El Bugatti Chiron podría levantar el asfalto. Sus bestiales prestaciones así lo denuncian: 1.500 CV y 1.600 Nm de par motor, propulsor de 8.0 litros en configuración W16, cuatro turbos, tracción integral, estructura de fibra de carbono y caja de cambios automática de doble embrague. Fue concebido para alcanzar una velocidad punta de 450 kilómetros por hora, pero no puede. El impedimento, sus zapatos: sus neumáticos.
Es considerado por la prensa especializada y por la admiración de la industria el mejor auto del mundo por su genética, su esencia y su mecánica. Dueño de una gran combinación de factores desde la ingeniería encumbrada hasta el diseño deportivo, este hypercar presume de opulencia, de prestaciones y de estética. Sus registros son pura demencia pero por una curiosa razón improbables, inconscientes. Sus neumáticos son incapaces de digerir el potencial del Bugatti.
Lo develó el piloto probador Andy Wallace: la velocidad punta del Chiron se circunscribe a 420 y no a 450 kilómetros por hora por la respuesta de sus neumáticos. El salvaje deportivo tiene limitada su velocidad máxima vía electrónica. Una llave desbloquea el modo "top speed" limitado a 380 kilómetros por hora: el Bugatti tiene el permiso para alcanzar los 420 kilómetros por hora, cercenado por razones de seguridad. En ese umbral de velocidad, el Bugatti se autolimita y ejecuta un bloqueo preventivo: la suspensión baja y opera el alerón trasero. Hasta allí resisten los neumáticos Michelin.
Wallace sostuvo que alcanza 420 kilómetros por hora con facilidad y que para tocar los 450 kilómetros por hora precisaría de un equipo de neumáticos especialmente reforzados en procura de garantizar seguridad y control. Asimismo, adelantó que Michelin está desarrollando unas cubiertas capaces de responder con eficiencia las exigencias del mejor deportivo construido jamás por la industria automotriz.
La fabricación cumbre de la marca francesa desafió a la física y expuso el concepto de que no hay compañías de neumáticos con facultades para tolerar la potencia de su componente aerodinámico. No existe ninguna cubierta en el mercado con idoneidad suficiente para soportar durante cierto tiempo velocidades cercanas a los registros potenciales del Chiron. El tapón de la válvula de inflado de cara rueda pesa solo 2,5 gramos, pero a 420 kilómetros por hora adquiere un paso de 7,2 kilos que corrompe el neumático.
El Bugatti Chiron fue presentado en el Salón de Ginebra de 2016 bajo un pretencioso lema: "El auto más potente, rápido, lujoso y exclusivo jamás fabricado". Prometía vulnerar los registros récords con sus 450 kilómetros por hora de velocidad máxima: una plusmarca que recién podrá comprobar cuando se calce neumáticos competentes para tales exigencias.
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