Un capricho napoleónico: la curiosa historia de por qué manejamos por la derecha

El sentido de circulación en gran parte del mundo le debe sus orígenes a los comienzos de la civilización. Cuáles fueron las razones que decretaron la dirección de conducción en cada país y en cada momento histórico. El misterioso origen de una diferencia que divide al planeta

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Una foto repetida en el mundo: el volante en la izquierda y la circulación por la derecha
Una foto repetida en el mundo: el volante en la izquierda y la circulación por la derecha

La civilización reclamaba organización. Izquierda o derecha o anarquismo. El origen de la circulación empata a los albores de la humanidad. El crecimiento demográfico de las primeras urbes demandaba un orden establecido, una conducta homogénea y unificada que orquestara direcciones de tránsito. Hoy resulta un comportamiento tan global, instaurado y natural -tanto como la rebeldía inglesa a contradecir esta pauta- que esconde la hipotética arbitrariedad del caso. ¿Por qué se conduce por la derecha? ¿Por qué en algunos países lo hacen por la izquierda? Los momentos históricos, las reivindicaciones, los antojos y los decisiones sentenciaron el sentido de circulación.

La trastienda de este aparente capricho obedece a la lógica: hubo -habrá- siempre más personas diestras que zurdas. Un descubrimiento arqueológico en 1998 en la vía Romana de Blunsdon Ridge, cerca de Swindon en Inglaterra, mostró huellas de carros en un camino vigente durante el Imperio Romano. La tierra fue testigo de los primeros registros del sentido de circulación. En la antigua Roma conducían por la izquierda. La razón: independizar a la mano hábil para otros menesteres.

Las riendas de los carruajes se tomaban con la mano izquierda. La mano derecha quedaba liberada para fustigar a los caballos. Al manipular el látigo con la diestra el cochero evitaba lastimar a los peatones, a quien lo acompañara y a quien circulara en sentido contrario. También con este método los jinetes desenfundaban la espada con más facilidad y premura en respuesta ante eventuales ataques. Una táctica asimilada por los antiguos caballeros de la Edad Media, quienes en los torneos portaban sus lanzas con la mano hábil, la derecha: la dictadura de la lógica.

El “Dagen H” del 3 de septiembre de 1967 fue el día en que Suecia cambió el sentido de circulación de sus calles. Como lo muestra la imagen, la adaptación no fue fácil
El “Dagen H” del 3 de septiembre de 1967 fue el día en que Suecia cambió el sentido de circulación de sus calles. Como lo muestra la imagen, la adaptación no fue fácil

La historia, así como la humanidad y la evolución del hombre, esconde sus curiosidades con tenues reparos. Es cuestión de aventurarse en los anales histórios. El Papa Bonifacio VII fue el primero en elevar un decreto de circulación en el año 1300. La premisa: coordinar las multitudinarias peregrinaciones a la Basílica de San Pedro y solucionar congestiones en el Puente Sant'Angelo. La legislación designaba la circulación por la derecha.

Pero la hipótesis que resuelve el conflicto histórico de por qué el mundo menos Inglaterra maneja por la derecha pondera la figura de Napoleón Bonaparte. Aunque zurdo de nacimiento, la figura del mítico general francés habría decidido el sentido de circulación más aprobado en el mundo. En su conquista en casi toda Europa instauró una mecánica de circulación que aún perdura. La Revolución Francesa y la imposición napoleónica decretó que la mayoría de los países europeos, influenciados o conquistados por Francia, adoptaran esta regla. Inglaterra, la gran deuda política de Napoleón, sostuvo su sentido de circulación y lo exportó a sus colonias.

En 1756, Londres reguló la circulación en el London Bridge por el lado izquierdo

Inglaterra extendió su manera de circular en los territorios conquistados. Cuando Estados Unidos se independizó ratificó su descolonización con el cambio del sentido de circulación. Una medida para consolidar su independencia. En 1792 ya había creado una norma de circulación que fue ratificándose progresivamente en cada uno de los estados miembros.

La circulación por derecha pasó de ser una decisión arbitraria a una necesidad global de vialidad. La Segunda Guerra Mundial obligó a países como la entonces Checoslovaquia, Hungría y Austria a cambiar la izquierda por la derecha como sentido de conducción. Además de Inglaterra, naciones como Australia, Nueva Zelanda, Japón, India, Malasia, Tailandia, Singapur, Jamaica, Sudáfrica, las sudamericanas Guyana y Surinam y en las Islas Malvinas la circulación por la izquierda perdura.

Un típico taxi londinense en una postal tan inglesa como el Big Ben y la circulación por izquierda (iStock)
Un típico taxi londinense en una postal tan inglesa como el Big Ben y la circulación por izquierda (iStock)

El caso Suecia quizá sea el más paradigmático. Las autoridades interpretaron que la circulación por izquierda les significaba un obstáculo comercial y un peligro para los conductores que cruzaran sus fronteras. Elevaron en 1955 una propuesta de cambio de circulación a referéndum: rechazada por el 82,9% de los votantes. Doce años después, sin embargo, Suecia declaraba el "Dagen H" -"el día H" en sueco (la hache proviene de höger, definición que significa "derecha")-. El 3 de septiembre de 1967 a las cinco de la mañana entraba en vigor la nueva normativa de transitar por derecha. Para garantizar y supervisar la implementación del cambio, fundaron la Statens Högertrafikkommision, la comisión estatal de tráfico por la derecha.

Según un estudio global, el 66% de las poblaciones conducen por la derecha y el 34% restante lo hace de la mano contraria. La conclusión de los expertos le da la razón a Napoleón Bonaparte: como la mayoría de la población es diestra, la palanca de cambios debería ser manipulada por la mano más hábil y permanecer en el centro del vehículo, no cerca de las puertas. Retazos de las curiosidades de la historia, desde cuando la civilización reclamaba organización. La unificación de criterios de conducción parece utopía.

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