El equipo Special Projects de Ferrari ha salido a la caza de los modelos más singulares y excluyentes de su historia. Su objetivo, quizá, sea sellar una grieta de su pasado. Hace casi medio siglo, emergía como una compañía dedicada a fabricar los mejores deportivos. En aquella época, cada cliente podía elegir el diseñador para la carrocería que más le gustara. El Ferrari 166 MM/212 Export "Uovo" fue el resultado de una construcción hoy inverosímil o reservada para la expresión más calificada de exclusividad. Un one-off único, de carácter excepcional, no tan elegante ni respingado pero que observe la belleza de su propio paño.
RM Sotheby's lo recuperó tras 20 años en cautiverio. Lo expondrá en una subasta que promete ascender a una suma superior a los cinco millones de euros. Y lo exhibe con una parafernalia acorde: una pieza de coleccionistas rescatada del polvo y la sombra, reasignada a su lugar de tesoro auténtico en el gen de la historia del Cavallino Rampante. La muestra parisina Rétromobile lo presentará esta semana. La subasta de Monterey lo venderá en agosto.
El "Uovo" (huevo en italiano) de su denominación descubre su forma peculiar. Carrozzeria Fontana coordinó el plan, el escultor Franco Reggiani lo ejecutó, el conde Giannino Marzotto lo encargó. Sus líneas, originales. Su forma, aerodinámica. Nació como un contrincante de los modelos Ferrari de fábrica de la época, con la premisa de esculpir el viento en tiempos donde las nociones de deportividad e ingeniería aerodinámica eran jóvenes y precarias. El Huevo es un caso más del ingenuo derrotero de vehículos aerodinámicos.
El Ferrari 166 MM/212 Export "Uovo", construido de modo artesanal, fue calificado por su propio dueño como "horriblemente bello". Evidentemente el diseño había generado controversia, no había cautivado a su comprador ni encantado a la casa de Maranello. Giannino Marzotto era un joven conde de 22 años, un niño bien de una familia de alta alcurnia, que había ganado la mítica prueba Mille Miglia en 1953 sobre un Ferrari 195 S con una ventaja de 20 minutos sobre Juan Manuel Fangio, vestido con un traje de alta costura. Aunque, obra de su edad y su oro, no comprendía los criterios de Ferrari ni los misterios de mecánica de su auto, que corría peor que su anterior 166.
Reclutó entonces a Paolo Fontana, responsable de un reputado taller de carrocería, y a Franco Reggiani, un prestigioso escultor. La Carrozzeria Fontana, de Padua, iba a darle forma al nuevo bólido, con un diseño creado en tres dimensiones. Juntos fraguaron la realización del 166 MM/212 Export "Uovo". Un Ferrari no tan lindo pero único y eficaz. En competición, lideró las Mille Miglia y el Giro de Sicilia de 1951, aunque en ambos casos tuvo que abandonar por problemas en el bloqueo del diferencial trasero. El Huevo se impuso, finalmente, en la Coppa Toscana del mismo año.
A finales de la década del '50, el Ferrari 166 MM/212 Export "Uovo" corrió otra carrera en California con otro dueño. En 1986 pasó a manos de otro propietario que decidió llevarlo a Italia y exponerlo en el Museo Enzo Ferrari. Ahora, RM Sotheby's recuperó la condición de pieza única del one-off de Ferrari más "horriblemente bello" de su historia.
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