El Ave Fénix de la industria automotriz: la historia del primer superauto que resurgió de las cenizas

El Jaguar XKSS finalmente renació: comenzó la entrega de la edición limitada del mítico modelo británico. Considerado el primer superdeportivo de la historia, fue víctima de un incendio en febrero del ’57. Seis décadas después, los nueve ejemplares recuperados volvieron en versión original. Su épica y su tragedia

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Para realizar cada uno de los nueve ejemplares, se invirtieron hasta 10.000 horas de trabajo
Para realizar cada uno de los nueve ejemplares, se invirtieron hasta 10.000 horas de trabajo

El Jaguar XKSS es considerado el primer superauto de la historia de la industria automotriz. Su cronología de eventos enumera un nacimiento inspirado en victorias deportivas, una tragedia de fuego y destrucción, un regreso heroico, una herida abierta que empieza a cicatrizar. Nueve modelos originales -no reinterpretaciones ni réplicas- resurgieron de las cenizas: resucitados, artesanales, tradicionales, cerraron un círculo de la historia.

Antes, su origen. El XKSS fue el D-type de calle. Sir Williams Lyons, conocido como "Mr. Jaguar", extrapoló la mística y la gloria del coche de carrera que venció tres veces consecutivas en Le Mans (1955, 1956 y 1957). Creó el XKSS, una versión "utilitaria" del bólido D-type, una transformación que le valió el mote del "primer superauto del mundo". Bien merecido el homenaje urbano a la laureada trayectoria de los Jaguar de competición.

El XKSS fue el primer superauto de la historia, porque era la versión de calle del D-type ganador de Le Mans
El XKSS fue el primer superauto de la historia, porque era la versión de calle del D-type ganador de Le Mans

Luego, su épica. Su historia de resurrección comenzó hace 60 años, la noche del 12 de febrero de 1957. Un incendio sin culpables ni testigos destruyó nueve ejemplares del Jaguar XKSS. Iban a ser exportados a Norteamérica 25 unidades: solo se entregaron 16. Las restantes, devoradas por las llamas de la planta de Browns Lane, la factoría de los midlands británicos. Los modelos sobrevivientes adquirieron valores heroicos y potenciaron su cotización a niveles siderales. Su belleza, su artesanía, su tradición y la catástrofe acaecida avalaban su condición de pieza única coleccionable. El mismo año del desastre, el Salón del Automóvil de Nueva York presentó en sociedad la familia diezmada de los XKSS. La épica se reconstruía.

Finalmente, su resurrección. A principios de 2017, Jaguar ajustará cuentas con la historia, a seis décadas de su sombra. Hará entrega de las nueve unidades que se perdieron en el incendio a propietarios elegidos entre un selecto grupo de coleccionistas. Cada modelo precisó de diez mil horas hombres -más de un año ininterrumpido de trabajo- para construir un modelo actualizado en términos de mecánica y tecnología, pero tan clásico y artesanal como los sobrevivientes del incendio de 1957. Un reto a cargo de la división Jaguar Land Rover Classic, encargada de sustraer al presente una pieza característica del pasado más glorioso de la industria.

El XKSS es una réplica de época: un desarrollo que aprovechó los dibujos originales de los archivos históricos de Jaguar y las innovaciones tecnológicas de los tiempos modernos. Los ingenieros de Jaguar Classic escaneó varias ediciones del XKSS de 1957 para lograr una imagen digital completa del vehículo tradicional. Diseñaron maquetas CAD ("computer-aided design", diseño asistido por ordenador) para la construcción del chasis, respetando las medidas inglesas y la métrica imperial en lugar del sistema métrico decimal. El fabricante de bastidores Reynolds colaboró con el equipo de ingenieros de la firma británica. Los bastidores están soldados en bronce, al igual que los tubos del chasis del primer superauto de la historia.

En el interior, el nuevo XKSS recibe los mismos componentes del modelo original de 1957
En el interior, el nuevo XKSS recibe los mismos componentes del modelo original de 1957

La carrocería fue construida en aleación de magnesio, al igual que el XKSS de antaño. Como los moldes originales desaparecieron, Jaguar Classic utilizó uno simulando las condiciones de los autos fabricados en la década del 50: un proceso tradicional manual de montaje en cadena denominado hand-wheeling. El motor, un D-type de seis cilindros y 3,4 litros que cuenta con 262 CV. El habitáculo, por su parte, es una recreación fidedigna del modelo de aquella época. Cada detalle fue reconstruido de modo exacto: la madera del volante, los relojes estilo Smiths, los botones de metal de la consola de mando, el cuero de los asientos y el acabado en color Sherwood Green. Las únicas modificaciones fueron en rigor de optimizar la seguridad de los ocupantes.

Para potenciar el espíritu de resurrección, los nueve modelos recuperados tienen los números de chasis de la época, en homenaje a los XKSS originales. Una de las unidades fue presentada en el Salón de los Ángeles, tras 18 meses de ardua trabajo de delicada producción y un soberano proceso de manufactura automovilística. El costo de cada unidad es de un millón de libras (más de 1,25 millones de dólares). El precio de la historia del auto renacido de las cenizas.

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