 44 años y era madre de dos hijos. Arthur James Edsell conducía un Roger-Benz, uno de los pocos vehículos que circulaban en la época y que formaba parte de una exposición automovilística. Transportaba dos ocupantes. Cruzaba los jardines del palacio a una velocidad intempestiva: según los reportes viajaba a más de diez kilómetros por hora cuando el máximo permitido era de 6,4 kilómetros por hora.
Era lunes 17 de agosto de 1896. El automóvil había matado por primera vez a una persona en el mundo. A pesar del grito de "retroceda" del conductor, a pesar de que hiciera sonar una campana que anunciaba su acercamiento, a pesar de que las otras dos personas hayan escapado de la colisión, la señora Driscoll se paralizó. No supo cómo reaccionar: nunca antes había pasado un caso similar. Murió por sus heridas en la cabeza. Fue la primera víctima fatal de un siniestro automovilístico.
En la investigación, los testigos reconocieron que vieron a "un auto viajando a un ritmo imprudente, como un coche de bomberos o tan rápido como un buen caballo podría galopar". El médico forense que realizó la autopsia de Bridget pensó que el hecho podría significar un precedente. "Confío en que esta clase de absurdo no suceda nunca más", imaginó. El jurado devolvió un veredicto de "muerte accidental" después de una investigación que duró seis horas: no se llevó a cabo ninguna acción judicial. De acuerdo a los historiadores y los reportes periodísticos de la época, no nació un esbozo de indignación o histeria pública ante una nueva amenaza de muerte como la imprudencia al volante.
Del primer accidente fatal documentado en la historia hasta la fecha pasaron exactos 121 años. No se cumplió el deseo del médico forense que decretó la muerte del peatón. La Organización Mundial de la Salud -OMS- confirmó que los peatones constituyen la mayor proporción de lesionados o muertos en las calles, con más de 1,25 millones de víctimas en el mundo. De acuerdo al Informe Mundial sobre la Seguridad Vial de 2013 elaborado por la OMS, el 27% de las muertes por accidentes de tránsito afectan a los peatones y a los ciclistas, como usuarios más vulnerables de las vías.
En virtud de estas estadísticas, la Federación Internacional del Automóvil para Latinoamérica (FIA Región IV) realizó una investigación que interpreta estos altos registros: certificó que el casi 30% de los peatones argentinos utiliza dispositivos electrónicos o no respeta las normas de tránsito al circular a pie. Eso contextualiza las cifras que entrega la asociación civil Luchemos por la Vida: más de 1.600 peatones murieron en 2015 en los caminos del país; y un estudio del año pasado identificó que sólo el 6% de los conductores priorizan el paso del peatón. Una razón que sostiene la conmemoración del Día Mundial del Peatón, el actor más vulnerable de los esquemas de movilidad.
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