Los Juegos Olímpicos son un escaparate, una oportunidad para exponer el lucimiento de una ciudad. Enmarcada en un acontecimiento deportivo de trascendencia mundial, la ciudad sede prepara el contexto con dedicado interés. Tokio pretende manifestar en 2020 la imagen futurista que históricamente acuña Japón: robots que dan la bienvenida, tecnología de avanzada hasta en los baños, transportes y trenes supersónicos, tribus urbanas inspiradas en los mangas y comics. La contienda prevé la distribución, en este escenario urbano, de autos voladores.
Toyota quiere encumbrarse en la fabricación de automóviles aprovechándose del marco de los Juegos Olímpicos de Tokio. Anunció una inversión en "Skydrive", un prototipo desarrollado por 30 distinguidos cerebros jóvenes que en 2012 conquistaron un concurso empresarial para crear un vehículo volador. Cartivator, así se denomina la start-up ganadora de un certamen ajeno a la compañía automotriz, es liderada por Masafumi Miwa, profesor de Ingeniería Mecánica y especialista en drones de la Universidad de Tokushima.
Toyota aportará un equipo de ingenieros mecánicos y financiará con 40 millones de yenes -el equivalente a 355 mil dólares- la fabricación de un "concept car fly" con expectativa de quedar terminado para finales de 2018 y ser comercializado en 2020, contemporáneo a los próximos JJOO. El sueño máximo es que el "Skydrive" participe activamente en la coyuntura del mega evento deportivo: aspiran que su vehículo volador sea el elegido para transportar la llama olímpica que encienda el pebetero en la inauguración de los Juegos.
El prototipo, se presume, será capaz de elevarse a diez metros del suelo y alcanzar una velocidad máxima de cien kilómetros por hora. Medirá 2,9 metros de largo por 1,3 metros de ancho y empleará la misma tecnología que hace volar a los drones: tres ruedas, cuatro rotores y despegue vertical. La intención es, además, multiplicar su beneficio en la ciudad que albergará por segunda vez en la historia los Juegos Olímpicos. Su uso reduciría drásticamente el colapso urbano de las superpobladas ciudades asiáticas y combatir la contaminación desde el reemplazo de los instrumentos de movilidad con vehículos de mecánica sustentable y ecológica.
El interés comercial del Toyota por los autos voladores es tendencia en términos de movilidad alternativa. Es un campo incipiente y próspero. El PopUp es la propuesta del gigante de la aviación Airbus; Kitty Hawk es el proyecto patrocinado por Larry Page, cofundador de Google; la compañía eslovaca AeroMobil Flying Car ya abrió sus reservas para su prototipo con expectativas de entrega hacia 2020; Autonomous Aerial Vehicle es el prototipo de taxis voladores de Dubái, una fabricación de la empresa china Ehang coordinada la Autoridad de Rutas y Transporte de la ciudad de los Emiratos Árabes Unidos. La multiplicación de casos similares revela un norte común. Restará saber cuándo y quién haga realidad un fenómeno de ciencia ficción. Encender el pebetero olímpico sería un comienzo mágico para esta tecnología superior.
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