Rolls-Royce: por qué el símbolo de la marca esconde historias de amor, arte y guerra

La estatuilla que decora todos los modelos de la mítica compañía británica encubre un relato de amor prohibido y conflicto de clases. Misterios y verdades sobre la escultura más icónica del mundo automotriz. Por qué sus fundadores nunca la avalaron

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El Espíritu del Éxtasis también se llamó Emily, Dama Alada, Susurro, Dama de Plata y Espíritu de la Velocidad
El Espíritu del Éxtasis también se llamó Emily, Dama Alada, Susurro, Dama de Plata y Espíritu de la Velocidad

Charles Stewart Rolls era empresario e importador de autos de lujo franceses. Frederick Henry Royce era un modesto fabricante de autos de lujo. Rolls y Royce se estaban buscando desde antes de encontrarse. Juntos crearon una automotriz: el 15 de marzo de 1906 se fundó Rolls-Royce, el lujo como estandarte. Había nacido una marca distinguida, prestigiosa por fabricar los mejores autos del mundo, habían seducido a la aristocracia: síntoma de un sentido de exclusividad. Interpretaron que para consolidar y soportar el estatus alcanzado debían materializarlo con un símbolo que haga gala de su refinamiento y elegancia: el Espíritu del Éxtasis, la mujer que simula tener alas y viaja siempre sobre cada Rolls-Royce.

Emily. Susurro. Dama de Plata. Señorita Voladora. Su definición inspiró innumerables seudónimos. Oficialmente la escultura es el Espíritu del Éxtasis. Ni el Espíritu de la Velocidad, un título que su diseñador había difundido en la revista Car Illustrated en 1906, ni la Dama Alada, figura que miente sobre su real apariencia: no son alas sino una mujer inflando sus ropajes por el viento. Tampoco reviste carácter oficial la denominación "Ellie in her Nightie" -"Ellie en camisón", traducido- por razones que aluden a su historia secreta.

El Espíritu del Éxtasis es uno de los elementos más distintivos de la industria (iStock)
El Espíritu del Éxtasis es uno de los elementos más distintivos de la industria (iStock)

Secreta o sin confirmación. La leyenda jura que Claude Johnson fue el hábil comerciante que unió los intereses del sr. Rolls y el sr. Royce, el director de la flamante automotriz que acuñó la teoría de "los mejores autos del mundo". Johnson quería distinguir a sus modelos con una tendencia de alta alcurnia: adornar sus automóviles con ilustraciones delicadas, emblemas dignos de reposar sobre el capó de los Rolls-Royce. Charles Sykes, joven escultor e ilustrador, graduado en el London's Royal College of Art, asumió el compromiso.

Eleanor Velasco Thornton, la mujer de la polémica
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Desde 2004, todos los Rolls-Royce tienen una singular herramienta anti-robo: ante el más mínimo toque, la escultura automáticamente se esconde en la parrilla

Sykes había dibujado el símbolo que el Lord Montagu de Beaulieu, importante pionero de la prensa automovilística que editaba Car Illustrated, maquilló su Rolls-Royce Silver Ghost. La estatuilla es Eleanor Velasco Thornton, inclinada, haciendo alas de su ropa. Actriz británica de madre española, fue amante del aristócrata John Scott Montagu, quien en procura de simbolizar su amor prohibido solicitó la tarea. La trama histórica inspiró una segunda escultura cuando la alta sociedad descubrió el significado escondido en la primera ilustración. Sykes diseñó una "Ellie en camisón" más provocadora: la Dama Alada tenía un dedo entre los labios desestimando las acusaciones. Leyenda urbana o verdad a voces, la hija de Charles Sykes cada vez que puede deja abierto el enigma: "Eleanor fue una persona encantadora. Es una historia interesante y si el mito hace feliz a la gente, dejemos que el mito perdure".

No existe ninguna escultura igual a otra: todas son fabricadas en moldes distintos (iStock)
No existe ninguna escultura igual a otra: todas son fabricadas en moldes distintos (iStock)

La figura fue incorporada a la producción en serie en 1911, aunque con condiciones clasistas. Los modelos se vendían únicamente a la nobleza o la aristocracia. Recién en 1920 por su paradójica popularidad todos los compradores, respaldados o no por un título nobiliario, empezaron a recibir vehículos con la icónica estatuilla. Curiosamente, los fundadores de la compañía nunca se manifestaron a gusto con el Espíritu del Éxtasis. Charles Rolls ni siquiera lo supo: murió en 1910 en un accidente aéreo. Henry Royce directamente la detestaba: era dueño de los únicos Rolls-Royce directos de fábrica que no presentaban a la Dama Alada.

El Espíritu del Éxtasis se transformó en un culto. Una película narrada por Kate Winslet homenajeó su épica. En ella se explica el devenir de la marca según la matriz del Espíritu del Éxtasis y la historia de amor entre Eleanor Thornton y Lord Montagu (la mujer murió en el naufragio cuando el barco en el que se escapaban fue atacado por un submarino alemán durante la Primera Guerra Mundial).

Ninguna estatuilla es idéntica a la otra
Ninguna estatuilla es idéntica a la otra
En los Rolls-Royce de la Casa Real Española la escultura original desaparece: la sustituye otra inclinada en señal de reverencia

No hay dos Espíritu del Éxtasis iguales. Cambió de forma once veces en sus 116 años de vida, según los modelos en los que fuera instalado. Su última y actual versión denuncia una altura de 7,5 centímetros -la primera medía 18 centímetros- y está fabricado en acero o cromo inoxidable pulido. Cada figura emerge de la planta de Goodwood con sus propias imperfecciones. Se construye de modo artesanal con un procedimiento denominado "pérdida de cera" como símbolo de su distinción y el privilegio de pertenecer a una clase selecta. La dicha de poseer un auto que exclama la figura de una mujer blandiendo sus alas de tela.

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