La Honda Super Cub desconoce cuál es su mejor propaganda: si la moto más vendida o la más importante de la historia. Presume, a la vez, de ser el vehículo automotor más producido en el mundo. Es la más popular por sus 90 millones de unidades vendidas y la más trascendental por ser factor de revolución de la escena de automoción global. Un ejemplo más de penetración, conquista y popularidad por efecto de propiedades democratizantes, de simpleza y consumo.
Su apellido lo descubre: Cub sintetiza "Cheap Urban Bike", motocicleta urbana económica en su traducción. Redireccionó el rumbo de la historia con una creación modesta, con la austeridad como punto de inflexión. Un modelo sencillo y económico, una moto para todos, fue suficiente posteridad para su era. La leyenda dice que nació de un mero reto comercial. "Si diseñás una moto pequeña, de 50 cc, con una cubierta que tape el motor y los cables, puedo venderla", desafió el joven Takeo Fujisawa, la mente financiera de la incipiente Honda, a su amigo Soichiro Honda, ingeniero y fundador de la compañía.
El diálogo surgió tras compartir un viaje a Alemania en 1956, en pleno fervor de posguerra. La Cub, al igual que el Fiat 500 de Mussolini y el Escarabajo de Volkswagen de Hitler, se concibieron con el mismo plan: motorizar a una comunidad detenida por el estruendo de la guerra. Honda proyectó crear una motocicleta que pusiera en movimiento al mundo. Apeló a reglas de diseño simples: debía ser un vehículo a fabricar a gran escala, excesivamente sencillo de construir, de utilizar y de reparar; que monte un motor pequeño, eficiente y de bajo consumo; que sea económica y popular, atractiva e icónica. Apuntó a un público inexplorado por la industria. La gente común, el ciudadano medio, ya podía conducir y comprar un vehículo de traslado. Su filosofía fue democratizar los recursos de movilidad.
Honda Super Cub: más de 90 millones de unidades vendidas desde 1958 y comercializada en 160 países
Dos años después de la epifanía europea, se concibió la primera Honda Cub. Una apuesta arriesgada de la compañía japonesa al instalar un motor de un cilindro de 50 cc de cuatro tiempos refrigerado por aire asociado a una caja semiautomática de tres velocidades en una era donde predominaban los propulsores de dos tiempos. Esta jugada de ingeniería significaba más durabilidad, mejor rendimiento y menos nivel de emisión contaminante.
Su diseño comparte olimpo con los grandes dibujos de la historia de la automoción. En el altar del Model T de Ford, del Jeep y del Beetle de Volkswagen se ganó un espacio de privilegio la moto popular de Honda. Inundó Asia y prologó su expansión hacia Occidente. En Estados Unidos debió cambiar su nombre a Honda 50, Passport C70 y C90 -según el motor- porque Super Cub es un tipo de avión Piper. Hasta Los Beach Boys le dedicaron una canción llamada "Little Honda". En Europa y en el mercado argentino, por su parte, la moto más vendida de la historia recibió la denominación Wave. Pero en Japón, en mayo de 2015, su figura en formato tridimensional fue admitida por la Oficina de Patentes: una condición inédita en la industria de las motocicletas.
LEA MÁS:
El fascinante mar de motos de la capital de Taiwán
Siete autos míticos que volvieron para recuperar la gloria
El increíble sistema que evita que todas las motos se caigan