Magnicidio: del latín magnus -grande-, muerte violenta dada a persona muy importante por su cargo o poder. Testigo mudo, testigo de excepción, el auto como instrumento de transporte público ambientó atentados que cambiaron el curso de la historia. La figura del magnicidio ha acumulado un sinnúmero de acontecimientos de impacto mundial.
Basta con recapitular la cronología de eventos que derivaron en la Primera Guerra Mundial: la muerte del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono austrohúngaro, y su esposa, la condesa Sophie Chotek a bordo de un Gräf & Stift Double Phaeton descapotable el 28 de junio de 1914. El doble asesinato de grupos terroristas e independentistas mereció una etiqueta reconocible para la posteridad -"atentado de Sarajevo"- por haber desembocado en la Gran Guerra. Desde allí hasta la actualidad, dos siglos de historia y decenas de magnicidios que alteraron los parámetros sociopolíticos de la humanidad. Los modernos, los últimos, empiezan por -quizá- el más icónico de los atentados.
John Fitzgerald Kennedy
El 22 de noviembre de 1963, en Dallas, Texas, Estados Unidos a las 12:30 moría John Fitzgerald Kennedy, el trigésimo quinto presidente estadounidense, el cuarto asesinado y el octavo que murió en ejercicio de sus funciones. Viajaba a bordo de su Lincoln Continental X100 descapotable por Elm Street, por la Plaza Dealey, a quince kilómetros por hora, hasta que se situó momentáneamente a 20 metros del edificio del Almacén de Libros Escolares de Texas. Un primer disparo errado, los otros dos certeros: uno en la espalda, el otro -final- en la cabeza. La foto de la primera dama, Jaqueline Kennedy, echada sobre el cuerpo de su marido recorrió el mundo, así como las imágenes de ese sangriento itinerario presidencial.
El asesinato de Kennedy está envuelto en teorías conspirativas, sujeto a especulaciones. Lee Harvey Oswald fue sindicado como el único autor material del crimen. Trabajaba en el Almacén de Libros Escolares, donde encontraron en el sexto piso un fusil de cerrojo Carcano M91/38 con mira telescópica, hipotético punto desde donde se habrían emitido los disparos. Ochenta minutos después del atentado, fue arrestado por la policía local. Siempre negó su participación. Murió el domingo 24 de noviembre, dos días después del atentado. Lo mató Jack Ruby, un mafioso, en estacionamientos subterráneos de una comisaría. Nunca quedó resuelto el magnicidio más emblemático de la historia: hasta la actualidad reviste categoría de misterio sin resolver.
El Lincoln Continental de 1961 era en código el "X100" para el servicio secreto. Luego del asesinato fue sometido a una actualización acabada hasta 1967: cesó su servicio para la Casa Blanca diez años después. El vehículo presidencial que transportó a los presidentes Lyndon B. Jonhson, Richard Nixon, Gerald Ford y Jimmy Carter estuvo expuesto durante varios años en el Museo Henry Ford en Dearborn, Michigan.
Luis Carrero Blanco
El 20 de diciembre de 1973 el almirante Luis Carrero Blanco era víctima del tercer atentado que en el siglo XX derrocara al jefe del gobierno español. Cien kilos de explosivos instalados por un comando de ETA explotaron cuando el presidente transitaba a bordo de su automóvil oficial por la calle Claudio Coello en Madrid. La "Operación Ogro", perpetrada por el grupo armado político-militar, significaba el mayor ataque contra la dictadura franquista. Aún persisten ciertas discrepancias e incógnitas en torno al magnicidio de quien sería el sucesor de Franco.
La violencia del atentado acabó también con las vidas del conductor José Luis Pérez Mogena y el escolta José Antonio Bueno Fernández. El auto, un Dodge 3700 GT, se elevó cinco pisos de altura y cayó en la terraza de un edificio contiguo, sorprendentemente, sin revestir daños. El vehículo, fabricado por Barreiros entre 1971 y 1977, era la evolución del Dart producido a finales de los sesenta. Luego de permanecer por años en el Museo de Ejército en Madrid, hoy descansa en dependencias del Ministerio de Defensa.
Aldo Moro
El 9 de mayo de 1978 yacía muerto Aldo Moro, líder de la Democracia Cristiana y dos veces Ministro de Italia, en el baúl de un Renault 4 rojo, un ícono automovilístico de Europa en el último tercio del siglo XX. Intelectual, culto estadista, hábil negociador, había pactado un acuerdo estratégico de "compromiso histórico", era el acercamiento de las masas católicas democráticas con el Partido Comunista Italiano para lograr un gobierno de unidad nacional. 55 días antes había sido secuestrado por el grupo terrorista Brigadas Rojas, grupo terrorista de extrema izquierda. Las razones: según los autores del magnicidio la Democracia Cristiana era un régimen que oprimía al pueblo y la alianza con los comunistas significaba, a juicio de los terroristas, "un vil intento de construir el consenso proletario a favor de las decisiones del capital".
El asesinato se perpetró en el auto. Fue estacionado en la Via Caetani de Roma, entre las sedes de la Democracia Cristiana y del Partido Comunista Italiano: las dos fuerzas políticas que se habían negado a canjear a Moro por terroristas detenidos. Si bien la autoría material del crimen fue adjudicada a las Brigadas Rojas, las sospechas de una trama oculta salpica a servicios secretos italianos, la CIA, la logia masónica P2 e, incluso, al mismo Vaticano. "¿El asesinato de Aldo Moro? Nada se sabrá mientras los asesinos vivan. ¿Las Brigadas Rojas? No, no… Ellos fueron los ejecutores, sí, pero no los verdaderos protagonistas", reflexionó Gianni Agnelli, presidente de FIAT y uno de los personajes más influyentes italianos de siglo XX, sobre el asesinato de Aldo Moro.
Juan Pablo II
El 13 de mayo de 1981 Juan Pablo II transitaba por la plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano. Lo hacía sobre el tradicional vehículo pontífice: un Fiat 1107 Nouvo Campagnola descubierto en color blanco. Entre la multitud se encontraba Mehmet Ali Agca, un joven turco de 23 años, terrorista. Empuñó una Browning automática calibre nueve milímetros y efectuó cuatro disparos contra el Papa en un hecho histórico que conmovió al mundo. Pero el magnicidio no se materializó: el Sumo Pontífice se recuperó favorablemente de las heridas y la pérdida de sangre. El terrorista portaba además del arma un mensaje conservado en su bolsillo: "Yo, Agca, he matado al Papa para que el mundo pueda saber que hay miles de víctimas del imperialismo". Ante las autoridades el joven musulmán declaró ser "el instrumento inconsciente de un plan misterioso", un concepto que permanece irresuelto en la investigación. En junio de 1981 fue condenado a cadena perpetua y a la pena especial de "aislamiento", pero en el año 200 fue indultado a pedido del Papa y extraditado a Turquía para cumplir sentencia por otros delitos.
El Fiat 1107 Nouvo Campagnola que presenció el atentado fue un regalo de los trabajadores de la fábrica italiana luego de una visita papal a la fábrica en Milán un año antes. El modelo prestó servicios hasta 2007 a pesar del consejo de los organismos de seguridad de prescindir de su uso.
José María Aznar
El 19 de abril de 1995 a las ocho de la mañana un Fiat Tipo, cargado con 40 kilos de explosivos, estallaba mientras un Audi V8 Quattro pasaba a su lado sobre la calle José Silva de Madrid. Era un atentado contra el entonces presidente del Partido Popular y líder de la oposición, José María Aznar, que viajaba a bordo del auto modelo alemán en un recorrido cotidiano de su domicilio hasta su despacho. El blindaje del vehículo y la mala sincronización de los terroristas -atribuido y reivindicado por el grupo armado ETA- al momento de la explosión salvaron la integridad del presidente del gobierno español entre 1996 y 2004, quien únicamente sufrió un corte en la mejilla.
El atentado provocó incontables daños materiales y 16 personas resultaron heridas. Una de ellas, Margarita González, fue la única víctima fatal: murió tras pasar más de tres meses en coma. La berlina de lujo de la automotriz germana -fabricado entre 1988 y 1993- fue posteriormente restaurada para exhibirla en el Salón del Automóvil de Madrid de 1996.
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