El más innovador. El más rápido. El más potente. En la industria automotriz la carrera por conquistar récords es estimulante. Los autos, casi desde sus inicios, han establecido una relación carnal con la lógica de las plusmarcas. Los criterios de su naturaleza exponen una manifiesta obsesión -dosificada en concepto de devoción- por consagrarse en el altar de los récords, sea Guinness o no.
El más futurista, el más autónomo, el más eléctrico. La conquista por inventar al ejemplar que más potencie sus características es un derrotero de varios modelos aspirantes y uno ganador. Una dinámica sinfín que debe actualizarse de modo permanente. Aunque estas marcas suelen ser consignadas de manera en los circuitos, en competencias paralelas records menos convencionales miden sus creaciones. Porque la industria automotriz de tan vasta y multidireccional esconde récords absurdos, osados, ingeniosos y simpáticos.
El más peludo
Un Fiat 500 de 1975 fue recubierto con más de 120 kilos de pelo natural procedentes de la India para valerle su ingreso al Libro Guinness de los Récords como el auto con más cabello del mundo. Maria Lucia Mugno, estilista y peluquera italiana, invirtió más de 85 mil euros, casi un mes de trabajo y contó con la colaboración de su asistente Valentino Stassano.
El vehículo más peludo de la historia mantiene su eficiencia como utilitario urbano, aunque en días de lluvia su peso podría duplicarse y su rendimiento, mermar. En noviembre del año pasado, una plataforma de subastas online había valorado este producto entre 95.000 y 124.000 euros. Sin embargo sus pronósticos de venta no fue particularmente exitoso.
El que más acelera
Un segundo y medio. Lo que un humano tarda en dar un paso o saltar y caer, Grimsel acelera de 0 a 100 kilómetros por hora. Es el logro conseguido fruto de un obstinado grupo de estudiantes suizos, premiados por el Libro de los Récords Guinness por haber creado al auto más rápido de la historia. Firmó la hazaña de aceleración más veloz jamás registrada en tan sólo 1,513 segundos a bordo de un auto eléctrico pilotado por una mujer.
El monoplaza, resultado del trabajo del equipo Formula Student Academic Motorsports Association Zürich's (AMZ), está fabricado íntegramente por fibra de carbono y monta un motor eléctrico de 50 Cv sobre cada rueda que erogan asociados una potencia superior a los 250 caballos y 1.700 Nm de par disponibles para declarar en balanza 167 kilos de peso. Su plusmarca y su condición de vehículo eléctrico supera los registros de los autos de Fórmula 1 más veloces.
El más antiguo en funcionamiento
Un La Marquise fabricado en Francia en 1884 por De Dion, Bouton and Trépardoux es el automóvil más veterano de la historia. El vehículo puede circular a 41 kilómetros por hora de velocidad máxima y cuenta con los permisos habilitantes para transitar en la vía pública. Su estado es impecable a pesar de haber cumplido ya 133 años de vida.
Es uno de los seis modelos que sobrevivieron a la edición exclusiva de 20 unidades de finales del siglo XIX. Y el único ejemplar operativo: se alimenta de carbón para ser propulsado y demanda no menos de cuarenta minutos para alcanzar la presión de la caldera. En 2011 un coleccionista desembolsó por esta reliquia 4,6 millones de dólares.
El más largo
Un invento típicamente estadounidense, fastuoso y limítrofe. Y como tal, fue bautizado American Dream -sueño americano-. Creado en 1989 a cargo de Jay Ohrberg, un fabricante artesanal y diseñador de vehículos encargado de construir piezas automovilísticas para la industria del cine y de la televisión: el Ford Gran Torino de Starsky & Hutch y el DeLorean de Marty McFly en Regreso al futuro son algunas de sus más distinguidas obras.
El vehículo más largo del mundo es una limusina de 30,48 metros. Para conducir un vehículo de doce toneladas de peso y que contenía un helipuerto, una cama de agua King size y un jacuzzi se necesitaban dos puestos de conducción ubicados en cada punta. Para moverlo precisaban de dos motores V8 y estaba emplazado sobre un Cadillac ElDorado de 1976. Su utilidad era verdaderamente dudosa. Nunca realizó grandes traslados. Nació para alzarse con el récord Guinness en 1989 como el automóvil más largo del mundo. Luego acabó en desuso y fue desguazado. Fue comprado en una subasta en 2012 por el Automotive Teaching Museum de Nueva York para iniciar el proceso de restauración.
El más chico
El título es para un micro auto que mide 126 centímetros de largo, 63 de alto y 65 de ancho. Es una diminuta invención homologada para circular por la vía pública que porta un nombre curioso: "Im Big", tal como reza su matrícula. Austin Coulson fue el creador del auto más pequeño de la historia, un récord que ostenta desde 2014. Dispone de un motor monocilíndrico de 110 cc que es capaz de alcanzar los 70 kilómetros por hora, aunque, por la precariedad de sus frenos, su velocidad máxima fue limitada a 40 kilómetros por hora. Alberga tres litros de gasolina que le profieren una autonomía de cien kilómetros. La confortabilidad y la calidad de prestaciones, su deuda.
El que más kilómetros recorrió
Irv Gordon, un profesor del condado de Long Island, presume de tener el auto más fiable de la historia. Cuando lo compró en 1966 no presagió su destino. Su Volvo P1800 acumula más de 4,9 millones de kilómetros en el contador: un promedio de 257 mil kilómetros por año. Su condición de indestructible inspiró a la propia marca sueca a difundir un video que celebre su eternidad. El propietario, orgulloso, consideró que no hay secretos, solo un mantenimiento adecuado. Recorrió un equivalente de 120 vueltas al planeta.
El más bajo
El antagonismo con los Estados Unidos. Japón se ufana de crear productos en miniatura. El Mirai es, concretamente, el automóvil más bajo del mundo. Una creación de los estudiantes y profesores de la Escuela Superior de Ingeniería de Okayama Sanyo, en Asakuchi. Sus dimensiones son aplastantes: 45,2 centímetros separan al piso del punto más alto del auto. Sin embargo, las autoridades japonesas no admitieron permiso legal para su circulación por dos curiosos motivos: la sensación de velocidad que experimenta el conductor al circular pegado al asfalta y el peligro de ser aplastado por los vehículos convencionales.
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